Los que sufren
Pablo González Sánchez
editorial dosmanos
2021
190 páginas
El mundo avanza gracias a los que sufren
La novela Los que sufren de Pablo González Sánchez (Puerto de Santa María, 1994) nos lleva al pasado. Las acciones de la banda terrorista E.T.A en Andalucía, la respuesta policial, la guerra sucia, la canción La cadena de Juan Pardo nos sitúan en 1983.
El narrador nos cuenta su historia. No es un narrador fiable, a sabiendas de sus atributos: locura, idoicia (así el texto llega a dislocarse).
Relato el de Pablo febril, delirante, en un terruño masticado por el sol. Tiempo consumido en corridas de toros, ventilándose sol y sombras, asistiendo a peleas de gallos, a la guerra sucia que emponzoña y parangonea a unos y otros. Y ahí está nuestro narrador en todos estos saraos, víctima de la violencia contra las personas, contra los animales, y él mismo como protagonista estelar en la muerte de su padre, confesión hecha en el vestíbulo de la novela.
La figura paterna entrevista como una sombra animosa, un árbol que ha de ser talado. Y el confeso asesino requiere la intervención de su padre y hermano, no la de la madre muerta (sin que alcancemos a conocer cuál fue la participación de su padre en la misma), precisa su comparecencia en su cerebro para explicarse y expiarse, para darse la aprobación y una suerte de imposible redención, ya que la única y verdadera liberación llega con la muerte.
El sufrimiento, un gigantesco corazón convertido aquí en fiereza y garra, en un delirio literario embriagador, en luces que nos llevan al galope hacia la salida, hacia el cartel de EXIT(us).