Las Cervalizas (Riaño; Cantabria)

Próximo a la ciudad de Reinosa, en Riaño (Cantabria), y dejando el coche en los toboganes, curso natural del río, con grandes piedras que permiten bajar por las rocas como si de toboganes se tratara, de ahí el nombre y con muchas posibilidades de dejarte las nalgas en carne viva si vas en pelotas o romper el bañador si es el caso, se coge el camino de asfalto que nace en un pequeño aparcamiento al lado de los toboganes. Luego se sigue recto, con el río a nuestra izquierda, y al cabo de unos veinte minutos vemos una señal en madera que nos indica la dirección hacia las Cervalizas. Un poco más adelante la senda se desdobla, nosotros seguiremos por el camino de la izquierda. El que asciende es un camino que nos conduce al Balcón del Oso. Por el camino seguimos recto caminando alternando zonas de sombras bajo los árboles y a la solana.

Al cabo de unos veinte minutos, siempre ascendiendo levemente y sin abandonar la senda, llegamos a un puente que queda a nuestra izquierda y que no se ha de cruzar. Seguimos recto y vemos una poza a nuestra izquierda, luego caminando bajo el lomo de la montaña llegamos a una gran roca, donde detrás hallamos una espectacular cascada. Meter los pies y al poco es ya no sentirlos, pero a las reinosanas nada se les pone por delante y me cuentan que el agua está gélida. Así que es un entrar y salir, tras un fulminante chapuzón.

El regreso es cómodo, más rápido, al ser casi todo el trayecto cuesta abajo. Dejo unas fotos de esta caminata por tierras cántabras. Si os acercáis a ver el nacimiento del Ebro, en Fontibre, las Cervalizas quedan a tiro de piedra, ahora bajan con bastante agua y son una maravilla de la naturaleza.

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Devaneos.com

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Dedaleras. Flor que descubro con la lectura de Geai de Bobin.

Cascada Las Cervalizas

Lacombe Lucien

Lacombe Lucien (Louis Malle, Patrick Modiano)

Lacombe Lucien es un guion escrito en 1973 a cuatro manos entre Modiano y Louis Malle, con traducción de María Teresa Gallego Urrutia, que se convertiría luego en una película de título homónimo. Buena parte de la producción literaria de Modiano se construye en torno a la memoria y la ocupación de Francia por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Aquí el protagonista es Lacombe Lucien, joven de una aldea rural francesa que quiere formar parte de la resistencia en 1944 y que al no ser admitido en la misma, contrariado, acaba fortuitamente en el lado contrario, colaborando con la policía alemana y al servicio de los nazis.

A Lucien no le alienta ningún tipo de idealismo, parece ser que la ocupación por parte de los nazis no le supone mayor quebradero de cabeza. Formar parte o no de la resistencia parece tratarse de un juego y la suerte de los judíos se la trae al pairo. El caso es que Lucien se enamora de France, la hija de un sastre judío, Horn. Este enamoramiento, que no deja de ser otro capricho más de una naturaleza veleidosa, parece despertar en el mozalbete otro tipo de sentimientos, no necesariamente compasivos.

Formar parte de la policía alemana le permite a Lucien achantar a quien desee, como hará con Horn, de tal manera que si éste no facilita la relación con su hija hará todo lo posible para que lo encierren. Ya sabemos que no hay nada más peligroso que un don nadie con un uniforme. Lucien vive ajeno al malestar y la zozobra en la que se debaten Horn su hija y la madre del sastre, con miedo a ser enviados a los campos de concentración por su condición de judíos, atacados una y otra vez en su dignidad por toda clase de palabras y acciones contra su persona.

Al final parece que el destino siempre juega sus cartas en un sentido u otro, que todo es puro azar: el ser delatado por un vecino, detenido por la policía, ayudado por quien debe ajusticiarte, o salvar el pellejo por ser objeto del enamoramiento de un mozalbete, de cabeza ligera.

El guion son apenas 150 páginas, que no resultan tan descriptivas ni introspectivas como lo son otras novelas de Modiano. Obra ésta que generó polémica cuando se publicó, pues relatos como este son una patada en la línea de flotación de la alabada heroica defensa francesa contra la Alemania nazi.

