Criticar o parlotear con la punta de los dedos. Sigmund Freud anticipó el Twitter y el Facebook allá por el 1905: «Aquel que tenga ojos para ver y oídos para escuchar se convencerá de que ningún mortal es capaz de guardar un secreto. Si su boca permanece callada, parloteará con la punta de los dedos».
Contra todo esto. Un manifiesto rebelde (Manuel Rivas). Alfaguara. 2018