IMG_20240525_175323

Experto en silencios (Pablo Gonz)

Una novela como esta de Pablo Gonz creo que nace para ser leída del tirón (reparará el lector en que la novela contiene sólo tres capítulos, y cada uno de ellos va sin puntos), a fin de sacarle todo el ju(e)go al ritmo vertiginoso que la novela contiene, ya que desde el principio creo que consigue despistar, al tiempo que interesar, al lector, al no tener muy claro este la tierra que pisa, pues como esas películas en las que un fulano se levanta en la cama de un hospital sin tener idea de quién es, aquí, al protagonista de la novela le sucede algo parecido, cuando despierta en el interior de un barco, al lado de una mujer, sin que las instrucciones que debería recibir por algún pinganillo o chip interno, de un tal Marcel, no lleguen a buen puerto, de esta manera, el personaje será arrojado a la existencia de estas páginas como el recién nacido, lo que explicaría sus acciones balbuceantes, sin saber en ningún momento cómo comportarse, al desconocerlo todo de los demás y de sí mismo, y esta idea en esencia original, estructura la novela, o crea el marco perfecto para todo lo que sucederá luego, de tal manera que el lector, al igual que el protagonista, irán descubriendo juntos cuál es su oficio, qué le sitúa al lado de Louise, de Pawel, del míster, por qué habla polaco, o es capaz de nombrar cada ave, por ejemplo, en su terminología latina, y la narración será un continuo no parar moviéndonos por la geografía nacional, una geografía, no obstante alterada, como veremos, dado que Madrid, por ejemplo tiene puerto, y poco a poco iremos sabiendo más cosas acerca del personaje de Kola, de Colo, que va mudando de nombre, pues todo aquí resulta correoso y asimismo firme por el lenguaje que lo sostiene, profuso y variado, rico en matices, y pensando en términos geométrico, subyace aquí cierta idea de circularidad, tal que la novela acaba como empieza o empieza como acaba y con el lector mareado, como los danzantes de Anguiano, provincia de La Rioja.

Experto en silencios
Pablo Gonz
Sloper
2024
127 páginas

IMG_20240525_114829

Un pulpo en la garganta (Zerocalcare)

El pulpo en la garganta del título es lo que el narrador de esta historia siente después de haber mentido, para irse de rositas, y al delatar a Giulia Cometti, compañera de clase. La narración bascula entre los años del colegio y el tiempo presente (el cómic se publicó en Italia hace más de diez años); es decir entre los catorce y los treinta.

Los años del colegio todos los hemos vivido y sufrido en mayor o menor medida. Zerocalcare aborda esos años tan turbulentos y definitivos con mucho sentido del humor y cariño hacia sus personajes. Lo que evidencia el cómic es que nadie sale ileso y lo que vivieron y sufrieron entonces, siempre estará ahí presente, porque no desaparece, y en todo caso se transforma o se enquista o fermenta, ya que como aquí se dice, Nadie se recupera de su infancia.

Zerocalcare

Ya desde el comienzo el narrador tiene que formar parte de un grupo para no verse excluido. Es ineludible ver, en aquel entonces, por ejemplo, Los caballeros del zodiaco. Y como entre varones la cosa siempre pasa por ver quien la tiene más larga o ver quién le echa más cojones, no le quedará otra que llevar a cabo acciones que le hagan formar parte de esa comunidad, sin medir las repercusiones de las mismas.

Como la imaginación infantil se desata a menudo y abunda en las leyendas urbanas, a una profesora del colegio, a Alexandra, la darán por muerta, o creerán que en el centro la han hecho desaparecer, cuando todo se resolverá de una manera menos peliculera. Alexandra fue cesada porque no hacía buenas migas con el director.

Lo mismo sucede con un niño que presuntamente desapareció. El bosque que rodea el centro es un buen proveedor de leyendas, así, la cabaña en el bosque, llena de fotos porno y a la que acudirán los jóvenes a pajearse, alcanzará asimismo un aura tenebrosa.
Zerocalcare

El clan de los profesores lo representa Arbizzati, a la que tachan de cleptómana, quien todos los objetos que requisa a los alumnos van a parar a su taquilla, como una variante del síndrome de diógenes administrativo. La muerte de la profesara propiciará a los exalumnos la ocasión de volver a verse las caras después de tantos años. También que el narrador consiga quitarse el pulpo de la garganta y contar a Sarah la verdad o que Giulia pueda confesar el amor que sentía entonces por Corrado, el grandullón, al que entre unos y otros le destrozaron la vida.

Zeroccalcare en este espléndido comic me ha permitido volver a tener 10 años, y habitar, sino el mismo espacio, sí el mismo tiempo. Aquellos años de aprendizaje, amistad y camaradería, sin ocultar lo trágico, lo terrible, lo duro y descarnado que resultan a menudo los centros educativos, cuando las identidades están a medio cocer y menudean la violencia, la ignorancia y la rabia.

Un pulpo en la garganta
Zerocalcare
Traducción: Carlos Mayor Ortega
2024
208 páginas
Reservoir Books

IMG_20240522_184451

Notas a pie de instante & El Amén de los árboles (Jesús Montiel)

Mientras leo este libro de Jesús Montiel, me digo que si alguien me preguntase lo que leo, le diría que la pregunta correcta sería: Cómo te afecta lo que estás leyendo. Porque estos textos breves de Jesús, sean aforismos, o bien párrafos preñados de poesía, me emocionan desde la verdad.