Patrick Modiano en Devaneos | Un circo pasa, El callejón de las tiendas oscuras, La hierba de las noches, Accidente nocturno, En el café de la juventud perdida, Más allá del olvido, Recuerdos durmientes, Pedigrí

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El contrario de uno (Erri de Luca)

El contrario de uno, con traducción de Carlos Gumpert, es un libro de quince relatos, de corte autobiográfico, escrito por Erri de Luca en 2003. Leyendo otros libros del autor napolitano veo que hay ciertos temas recurrentes que conforman el ser de Luca. Uno es su ánimo combativo, manifestado por ejemplo en La parola contraria. Aquí, vemos en unos cuantos relatos cómo Erri sale a las calles, forma parte de las revueltas, para reivindicar los derechos de los trabajadores o cualquier otro acto de injusticia, haciendo ver al poder que el pueblo cuando se une también puede enseñar el hocico en la confrontación, aunque se lo partan. Las algaradas callejeras tienen su envés romántico, pues ahí el amor fluye, al menos una vez, entre todos los que pueblan las calles y ellas ofrecen su amor a los aguerridos e idealistas jóvenes e incluso desde las cimas de las laderas se reúnen ellos y ellas para cantar y dar ánimos a los que próximos, permanecen encarcelados.

Ante las fotos de Erri uno ve un tipo sarmentoso, la cara cincelada con piolet, en sus pupilas brilla una naturaleza mineral, la propia de las montañas que a Erri le gusta escalar y que era el sustrato narrativo de su novela La natura expuesta. Ese es el otro tema recurrente: la montaña. En varios relatos, Erri se ve secundado por mujeres que buscan la cima. En un relato, para la mujer, la ascensión deviene una especie de catarsis, la posibilidad de desarraigar de su ser los cantos de sirena del suicidio, de su anhelada extinción, incluso a manos ajenas. En otro, Erri inicia una escalada con una mujer, formando ambos un ente orgánico que asciende montaña arriba, siendo ya lo contrario de uno. Erri, además de buen montañero, sabe muy cómo transmitir con palabras la experiencia de la escalada, la comunión que se establece entre ambas naturalezas, y la sensación de libertad, de ser aire, agua, la plenitud e insignificancia experimentada sobre el lomo calizo de una montaña, en la que todos son intrusos, y la necesidad también de ser humilde y saber cuándo dar la vuelta, regresar y no jugarse la vida en balde. Hay incluso un relato en el que allá arriba, alejado de la peste urbanita se da Erri de bruces con un joven belicoso y malencarado que se afana en lanzarlo a la muerte, al vacío. Quiera que Erri se maneje bien con brazos y piernas y salga airoso de tamaño lance, aunque portando eso sí el escrúpulo, la china en el zapato de la culpa, reverdecida y punzante luego en el recuerdo.

Otros relatos dan cuenta de cómo Erri superó la malaria cuando trabajó en África. Días debilitado, debatiéndose entre la vida y la muerte y cómo, una monja, cual ángel de la guarda, le devuelve a la vida a cucharadas, merced a un caldo de pollo que acabará resucitándolo. Erri cual vagamundo deambula por el orbe, sin mujer ni hijos, aunque amores hubo en su travesía; amores saldados, recuperados en el recuerdo, que ya no duelen, otros quedaron esbozados en los márgenes del deseo, en anuncios no enviados.

Erri trabajó en la construcción tanto en Sicilia (ahí establece el autor una relación entre el Etna y El Vesubio, al tiempo que recuerda anécdotas familiares como la orientación al dormir de su padre en dirección al Vesubio) como en Torino, lo que le brinda la posibilidad de conocer otro tipo de entendimiento humano, el de los peones de las obras como él, que se auxilian en su soledad, melancolía, añoranza. No Erri, que se siente y sabe sólo y no echa en falta lo que nunca tuvo, lo cual no lo hace más libre, pues anida en los relatos una necesidad de cariño, amor, afecto, de completarse, ansia de plenitud, de dejar de ser uno. En el poema que sirve de pórtico al libro, Mamm´Emilia el ser que no es nada acaba naciendo completo y luego esa construcción, dado a luz, es un vivir que supone un acrecimiento inmensamente menor, como si todo fuera, lo es, una cuenta atrás hacia la nada, y uno busca aunque sea a manotazos algún asidero, un pesebre, un caldo caliente, una caricia, un afecto, una sonrisa, algo de luz y calor, ante la noche oscura que se cierne, irremediable, sobre cada uno de nosotros, búsqueda, anhelo: más que cópula carnal, conjunción espiritual, completarse en el otro.

Relación de relatos:

Viento en la cara, Fiebres de febrero, La falda azul, Ayuda, La camisa en la pared, Una mala historia, Anuncio jamás enviado, In nomine, Los golpes de los sentidos, La cuenta, El pulgar arlequín, La pilastra de Rozes, La fábrica de vuelos, La conjunción “Y”, Vino.

Seix Barral. 160 páginas. Traducción de Carlos Gumpert.