Olympus o cualquier otra (lo mismo me da, que me da lo mismo)

Aqui hablaré sobre el trato y servicio que las grandes empresas, en este mundo maravilloso y globalizado prestan al usuario final. El caso trata sobre una cámara digital pero es extensible, a otros sectores; seguros, banca, móviles, adsl, etcétera, cualquier de esos que nos apabullan con anuncios de gente feliz y contenta porque compra sus maravillosos productos. El sector que más queja ha recibido por parte de los sufridos consumidores ha sido el de las telefonías e internet.

En mi caso, adquirimos una cámara digital en una gran superficie ( Centro comercial Berceo ) y en una de sus tiendas de electrodomésticos ( Miró). Pasados once meses desde la fecha de la compra, la bateria comenzó a fallar, así que nos fuimos a Miró, y dado que no se había cumplido el año de garantía, nos la recepcionaron, la bateria y el cargador, ya que no se sabía si el fallo estaba en la batería, en el cargador o en los dos y nos dieron un albarán de entrada. Esto fue el día 12-9-05. Al preguntar a la chica que nos atendió qué tiempo tardarían en devolvérnosla, nos respondió que alrededor de un mes. Pasaron los días, y las semanas y cuando se cumplió el mes, llamé a Miró para interesarme sobre el estado de la reclamación. No sabían nada, pero dijeron que llamarían a Olympus y preguntarían. Entonces hubo una huelga de transportistas, y ya hubo algo a lo que colgar el muerto de la tardanza. Pasó entonces un mes y medio, y la huelga ya había finalizado y los camiones volvieron a las carreteras, así que volví a llamar a Miró. La chica que me atendió me dijo que hablaría con Olympus al día siguiente y me informaría.

Al día siguiente al mediodía, antes de que me llamase ella, la llamé yo, y me dijo que no lograba hablar con Olympus pero que me llamaría en que supiese algo. Le pedí el teléfono de Olympus reparaciones y probé fortuna.

En el teléfono 902 444104 funcionan de una manera muy simpática; suena cuatro veces y a la quinta una voz pregrabada de una señorita dice:

«ha contactado con el servicio técnico, servicio de asistencia al cliente, todas las líneas están ocupadas, rogamos llamen dentro de unos minutos»

Lo mejor de todo es que la llamada finaliza, no hay posibilidad de que te mantengan a la espera. Esta operación la repetí sin éxito media docena de veces entre las doce y la doce y media. Al final decidí llamar y colgar al tercer timbrazo, antes de que me saliese la voz pregrabada, ya que no cogían. Tras una docena de intentos, logré contactar con Olympus en forma de una máquina con voz humana.

Entonces vino el menú de las opciones, la tecla 2, era la que me permitiría «conocer el estado de la reparación», así que al pulsar la misma, otra voz grabada me dijo solemnemente » está siendo transferido«, entonces sonaba cinco veces y !!tachánnnnn!! de nuevo volvemos al principio y al menú de las opciones, volví a pulsar la tecla 2, me transfirieron media docena de veces, hasta que cuando ya estaba a punto de colgar, apareció una voz humana. Y en esa ocasión tuve suerte, pues otras veces que llamé, tras ir al menú, ser transferido media docena de veces, volvía a la frasecita del principio » ha contactado con el servicio técnico, servicio de asistencia la cliente,todas las líneas están ocupadas, rogamos llamen dentro de unos minutos».

Una vez que pude entablar contacto con una voz humana, tras media hora, siendo transferido por una máquina, de menú en menú, ocurrió lo inevitable. Los datos que yo tenía eran pocos. Tenía el número de reparación que me había dado Miró,y no era el mismo que el de Olympus, no tenía el número de serie de la máquina, así que le dejé mis datos, el señor que me atendió, me tomó el teléfono y quedó en llamarme ( treinta días después no me había llamado). El retraso se trataba quizá de los cargadores, y hasta la semana próxima no los enviarían a los lugares de destino. Pero pasó esa semana y la siguiente.

En resumen que después de 60 días, sigo como al principio, ni sé si la bateria estaba estropeada, o lo estaba el cargador, o las dos cosas o ninguna, pero llevo dos meses sin disponer de mi cámara digital y no sé cuando la podré usar de nuevo. La garantía vence en breve, y visto el percal sólo falta que me devuelvan todo cómo estaba, sin arreglar, para que ahora que vence la garantía no tenga cobertura por la misma. En fin no sabe uno ni que pensar.
( Pocos días después de escribir esto me llamaron para decirme que ya estaba solucionado, entró en garantía y de momento no me ha dado problemas)


Pero algo tengo claro, la próxima cámara digital que compre, ni será en el Berceo, ni en Miró, ni será de la marca Olympus. Me iré a la tienda que tengo debajo de casa, en dónde está una chica muy simpática y afable a la que me encomendaré en caso de que me ocurra un caso similar y da la que estoy seguro al 100% que el servicio postventa que recibiré será infinitamente mejor, que el recibido por estas empresas globalizadas cuyo servicio postventa brilla por su ausencia y en dónde entablar contacto con ellas se antoja empresa ardua y difícil que baja la moral a cualquiera que trata de hablar con ellas. Lo más frustrante es que estas empresas día a día siguen enriqueciéndose, pero dando un servicio pésimo.

Al menos el servico de atención al cliente no es un 906, cómo en el caso de Teléfonica.

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