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Obra maestra (Juan Tallón)

La obra maestra es robar la escultura de Richard Serra, no hacerla, dice Isidoro Valcárcel.
Una buena historia hace un libro, creo.
Que una escultura (Equal-Parallel/Guernica-Bengasi) de treinta y ocho toneladas desaparezca de un almacén sin dejar rastro resulta muy novelable. Esa idea le rondará a Juan Tallón durante años hasta que puede llevarla finalmente a término.
Una novela que en la suma de testimonios de todo tipo (artistas, políticos, el propio Serra, taxistas, empresarios, celadores, escultores, escritores, juezas de instrucción, policías, funcionarios del Reina Sofía y un largo etcétera) pudiera resultar infinita o inabarcable.
La obra desaparecida no aparece y esa desaparición es un misterio sobre el que los múltiples testimonios aquí vertidos (algunos de ellos controvertidos) no arrojan ninguna luz.
En la naturaleza polifacética de la novela (muy interesante la relación que se establece entre Serra y Oteiza) es donde reside la grandeza de la obra. En una obra que además de enganchar nos hace también pensar acerca, por ejemplo, de la naturaleza del arte moderno, y en concreto en la particularidad de las obras de Serra que son indisolubles del tiempo y el espacio que ocupan.
Un trabajo el de Serra que precisa de tanta gente que se convierte en una «compañía». Obras algunas efímeras. Escultor capaz de convertir las ideas en técnica.
Al leer sobre La materia del tiempo y su permanencia en el Guggenheim, recuerdo que en 2003 visité el museo y que recorrí la sala y los volúmenes de acero. Ahora sé que eran de Serra. Dos décadas después descubro que me paseaba por entre una obra maestra.

Viniegra de Abajo y Canales de la Sierra

Viniegra de Abajo y Canales de la Sierra son dos pueblos riojanos de la comarca de las 7 villas (asimismo parte del Parque Natural del Alto Najerilla). Se llega a estas localidades siguiendo la carretera que nos lleva a Anguiano. Viniegra de Abajo, a 70 kilómetros de Logroño, es uno de los Pueblos más bonitos de España (desde 2019). Merecido galardón a tenor de la belleza del pueblo en su conjunto, con sus calles empedradas, las fuentes borboteantes, las majestuosas casas indianas (de los oriundos de Viniegra que se marcharon a hacer las américas, en Argentina, en Buenos Aires), el lavadero, las Escuelas de Venancio Moreno) y el entorno natural (a lo largo del río Urbión) en el que se ubica.

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Para llegar a Canales pasaremos por el Embalse de Mansilla. Una vez en Canales es ineludible la visita a la Iglesia románica de San Cristóbal y al teatro barroco, en el caso de encontrarlo abierto. Edificio del siglo XVIII, restaurado en los años 90 del pasado siglo, que en agosto acoge el festival Canales Demanda Teatro y que nos recuerda a las corralas como las de Almagro. Merece la pena caminar luego contemplando las casas blasonadas, hasta la iglesia de Santa María y escuchar desde el puente el fragor del agua del río Najerilla.

Dentro de las jornadas de la Alubia de Anguiano, jornadas gastronómicas en el Alto Najerilla, tuvimos ocasión de comer en el Hostal la Villa. Unas alubias mantecosas acompañadas con los sacramentos y de segundo unas carrilleras espléndidas. Regado con un buen vino y una arroz con leche de postre. Muy buen menú por 19 euros, o 18 euros presentando la tarjeta La Rioja capital.

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La taberna de Platón (Enrique Gallud Jardiel & Roberto Vivero)

Breve pieza teatral esta del prolífico Gallud y Vivero, en cuatro actos. La primera sirve para demostrar aquello de «consejos doy y para mí no tengo». Platón instruye Epaminondas sobre el perjuicio de los libros. Lo que dice es sensato, pero le falta coherencia, pues tiene a Aristóteles que transcribe sus diálogos, con los que obtiene un beneficio, un lucro, que según el filósofo detesta.
El segundo es un diálogo entre una proteica profesional, un muerto que miente más que habla y una cobaya cuyas frases lapidarias son muy ingeniosas.
El tercero es un imposible diálogo a tres bandas entre un padre, una madre y el hijo de ambos. Galimatías en el que no hay comunicación posible, porque cada uno no va más allá del reproche. El hijo es uno de esos para los que el móvil es una proyección (o protuberancia) de la palma de su mano.
El cuarto es una mofa sobre los finales abiertos, aquellos que le permiten el escritor no comerse demasiado la cabeza.

Brilla en el texto el humor y la inteligencia, en esta divertidísima pieza teatral, para reírse ya sea de la soberbia de los escritores, la naturaleza de la cultura, las subvenciones teatrales, o la «creación de contenidos» de los influencer que a veces es hacer poco más que nada.

Ápeiron Ediciones. 2022. 74 páginas.

¿Por qué escribe? Respuesta a una encuesta~ Jeanne Hersch

Por una serie de razones, me resulta difícil hablar de mis propios libros. En primer lugar, porque mantengo muy poca relación con ellos una vez escritos: una relación, por lo demás, ambigua. En cierto sentido, los olvido, y cuando les doy una ojeada me asombran. Su estilo me sorprende casi tanto como mi voz por la radio. No obstante, permanecen cerca de mí, incluso dentro de mí; basta que alguien hable bien o mal de mis libros para que sepa que, inmediatamente, al hablar ellos, se está hablando de mí. De un mí que es mi yo esencial, sensible y fatalista, capaz de alegría o de tristeza, pero no de indignación ni de actitud combativa, entregado a lo que ya no depende de él.

Jeanne Hersch. El nacimiento de Eva.
Traducción de Rosa Rius Gatell.
Acantilado. 2008