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El miedo del ciclista urbano

A continuación reproducimos el artículo de opinión de Esteban G.C. este ciudadano de Logroño, cuya opinión compartimos, como ciclistas de esta ilustre ciudad. Una opinión a nuestro parecer muy acertada.
LLevo unos 10 años pedaleando por Logroño y he visto cosas que vosotros no creeríais. He sido increpado por circular demasiado lento por la calle San Antón. He sorteado puertas que se abren inesperadamente de coches aparcados en doble fila en avendia de Colón. He estado a punto de ser arrollado por un conductor que se saltó el ceda al paso en la rotonda de Avda. de Lobete. Y hace pocos días, un conductor me cerró el camino girando a su derecha sin respetar mi prioridad en avenida de España. He sentido miedo y, lo confieso, a veces me he subido a la acera. En estas ocasiones no he circulado como un Mad Max del pedal asustando ancianos. Los ciclistas urbanos somos unos intrusos en la jungla del asfalto. Desde muchos vehículos se nos mira con una altanería no extenta de desprecio.Desde el Ayuntamiento se apostó en un primer momento por la bicicleta como un elemento de ocio pero no como un vehículo de movilidad sostenible. Se crearon carribles bicis inconexos y se realizaron grandes obras como la reforma de la Gran Vía, donde no se planificó espacio para las bicicletas. Más tarde se realizaron otros carriles bici con un diseño tortuoso como el que une la estacion de tren con el Ayuntamiento (su línea natural y así lo aconsejaron los técnicos tuvo que haber sido Avenida de Colón). Por no hablar de un carril bici que se estrella en una pared en el parque Felipe VI (ni Harry Potter atravesaría ese muro).
Logroño es una ciudad ideal para la circulación en bicicleta: llana, pequeña (la bicicleta se muestra imbatible en distancias entre 6-7 Kilómetros) y con una climatología que acompaña su uso. La bicicleta reduce la contaminación, los ruidos y es un excelente ejercicio físico. En esta ciudad queda mucho por hacer para fomentar el uso de las bicicletas: conexión de carriles bici existentes y desarrollo de otros nuevos (especialmente a los polígonos), extender la limitación de velocidad a 30 Kilómetros/hora en determinadas avenidas, establecer la prioridad de las bicicletas en calles de un solo carril, fomento de campañas de «cidudades inteligentes» como «en bici al trabajo«, reactivación del registro de bicicletas… Medidas muchas ellas recogidas en el Plan de Movilidad Urbana Sostenida aprobado por el Ayuntamiento.
El ciclista es el elemento más vulnerable del tráfico urbano, bastante nos amedrentan los coches para que ahora establezcan unas sanciones totalmente desproporcionadas como esos 200 euros por circular por la acera. Son los incívicos comportamientos de algunos maleducados adolescentes haciendo trompos con los asustados peatones los que provocan muchos comentarios que criminalizan al colectivo ciclista. Esta política sancionadora puede provocar que bloquee por miedo a las abultadas multas a nuevos ciclistas urbanos y se frene el desarrollo de la bici como medio de transporte. Hace falta una concienciación por la convivencia entre ciclistas, conductores y peatones. Una concienciación que no se va a conseguir esquilmando el bolsillo del indefenso ciclista.

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