Casi siempre un tropezón en el trabajo puede ser un riesgo, pero a veces…

Casi siempre un tropezón en el trabajo puede ser un riesgo, pero a veces…

Aunque pueda parecer que no acaba, en realidad la calle sí termina, se llama María Teresa Gil de Gárate (antigua Queipo de Llano), en Logroño, en pleno centro, y es peatonal desde hace unos meses.
Y por cierto, no es que haya llovido, es que en Logroño el ayuntamiento tiene la costumbre de regar las calles todos los días, haga el tiempo que haga, en invierno o en verano. No se crean que nos sobra el agua (aunque estos días el Ebro baja hecho una furia), porque después en verano se gastan otros cuantos millones en campañas de ‘ahorra el agua’. Mientras el barrendero estira la manguera y va hasta la punta a ritmo cansino una vez abierta la llave de riego, se gasta más agua de la que pueda malgastar toda mi familia en un año.
Foto de la Plaza del Mercado de Logroño, con nocturnidad y alevosía.
Hacía frío y una noche no muy apacible, sino no se explica que esté vacía un viernes a las 12 de la noche esta plaza, centro de la juerga nocturna logroñesa gracias a si situación y al gran número de bares.
El aspecto de la plaza a mediados del siglo pasado puede verse en la película Calle Mayor, de Juan Antonio Bardem. La última remodelación importante de la plaza se hizo en 1986.
No te dejes engañar por la foto y si buscar marcha en Logroño, pregunta por ella.
Si alguien se pasa por Logroño en estos días o de aquí a un mes (hasta el 7 de Mayo), podrá comprobar que tanto la recientemente remodelada Gran Vía como la cornisa del ayuntamiento, están llenas de unos gigantescos ositos de gominola de más de 2 metros.
Aunque les hayan denominado osos de gominola, en realidad están fabricados de fibra de vidrio y poliester, así que no pueden comerse. El primero hace gracia, pero el resto hasta llegar a los 60 se hacen algo cansinos, pues todos ellos son exactamente iguales, cambiando únicamente el color y la posición en la que los han puesto, unos tumbados, otros de pie, sobre pedestales mayores o menores, pero con muy poca gracia.
El artista artífice de estos animalejos, que diría Félix Rodríguez de la Fuente, es un toledano llamado Eladio de Mora y más cononido en el mundo artístico como dEmo. La promotora del evento y la que se lleva unos cuantos kilos por tener estos bichos ahí expuestos es la galerista María Porto, sí, la señora de Álvarez Cascos, muy dada a este tipo de extrañas transacciones con el ¿arte? pero siempre con mucho dinero de por medio, por eso se ha juntado con buenos socios en el Ayuntamiento de Logroño, también muy dados a esos negocios.
Bueno. Supongo que a más de uno les gusten los bichejos, pero yo les acabo de ver la gracia. Está previsto que después de Logroño partan a recaudar fondos a otras ciudades españolas, como Salamanca. Que les aproveche.