Archivo de la categoría: Novela gráfica

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Tamara de Lempicka (Virginia Greiner, Daphné Collignon)

Tamara de Lempicka (1898-1980) con traducción de Albert Agut Iglesias, guion de Virginie Greiner e lustraciones de Daphné Collignon.

Tamara alcanzó reconocimiento con sus obras art-deco como La Bella Rafaela. Casada en 1918 con el conde Tadeus Lempicki, con quien tuvo a su hija Kizette y más tarde casada con el barón húngaro Raoul Kuffner de Dioszegh. Con la Revolución bolchevique, Tamara y Tadeus se trasladaron a París. Allí siguió con sus estudios de pintura, bajo la dirección de André Lhote. Con trece años Tamara, entonces una niña, se enamoró de las pinturas renacentistas italianas que pudo ver en un viaje realizado con su abuela, a Italia, visitando museos en Roma, Florencia y Venecia.

En 1922 Tamara fue admitida en distintos salones franceses. Lienzos que firmará como Lempitzka, y luego afrancesado su nombre, como Lempicka.

En los años 60, viviendo en Nueva York, constataría que su figura ya había sido periclitada y que nada quedaba de aquellos años locos, los de la segunda mitad de los años 20 (hasta el punto de inflexión que supuso el crac del 29), que son los años en los que se centra esta glamurosa y estilizada novela gráfica.

Tamara de Lempicka

Tamara causó revuelo a su paso. No ocultó su bisexualidad y como pintora y artista, se veía necesitada de experiencias vitales y al igual que los artistas, muy a menudo cuando estos son hombres, prefería los salones, la noche, apurar los cuerpos ajenos, dejando a su esposo e hija en un segundo plano.

La lectura de la novela permite conocer mejor la figura de libérrima Tamara.

El libro se cierra con una biografía mínima de Dimitri Joannidès.

Bueno.

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Senso (Alfred)

Senso, de Lionel Papagalli (Grenoble, 1976), que firma como Alfred, con traducción de Regina López Muñoz, es una humorosa novela gráfica a cuyo personaje, Germano, nada parece salirle bien. Llega a una estación italiana, con retraso, un día de muchísimo calor: es ferragosto. Nadie atienda la llamada de teléfono que hace desde una cabina. En el hotel no encuentra habitación; la habitación reservada no había sido confirmada. Todo pinta muy negro para Germano, pero de pronto, a los alrededores del hotel ha lugar una historia de amor, cuando nuestro personaje encuentra un alma gemela: Elena. Como testigo de su amor, un niño, también al margen, como apartado de la realidad. La novela, en su introito, muestra una pareja practicándose mutuamente sexo oral en la habitación de un hotel. Ese espíritu voluptuoso alimenta el resto del relato, en el que prima el humor y la ironía y la autocrítica, porque Germano resulta entrañable por su manera de ser, por lo difícil que le resulta ahormarse a un conducta normal, vapuleado por el poder antaño y apalizado hogaño por un tipo violento con el que tiene un rifirrafe en el hotel.

Senso

Alfred plantea situaciones tragicómicas donde cuesta deslindar el drama del humor, como en un café con leche, mezcla homogénea en la que resulta imposible diferenciar ambas sustancias.

Lo que mueve a Germano, la razón de su atribulado viaje, es el amor hacia su hija, a la que apenas ve. Una exposición, un retrato de ambos, capaz de remedar tanta desventura.

Muy bueno.

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Las tres vidas de Hannah Arendt. La tiranía de la verdad (Ken Krimstein)

Las tres vidas de Hannah Arendt (con traducción de Carlos Mayor Ortega), me recuerda a otro, Las tres vidas de Stefan Zweig. La novela gráfica de Ken Krimstein, aborda la nada fácil tarea de hacer una autobiografía (vemos que triple. La narración va en primera persona) de la proteica Hannah Arendt, que no se consideraba filósofa, sino más bien una teórica de la política.

Lectora precoz, a los 14 años ya había leído todos los libros de Kant, su paisano, natural de Könisberg y aprendió griego por su cuenta y montó una compañía teatral en la que interpretaba todos los papeles en griego clásico. Ve a su padre, Paul, morir de sífilis (ha muerto de sexo, dice Arendt)
El tratamiento contra esta enfermedad llegaría solo un año más tarde.
Nada a contracorriente. La expulsan del colegio por montar una huelga porque los profesores son tontos. Descubre el sexo a los dieciséis con Hans. Se devana los sesos pensando, ya que necesita saber. Acude a la universidad de Marburgo. De profesor tendrá a Martin Heidegger. Como alumnos Han Jonás, Leo Strauss, Herbert Marcuse, Emmanuel Lévinas. Hannah tiene 17, Martin 35 + esposa + dos hijas. Pero la pasión es más fuerte. A Martin le ataca el demonio, le escribe a Arendt. Y sucumbe a él. Luego, él la aparta, pero a veces la busca, y se encuentran.

Conoce a Günther Stern, judío, primogénito de una de las familias más prestigiosas, intelectuales, artísticas, pudientes de Berlín. Estamos en 1933, conoce a Kurt Weill, Max Ernst, Edward Munch… hablamos del Romanisches Café. La situación se encrespa contra los judíos en Berlín (obligados a llevar en las ropa las estrellas amarillas) y Arendt y Stern piensan en marcharse. Antes charla con Kurt Blumenfeld, este le propone hacer un informe sobre los artículos y textos propagandísticos antijudíos en la prensa alemana actual. Arendt va a la biblioteca, luego detenida, retenida y finalmente liberada. Llama a su madre y juntas deciden abandonar Alemania. Por la ciudad de Karlsbad acceden a Checoslovaquia.

