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Pyongyang (Guy Delisle)

Corea del Norte es hoy el país más hermético del mundo. O eso dicen. Libros como La acusación, de Bandi, parecen confirmarlo. Guy Delisle viajó hace dos décadas, dos meses a Corea del Norte, a la capital: Pyongyang, por motivos de trabajo. Su libro es el testimonio de aquella estancia. Gracias a él podemos hacernos una idea de cómo es vivir en un país totalitario. El libro es la visión del turista al que todo le resulta chocante, como la falta de discapacitados en las calles, los “voluntarios” en los campos, la ausencia de ocio, la falta de alumbrado público, la omnipresencia de Kim Il-sung en estatuas gigantescas y carteles. El enfermizo culto a la personalidad. Los museos desiertos. Las construcciones faraónicas como la Torre Juche o el metro. El calendario adaptado a la fecha de nacimiento de Kim Il-sung. La imposible libertad de movimientos del trabajador extranjero, siempre acompañado por el guía y el intérprete. La imposibilidad de intercambiar ninguna idea (el autor no puede entrar en contacto con ningún norcoreano porque no habla su idioma y porque nadie se le pone a tiro), ya que no hay diálogo, ni reflexión, ni duda, ni cuestionamiento alguno. Para evitar los deslavamientos de cerebro, el Estado ya se ha encargado de crear los campos de reeducación. En 1948 se creó la frontera que separaba las dos Coreas, quedando Corea del Norte desde entonces bajo la órbita comunista. En el cómic también se habla de una reunificación que no parece probable. El PIB per cápita de Corea del Sur es cuatro veces mayor que la Corea del Norte, situado en la posición 125 (de 196 países) por volumen de PIB.

En blanco y negro y con mucho humor, a pesar de que la situación que vivirá Delisle durante dos meses para nada invite a ello, sus viñetas operarán como la cámara oculta en un programa de investigación.

Con el actual dirigente Kim Jong Un, lejos de mejorar la situación del país, este sigue sumido en la paranoia bélica y nuclear, convertido su líder en una amenaza mundial.

Muy bueno.

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