Si Beethoven pudiera escucharme

Si Beethoven pudiera escucharme (Ramon Gener)

Ramon Gener
Now Books
2014
230 páginas

Hay un programa que sigo con gozo semanal. Se trata de This is opera y lo echan en la 2. El responsable del mismo es el exbarítono Ramon Gener (quien lleva al ámbito nacional lo que venía haciendo en la TV3 Catalana con òpera en texans), apasionado de la música, el cual, como buen divulgador (con Leonard Bernstein como modelo) logra que prenda en el espectador, al menos en mi caso, la chispa que te lleve a interesarte por algo, la ópera en esta ocasion. A Ramon le interesa la música, esa es su pasión, principalmente la ópera y sus programas son lo suficientemente mundanos como para hacer que algo, a priori, tan elitista como la ópera nos resulte atractivo para todos aquellos que no la frecuentamos.

El libro de Gener cuenta multitud de anécdotas de los grandes de la música, de Beethoven, Mozart, Verdi, Liszt, etc, al tiempo que Gener nos habla de su vida, de su pasión por la música, y su reciente camino como divulgador, toda vez que entrevió que nunca llegaría a ser un gran barítono.

La lectura que depara este libro de Ramon es similar al goce que deparan sus programas. Además, en el libro no sólo hay música, pues Ramon acierta con la transversalidad y aparecen por ahí los escritores y lecturas que a Gener le han marcado: Goethe, Mann, Wilde, Horacio, etcétera, genios empresariales como como Jobs o Cunningham, líderes como Mandela y nos habla además del esfuerzo, del duende, del valor de compartir, del reconocimiento, de asumir nuestras limitaciones, de la pasión en definitiva, de examinar una vida tanto como de aprovecharla.

Un libro pues perfecto para una tarde primaveral, en la que uno tiene la sensación de que la vida puede ser maravillosa, muy en sintonía con lo que vemos en la epicurea portada.
Sí amigos, la belleza está por todas partes. Basta con estar alerta, con levantar la mirada de la pantalla del móvil o de la tablet.

Y acabar el libro con El Boss y su temazo Thunder Road y esa pareja que deja esa ciudad de perdedores, donde se agostan, para ganar (o intentarlo), es más de lo que mi sensibilidad es capaz de soportar.

Por cierto, creo que Bárcenas se tomó al pie de la letra lo que Puccini estableció a finales del siglo XIX en los reglamentos de su club La bohème.

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