La segunda huida de Arendt tras su paso por Praga es hacia París. Allá coincide con Walter Benjamin sumido en su proyecto secreto sobre los Pasajes. Conoce a Heinrich Blücher. Arendt encuentra trabajo ayudando a niños judíos a salir de Europa. Se comienza a manifestar, también en París el odio hacia los judíos. Y el 1 de septiembre 1939 comienza la Segunda Guerra Mundial y rápidamente muchos países (Polonia, Países Bajos…) caen en manos de Hitler. Las mujeres judías como Arendt son trasladadas desde París al campo de detención de Gurs. Arendt logra escapar. En un pueblo perdido, en Maubuisson se topa con Blücher. En Marsella se reencuentran con Benjamin. Allá hay una oficina de visados. Lugar elegido para dejar Europa rumbo a América para muchos. Benjamin se suicida en Portbou. No está dispuesto a regresar a Francia. Hace entrega a Arendt de un manuscrito que contiene su libro de los Pasajes. Camino de Lisboa, Arendt encuentra la lápida de Benjamin. De allá marchan rumbo a Nueva York. A Arendt le acompaña su madre. Trabaja como au pair, más tarde logra un puesto como profesora en el Brooklyn College. Arendt comienza a ser popular por su pensamiento, propone la creación de un ejército judío, escribe la historia del nuevo judío. En 1943 se pone de manifiesto la existencia de los campos de concentración. Hay muchos que dudan de la veracidad de los campos, del plan de exterminio nazi, lo consideran propaganda. Para Arendt se ha abierto un abismo. En 1945 acaba la guerra. Los Estados Unidos sueltan dos bombas en dos ciudades japonesas: Nagasaki e Hiroshima, más de 200.000 víctimas.

Las tres vidas de Hannah Arendt

Arendt sigue pensando, estudiando, escribiendo. Ve la luz su libro Los orígenes del totalitarismo. Es la primera mujer en ocupar una cátedra en Princeton. Acude a la Selva Negra. Se reencuentra con Martin. No salta la chispa de nuevo. En 1951, Martha, la madre de Arendt coge un barco, deja Nueva York y muere en alta mar. Cuestiona a Martin: La muerte no da nada, Martin, solo la arrebata. En 1958 escribe La condición humana. En 1963 tiene lugar el juicio contra Eichmann. Viéndolo y oyendo sus explicaciones. Acuña el concepto de “banalidad del mal”. Ve en Eichmann a un pesado, un vendedor de aspiradoras, un hombre normal y corriente, lo cual hace sus crímenes aún más horribles. Para ella el mal lo causa gente que nunca toma la decisión de ser buena o mala. Muere en diciembre de 1975. Grosso modo estos son algunos de los acontecimientos vitales de Arendt sobre los que Kem fija su atención.

Magníficamente ilustrado, la novela de Ken sirve (o debería servir) para abundar en el pensamiento de Arendt. Así, me veo ahora leyendo ¿Qué es la política?

Muy bueno.

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Hierba (Keum Suk Gendry-Kim)

Keum Suk Gendry-Kim, en esta espléndida novela gráfica nos ofrece el crudo testimonio de la coreana Lee Ok-sun, nacida en Busan en 1934, a quien sus padres que viven en la miseria entregan adopción pensando que así su hija tendrá un futuro. Lee, siendo apenas una niña es obligada a trabajar como mujer de consuelo, eufemismo empleado para hablar de las esclavas sexuales; de todas aquellas mujeres que el imperio japonés en su lucha contra Corea y China, secuestró y condenó a ser violadas sistemáticamente por sus soldados. La autora presta asimismo atención a las barbaridades cometidas por los japoneses en Nankin, prendiendo fuego a civiles a quienes habían bañado con petróleo, entre ellos mujeres y niños. Más de 300.000 civiles fueron ejecutados. Lee es trasladada a una base aérea en China.

El testimonio de Lee no ofrece asideros ni atisbo alguno de esperanza. Tras muchos años ejerciendo como esclava sexual, al finalizar la segunda guerra mundial, llegan las tropas rusas al rescate y se suceden de nuevo las violaciones de mujeres coreanas.

Hierba

Lee se casa, pero su marido abandona pronto el hogar. Lee es estéril por las lesiones producidas y un desafortunado empleo de un tratamiento con mercurio. Lee queda a la espera de que su marido regrese, al cuidado de los padres y familiares de él. Más tarde vuelve a casarse con otro hombre que no la ama y la pega, padre de dos niños. Pero decide quedarse, por el niño pequeño, discapacitado. Cuando el marido muere regresa al hogar, a Corea, cinco décadas después, y el encuentro no es el esperado, porque al conocer su trágica historia, su familia, lejos de consolarla y apoyarla la repudia. Y Lee decide marcharse a Gwangju (en Corea del Sur), para instalarse en una de las llamadas Casa del compartir, un refugio para las víctimas de la esclavitud sexual.

Keum realiza sus ilustraciones en negro, color que hace aún más cruda y vívida la historia. La narración se desarrolla a través de las entrevistas que Keum mantiene con Lee, explorando el pasado de esta última. Es necesario no olvidar el pasado. Cuando Lee va buscando las casas de consuelo, se las ve y se las desea porque han sido barridas. Finalmente, en 2015, Japón firmó un acuerdo, para Lee inaceptable, sobre las víctimas de explotación sexual, con el gobierno surcoreano.