Esta mañana El Revellín estaba hasta la bandera. Todo el mundo con su trucha y su jarrita de vino. Las colas eran de varios cientos de metros. Me di un paseo por la Calle Sagasta y vi que detrás de la Iglesia de Santiago había unas tiendas donde poder apreciar en todo su esplendor la majestuosidad del águila real, por ejemplo. No faltaban tampoco las degustaciones, en la Plaza Zaporta de migas con chorizo, de fresas con vino o de caracoles, como se aprecia en las fotos.
Me parece positivo que el Casco Antiguo se dé a conocer, no sólo para quienes vienen a la ciudad de Logroño como turistas, sino también para los que vivimos aquí. No había visto nunca tanta gente por la Calle Barriocepo. Me parece una buena idea. Ahora resta que sobre los solares vacíos o las casas demolidas de construyan casas nuevas, y se le dé a la zona algo de vidilla comercial.