Archivo de la categoría: Literatura griega

El banquete (Platón)

El banquete (Platón)

El banquete es una reunión, donde los allá congregados, recostados, hablan, exponiendo su parecer, en esta ocasión sobre Eros. Da comienzo Fedro. Elogia el amor, tal que alguien enamorado es incapaz de cometer actos indecorosos, pues su amado le frenaría. Amor heterosexual y homosexual, pues menta Fedro a la Liga Sagrada, integrada por valerosos soldados homosexuales, cuya actuación fue brillante en varias batallas, según se refiere. Para Fedro, Eros es el dios más antiguo y el más venerable, aquel que permite a los humanos alcanzar la virtud y la felicidad. Para Pausanias, Eros son dos dioses, uno es vulgar, el de Polimnia, y otro es hermoso, el de Urania. Pausanias dice que si se conceden favores a un hombre pérfido se obra pérfidamente, mientras que si se entregan estos favores a alguien bueno, se obra de buena manera. Se recomienda enamorarse de un carácter, no de un cuerpo porque este muda y se marchita. Se ve con buenos ojos complacer por amor, una complacencia que supone servir al otro en todo, un complacer para obtener la virtud, que Lisias cree hermoso. Erixímaco, nos dice que hay que complacer al Eros ordenado, venerarlo, que de no hacerse surge entonces la impiedad. El comediógrafo Aristófanes, habla de tres sexos: masculino, femenino y el andrógino y le da pie para hablar de las lesbianas, del adulterio, así como la génesis de los órganos sexuales…Agatón dice que Eros es el Dios más joven, y se afana en describir sus cualidades físicas, ese canon de belleza que conocemos, lo considera el Dios poeta, el que permite la procreación y perpetuación de la especie. Finalmente Sócrates, como siempre, pone las cosas en su sitio, se sorprende de lo que oye, de esa manera de loar a Eros diciendo cosas en su favor, que son ciertas, y otras que no lo son, pero todo vale, parece ser, cuando uno se deja arrastrar por la pulsión panegírica.
Cuestiona Sócrates recurriendo a las palabras de Diotima la belleza de Eros, dado que si uno desea lo que no tiene, si Eros desea la belleza, es porque de ella carece; una belleza y una fealdad, que nunca serán absolutas, pues lo que no es bello no es feo, sino que se apela por un espacio intermedio entre lo feo y lo bello, lo bueno y lo malo, la sabiduría y la ignorancia. Para Diotima el amor, es el deseo de poseer siempre el bien, de amar un alma más que un cuerpo, cuyo aspecto debe sernos insignificante, un amar creciente que va de los cuerpos, a las normas de conducta, a los conocimientos, para acabar en el conocimiento de la belleza absoluta, para que sepamos lo que es finalmente la belleza en sí, tarea para la que Eros, según Sócrates sería el más oportuno.
El último en hablar es Alcibíades que da su discurso, ebrio, pero ingenioso y certero. Alcibíades loa a Sócrates, loa su forma de ser, pues es el ejemplo de todo lo anterior dicho, porque Sócrates en su búsqueda de la justicia, del alma de las cosas, de la virtud, desprecia la belleza, la riqueza –todo aquello que confunde y enajena nuestros sentidos y nos envuelve en el manto de la voluptuosidad-, e incluso a Alcibíades que se le ofrece como amante, también es rechazado en el sentido amoroso por Sócrates.
Alcibíades al final de su exposición alaba los discursos de Sócrates, pues estos según él tienen sentido, abarcan el mayor número de temas y todo aquello que conviene investigar a todo aquel que piensa llegar a ser noble y bueno. Acierta Alcibíades. Vale la pena abundar en estos diálogos y tenerlos siempre a mano.

Platón

Fedro (Platón)

En Fedro, Platón aborda cuestiones como el deseo, el amor, la persuasión, la inmortalidad del alma, algunos de los cuales ya habían sido abordados más el detalle en otros diálogos, como la inmortalidad del alma en el Fedón, la retórica en el Gorgias, o el amor en el Banquete.

Se reflexiona sobre la retórica, sin llegar al nivel de Gorgias, pero sí que ésta se entiende como un embuste, como un instrumento de dominación y de codicia, y se nombra a aquellos más diestros en este arte, como Gorgias y Lisias. Al hilo de esto Fedro dice:

“quien pretende ser orador, no necesita aprender qué es, de verdad, justo, sino lo que opina la gente que es la que va a juzgar; ni lo que es verdaderamente bueno o hermoso, sino sólo lo que parece. Pues es de las apariencias de donde viene la persuasión y no la verdad”.

A Platón le interesa el tránsito que supone pasar de la oralidad a la escritura; una escritura que fija el pensamiento, algo que a Sócrates no le complacía, porque para él , escribir es pontificar, y el pensamiento, el acto de razonar, lo entiende como un flujo -que no podía permanecer quieto-, máxime cuando el pensar nos lleva a rectificar, a reposicionar nuestros planteamientos, tal que Sócrates no dejará nada por escrito, y fueron los discípulos como Platón, u otros como Jenofonte, quienes quisieron recoger y transmitir el conocimiento de Sócrates por escrito, empleando a éste como personaje principal –en el caso de Platón- de los diálogos platónicos.