Dice Jesús que no ficciona nada aquí, y lo que hace por tanto es ir al pasado: a la casa de la infancia, a colarse entre las piernas de los padres, al colegio de la niñez, a esa piedra fundacional que es saberse (o sentirse o ser) poeta tan joven; o al presente, a las clases en la Universidad, la charla con los mendigos, el trastocamiento que implica ver morir un gato atropellado; y la mirada va también dirigida a esa madre que es la Naturaleza, a sus vástagos: los árboles a los que Jesús dedica su mirada, su atención, y por supuesto sus delicadas palabras, como reza ya desde el título. Esos árboles, como las palabras de Montiel, son el dosel que nos protege del calor y de las inclemencias del tiempo; el refugio a la umbría desde el que vemos la vida fluir, sin oponer resistencia.

Son palabras preñadas de amor, una palabra que se repite mucho, amor defendido no desde la soledad sino desde la búsqueda del prójimo, porque como se dice aquí amor se conjuga en primera persona: tú.
Amor hacia los hijos, porque este bello texto es también, en el breve espacio del aforismo, un canto a la paternidad, a la asunción de la enfermedad de un hijo.

Es un texto que rechaza el infierno y prefiere el paraíso y lo bello, porque están ahí, a mano.
Jesús reflexiona asimismo sobre la escritura y la poesía, sobre cómo siente que comete una traición al hablar de sus libros, porque una vez terminados ya no son sus libros, y le resultan tan lejanos como una estrella, la ruina de una emoción que se ha derrumbado, su escombro, para entendernos.

Ya en su día disfruté mucho leyendo El señor de las periferias, de Montiel. Ahora dejo el libro sobre la mesa y busco con la mirada el cielo y los árboles, abro la ventana (aquí muy presente) y pierdo la mirada hasta el límite de los montes y respiro despaciosamente el aire preñado de humedad, dejando que la lectura haga lentamente su afecto.

Antonia Pozzi

La Antonia. Poemas, cartas y fotografías de Antonia Pozzi (Paolo Cognetti)

¿Qué dirían de nosotros un puñado de poemas, cartas y fotografías? Dependería de su contenido.

Paolo Cognetti pergeña la ¿biografía? de La Antonia con estos elementos. Una biografía que podría ser mínima, por la edad con la que La Antonia murió: 26 años. Sin embargo, la vida de La Antonia dio mucho de sí. Nació en 1912, en el seno de una familia acaudalada. Durante el fascismo, el padre de La Antonia es uno de los hombres fuertes del régimen y Antonia vive entre algodones. No le faltan los viajes, las visitas a la ópera, el personal a su servicio, todo aquello habitual en las familias que eran la flor y nata de la sociedad italiana en las primeras décadas del siglo XX. Pero Antonia aunque se beneficie de su situación, siente pronto manifestarse en ella la vena artística. Saca fotografías, escribe poemas, estudia filología y se doctorará con un estudio sobre Flaubert. Dedica su tiempo a leer y su mundo interior se ve enriquecido con los muchos viajes.

La montaña (o las montañas, a las que acudirá y escalará con frecuencia) será para ella también un referente y cerca de Milán encuentra el paraíso. No está lejos del Cervino, del Monte Rosa, de los dolomitas. Su patria será Pasturo, las montañas serán como un madre, una figura tutelar siempre a mano.

Antonia Pozzi

A pesar de tener todo lo material, Antonia sufrirá lo suyo. Se enamorará, sin haber cumplido los dieciocho, de su profesor de latín y griego: Antonio Maria Cervi. Nacerá a un amor trágico, difícilmente correspondido, furtivo, que acabará feneciendo. De ese amor trágico logrará Antonia recuperarse. Más tarde sufrirá otro desengaño, o un eslabón más en el aprendizaje amatorio, en la relación truncada con Remo. Finalmente, cuando Antonia apenas tiene veintipocos años parece que Dino puede ser el hombre de su vida, aunque las circunstancias no soplarán a favor, siendo Antonia hija del podestà milanés y Dino un antifascista, que lucha por acabar con la injusticia social.

Si hubo quien como Zweig no quiso seguir adelante con su vida a tenor de cómo pintaba el panorama y decidió bajarse del tren en 1942, Antonia, un año antes del estallido de la segunda guerra mundial, quizás viendo el maltrato dispensado a los judíos, muchos amigos suyos lo eran, o quizás porque veía su juventud marchita, y sobre la que se ejercía una cruel opresión, el 3 de diciembre de 1938, busca suicidarse mediante la ingesta de barbitúricos y escribe al mismo tiempo unas notas de despedida. Muere un día después, en casa, rodeada de los suyos.

IMG_20240519_125830

La labor de Cognetti en el libro es la de obrar como una voz en off, aquella que irá hilvanando los jirones de vida de Antonia, disponiendo ante el lector sus poemas, e interpretándolos, las bellas fotografías en blanco y negro, las cartas dirigidas a sus padres, amantes y amigos; cartas y poemas en los que Antonia logra sacar de sí sus pensamientos y sentimientos, vencer sus miedos, reforzar su autoestima literaria.

No sabremos nunca cómo era Antonia, pues no están todas las cartas, ni todos los poemas, ni todas las fotografías, pero con todo lo disponible Cognetti elabora un bello y tierno retrato de la desdichada Antonia, la cual, los años previos a su muerte, comienza su labor como profesora, y en su contacto diario con los niños recibe y da ternura, y se da de bruces con una realidad que hasta entonces le había sido negada y quien sabe también si todo eso no sería otra fuerza más que tiraría irremediablemente de ella hacia el abismo de la nada, hacia la anhelada paz que para algunos solo concede la muerte.

La Antonia. Poemas, cartas y fotografías de Antonia Pozzi escogidos y narrados por Paolo Cognetti
Traducción de Raquel Vicedo
Pepitas de Calabaza
2023
200 páginas