Me pregunto que hacen nuestros soldados españoles en Afganistán. Sé de uno que está allá y dice que no hacen ninguna misión humanitaria, sino que están plantados en una zona remota del país, a la sopa boba. Claro, eso no sale en ningún medio de comunicación. Desafortunadamente ahora parece que la cosa se va a poner cruda en Afganistán, y que la vida de los soldados Españoles en Afganistán va a ser todo menos cómoda, a tenor de lo que dice esta noticia
Por Terry Friel
KABUL (Reuters) – Los talibanes prometieron el domingo, el día en que Estados Unidos asume el mando de los 33.000 hombres de la OTAN en Afganistán, una ofensiva en la primavera boreal con miles de atentados suicidas.
Cuando el general estadounidense Dan McNeill se hace cargo de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF por su sigla en inglés), la OTAN ha anunciado la muerte de un líder talibán en el sur del país el domingo, dentro de una operación para recuperar la localidad clave de Musa Qala de manos de los insurgentes.
Los talibanes advierten que el 2007 será «el año más sangriento para los tropas extranjeras,» añadiendo que tienen 2.000 suicidas preparados para una ofensiva en primavera.
«Tenemos ya el 80 por ciento de los preparativos para combatir a los americanos y a las fuerzas extranjeras y estamos a punto de comenzar la guerra,» dijo Mullah Hayatullah Khan, un líder de la insurgencia de 35 años, a Reuters en una base secreta en el este del país el sábado. Sigue leyendo

El coche, ese gran invento que nos hace tanto bien y que tanto nos sirve para fardar ante la piba o los amigos, como para contaminar acústicamente el espacio que todos ocupamos, me jugó una mala pasada, una nochecita mediado el invierno.
Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ateniéndome a lo que suele decirse: que de los desagradecidos está lleno el infierno.
El autor de estas líneas es Ángel Martínez Ros, un cortador de vidrio, fundador del Partido Socialista en Renedo de Piélagos, sindicalista, natural de Mataporquera (Cantabria) y de 31 años. Están escritas horas antes de ser fusilado en la tapia del cementerio de Ciriego (Santander), el 30 de noviembre de 1939. Un año y nueve meses antes había sido condenado a muerte por ser «propagador de ideas marxistas» y «organizador de asociaciones extremistas», según consta en el archivo militar de A Coruña.