Se habla también de la locura, que para Platón puede ser una enfermedad o una inspiración divina –ya sea profética, mística, poética o erótica-. En cuanto al alma, ésta se manifesta con alas, y si en el Fedón se decía que esta ánima podía ir a parar a distintos animales, según como fuera el temperamento y forma de proceder del propietario del cuerpo, aquí propone distintos destinos humanos para el alma, de tal manera que podrá ir a parar a un filósofo, a un tirano, a un poeta, etc.

Respecto al amor, se entiende este como un deseo, que nos puede conducir de forma sensata o bien atolondradamente, un amor que comienza como algo vituperable y acaba siendo algo loable, entendido aquí el amor como un Dios, hijo de Afrodita, que si nos esclaviza y atormenta en nuestro deseo del amado, se ve superado cuando hablamos del amor de verdad, aquel que no busca el cuerpo, sino el alma, cuando nos seduce más un carácter -que se entiende permanente- que un cuerpo, corruptible y mudable.

Meditaciones

Meditaciones (Marco Aurelio)

Marco Aurelio
2016
Ariel
152 páginas

Este texto era uno de los libros de cabecera de Bill Clinton.

Marco Aurelio fue emperador romano, libró batallas, tuvo el destino de un imperio en sus manos y al final de sus días le dio por pensar acerca de lo que había sido su vida, fruto de lo cual plasmó en un papel sus pensamientos, reflexiones, máximas ajenas, que actúan como algo que debemos hacer, como una norma de conducta a seguir en nuestro proceder.

El texto, presentado que como la suma de varios libros, es un batiburrillo que a ratos resulta reiterativo. El mensaje es positivo; hay que tratar con corrección al otro, asumir que somos seres sociales, que nos necesitamos y que debemos respetarnos, que hay que escuchar al otro -también las críticas y reproches que nos hagan- que hay que vivir el ahora (ahí va en la línea de Séneca), que no hay que prestar atención a los que quieren hacernos daño, que hay que ser mesurados y juiciosos (Si no es conveniente, no lo hagas; si no es cierto, no lo digas. Sé dueño de la iniciativa) hay que aprender de los maestros y de los pescriptores con humildad, que hay que domeñar las pasiones de la carne, que nuestra conducta ha de ser intachable, que hemos de ser correctos en nuestro actuar, que la vida es un soplo y hay que vivir el presente, haciendo un buen uso de él, sin anhelar riquezas ni glorias venideras. Entendida la buena fortuna como las buenas inclinaciones del alma, los buenos impulsos, las buenas acciones.

Venera la capacidad crítica y luego recomienda no opinar, pues así nos evitamos problemas y afrentas.

Recomienda vivir de acuerdo con la naturaleza, no ser orgulloso (El orgullo bajo la máscara de modestia es el más lamentable de los orgullos). El hombre está en manos de los dioses, que son los que nos guían, dice Marco Aurelio, es dios interior que es la inteligencia y la razón.

Consérvate sencillo, puro, bueno, grave, natural, amigo de la justicia, piadoso, benévolo, afectuoso, firme en el cumplimiento de tus deberes. Lucha por permanecer tal como la filosofía ha querido hacerte.

Sin estar de acuerdo en todo lo que dice, el libro es interesante por lo que ofrece, por lo que propone, por su claridad y su enfoque humanista, buscando lo positivo, lo constructivo, animándonos a canalizar nuestros esfuerzos en lo importante y no en lo accesorio, lo banal, en aquello que nos debilita y emponzoña.

Nikos Nazantzakis

Lirio y serpiente (Nikos Kazantzakis)

Nikos Kazantzakis
Acantilado
67 páginas
2013
Traducción: Pedro Olalla

En la contraportada leo que Nikos Kazantzakis escribe Lirio y serpiente a sus 22 años, inspirado por una joven irlandesa que le trajo de cabeza. Una obra, ésta, que le atormentó toda su vida, lo que le haría ir entregando todos los ejemplares que le quedaban al fuego.

Batallitas a un lado, lo que nos ofrece Nikos en esta breve obra es el diario de la pasión que devora al narrador, un pintor, cautivo de su amada, su Diosa, y a medida que van pasando los días, a medida que los cuerpos se funden y se desacoplan y ambos vayan cartografiando la piel ajena, cada rincón, cada oquedad, cada pliegue en la piel, en cada noche de pasión y entrega consumada, según se van dando, borrándose, todo se torna más febril, más enajenado, rayano en la locura, y él fantasea entonces con el desierto, la soledad, el recogimiento, pero es una fantasía que se agota tan pronto como siente el cuerpo de su amada cerca, y entonces lo que desea ya no es tomar posesión de ella, ahíto como está ya de ella, sino ir más allá, buscar en el interior carnal de ella y dibujar flores rojas con su sangre sobre la sábana, por ejemplo. La prosa de Nikos es exaltada, delirante, febril, inflamada, pueril a ratos, excusable habida cuenta de su mocedad.

Una tragedia griega amorosa solo puede acabar de una manera.

Una enorme serpiente reptaba sobre la arena y, en sus mandíbulas emponzoñadas, mordía, como acariciándolo, un lirio marchito, pequeño y blanco