Archivo de la categoría: Poesía

Antología poética de la especie humana

Antología poética de la especie humana (Juan Ángel Asensio)

No es extraño recurrir a la fórmula del manuscrito encontrado. Menos habitual es que este manuscrito sea nada menos que una Antología poética de la especie humana, ya extinguida. Antología a cuya exégesis procede un tal Ashkät Sheeram, responsable a su vez de la heroica traducción y de las jugosas notas que establecen un diálogo con los poemas, primando unos en detrimento de otros, que no deja de ser un juego, un anzuelo más para el lector dispuesto. Texto antológico denominado Aaphul Pov, encontrado por un explorador cuántico, Plolinio Plop. El autor de los textos, un terrícola llamado W.W. o no, porque los textos dicen ser anónimos. ¿Es entonces W.W. un aedo a lo Homero? ¿muchas voces en una sola? ¿Un Pessoa galáctico capaz él solo de alimentar una red social como twitter disociado en mil pessoas?. Al final de todo este juego de máscaras (¿qué me dicen de la sugerente y enigmática portada?), en la última página de esta antología creo encontrar al responsable de este insondable artefacto poético-narrativo trashumante: Juan Ángel Asensio.

Aaphul ofrece una cronología con la certeza de que todos los poemas parecen la reescritura de un único texto llevado a cabo por diferentes autores en diferentes espacios temporales.

Los poemas (sin título) nos permiten echar un vistazo a las ruinas de la humanidad y la sensación de ingravidez y placidez que la lectura de los mismos deparan es pareja (con varios ectones de por medio) a la de echar un polvo, aquí de estrellas. En los poemas cristalizan todos aquellos temas que nos ocupaban y preocupaban, a saber: la muerte, el misterio, el amor, el ego, el cuerpo, la tierra, el lenguaje, Dios (Padre nuestro (que estás en los cienos: apostilla del reseñador) perdona tus pecados/ si me hiciste así qué culpa guardo yo de abrir la flor deliciosa del asfódeloDios quedó atrapado en la infancia del lenguaje)

La poesía busca siempre ser descifrada, apurada y seguirán estos poemas un tiempo orbitando por la mente del lector, alunizando a plomo con todo su sentido (pero/ nacerán hombres nuevos/ mujeres nuevas/ su deber será con la tierra/ su deber será/ dar altura a esta obra incansable/ el motor de nuestra causa es la dignidad:/ ante la ira, el mito/ nuestros muertos no sienten vergüenza. O Haikus como este: techo digital/ medusa ilimitada/ilumíname), o bien convertidos en basura espacial, deambulando por otras galaxias ajenas.

Quedo muy gratamente sorprendido por la estupenda edición a cargo de Ediciones Franz.

Franz Ediciones. 2019. 168 páginas

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Singladuras (Carlos Rafael Ruta)

Singladuras del poeta Carlos Rafael Ruta (La Plata, 1956) publicado en Abada editores supone un trepidante viaje empleando el mar interior como escenario. En la pugna entre la vida y la muerte, la vida como viaje, singladura, rumbo, horizonte, porvenir; la muerte es el destino, el retorno. La lengua, la escritura, el trirreme que emplea el poeta para alejarse de la orilla del ser, a mar abierto, un coger distancia en horas de vigilia y soledad, adensando el vacío con grafías, levantando acta de la batalla perdida de la existencia contra el paso del tiempo y sus escombros. Existencia primero astillada, tajada luego a hachazos. Cunde el desarraigo, la raíz extirpada, los hilos cercenados, el estambre de la vida agostándose entre cacareos de Parcas. Qué oponer a las ausencias, al olvido, a la memoria del futuro, qué hacer con los despojos, cómo cifrar el destino en la rosa de los vientos. En la urdimbre del lenguaje robusto, hondo, nutricio, la poesía de Carlos afluye haciendo de su derrota nuestro camino procesional.

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La tranquilidad con la que mato (Roberto Vivero)

Sigue Roberto Vivero explorando los límites del lenguaje, de lo cual uno ya había tomado conciencia tras haber leído Seducciones, Grita, Carnicería y ahora La tranquilidad con la que mato. Las tres primeras, novelas. Éste último libro, poesía.

La poesía en particular y la literatura en general ganan enteros en la medida en la que conectan con el lector y cual sea el efecto que nos depara su lectura. En la poesía ayudan los signos de puntuación. Vivero nos invita al búscate la vida. No hay comas ni puntos, sí un texto que cae en cascada durante casi ochenta páginas. Texto con palabras en castellano, alemán y griego. Formulo la consulta del texto en alemán en un grupo amigo de guasap de gente que habla alemán: Se traduce pero no se entiende. Dicen. Así es el arte. Dicen. Conclusión perfecta. Dicen. Palmas, palmitas. Asusta lo que no se entiende, prosigo, aquello velado que no se descifra, el texto viscoso cuyas palabras son un misterio, digo. Aquello que hace rechinar nuestros cojinetes mentales, que nos da de cabezazos contra un muro de las lamentaciones, que nos hace avanzar por una escalera a oscuras y cuyas paredes están llenas de agujeros negros, afirmo.

Leo las poesías -que es una sola- una vez, dos, tres, cuatro veces. Constato que como una canción me la acabo aprendiendo casi de memoria, recitada como un mantra, lo cual no me sucedía desde Por cien cañones por banda, viento en popa a toda vela o Abenámar, Abenámar, moro de la morería, el día que tú naciste… Un texto ajustado a las pausas que yo creo y desconfío. El texto afirma negándose nace abortándose. Ser y no ser. Imposibilitar lo posible ¿Dos personas o la misma? ¿El umbral del nacimiento o de la muerte?. El principio, el origen, el ápeiron. Un paraíso desbaratado ¿con el nacimiento? El hombre creó/ al perro y se hizo/ la humanidad ¿Una relación amorosa?. El sentido como pesadilla. Ángeles ¿destructores?. Renacer por partida doble ¿a qué? ¿Nada de todo esto es verdad?

Una reseña aquí imposible, que sigue en proceso, en descomposición, la vida/ es un proceso de oxidación/ sobrevalorado, con qué fin, os preguntáis, yo, ¿el de pintar el cuadro abstracto plagado de interrogantes de un laberinto informe?. Puede.

Ápeiron ediciones. 2019. 80 páginas