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Reseña de Últimas noticias de la humanidad por Enrique Gallud Jardiel

Francisco Hermoso de Mendoza: Últimas noticias de la humanidad, Ápeirón Ediciones, Madrid, 116 págs.

Siempre hemos pensado que el contenido de una novela o de un cuento consiste en que pasen cosas, en que se nos describa también cómo, cuándo y dónde pasan, pero que pasen. Como desgraciadamente gran parte de la narrativa actual se limita a una pulida descripción de aquello que ya todos conocemos y hemos visto mil veces, como el detallismo descriptivo del realismo decimonónico que ya creíamos desaparecido por el sumidero del tiempo parece haber vuelto con gran fuerza para deslumbrar a los nuevos ricos de la lectura, apreciamos mucho más si cabe a aquellos escritores que hacen que sus historias avancen por sí mismas y que no se detienen a rellenar sus páginas con obviedades que no han salido de una mente que piensa, sino de unos ojos que miran o, dicho de otra forma, supuestos creadores que sustituyen la creación con la observación.

En las narraciones de Hermoso de Mendoza encontramos, en cambio, verdadera originalidad literaria, asuntos que preocupan, personajes que interesan, situaciones que cambian, la vida en movimiento en lugar de la vida estática. La escritura es básicamente el arte de elegir, de optar por contar algo y no otra cosa, de escoger decirlo de esta manera y no de otra, y ahí es donde el autor muestra su pericia en lo que se refiere a sucesos y forma.

Las colecciones de cuentos no son nada fáciles de construir. Los relatos que los integran han de ser lo suficientemente distintos como para que ninguno de ellos nos recuerde a los otros, haciéndonos sentir una sensación de «todo es lo mismo» o «esto ya lo conozco», y, por otro lado, no pueden ser completamente heterogéneos, sino que han de poseer una coherencia interna, un tema —o al menos una perspectiva— global, por así decirlo. Necesitan un hilo conductor que exista, pero que no se note.

Este libro posee en alto grado estas virtudes que hemos mencionado como necesarias. Tramas diferentes que son como los sillares de una construcción que vemos elevarse ante nuestros ojos a medida que se van engarzando unos con otros. Al final, lo que tenemos es una reflexión muy completa y artísticamente lograda de nuestro mundo actual y futuro, pues pocos temas importantes quedan fuera del análisis del narrador: los problemas ecológicos, el influjo de la imaginación en nuestras vidas, las nuevas formas de relaciones amorosas, las tragedias demográficas y humanas, las reflexiones perennes sobre la muerte, las posiciones ante la lectura o el plagio y muchos otros de esos problemas que preocupan al hombre que de verdad lo es, porque piensa y se niega a ser un número más de los alienados obedientes en los que los poderes fácticos quieren que nos convirtamos.

Estas narraciones te presentan perspectivas diferentes desde las que nunca has mirado y, en lo literario, te proporcionan ese placer indefinible que puede darse con el lenguaje cuando adecuadamente se utiliza. Hermoso ejerce completo control sobre su prosa, sabe lo que quiere decir y sabe cómo decirlo para conseguir el máximo efecto. No ignora la hecho —poco difundido, quizá, pero no por ello menos verdadero— de que una palabra vale más que mil imágenes, porque la imagen nos transmite una realidad acabada y fija, mientras que la palabra es un estímulo abierto que permite que nuestra mente imagine no una sino infinitas realidades a partir de ella.

Muchas cosas bellas encontramos en esta colección: detalles conmovedores (el hijo que quiere morir para abrazar a su padre muerto), situaciones divertidas (calvos del futuro que exigen que el progreso científico se ocupe activamente de su problema), interesantes análisis de conducta (anómalos encuentros sexuales), tragedias personales (la vida revertida del inmigrante ilegal), denuncias sociales (crítica de una humanidad devorada por la «conshumanía»)… No es labor nuestra detallar ni mucho menos revelar. Baste decir que en cada uno de los quince relatos que conforman este libro se ha empleado un procedimiento narrativo diferente en aras de la variedad y la amenidad. Es como un bien elegido muestrario de ejercicios de estilo de gran virtuosismo, de recursos que el autor domina y que al tiempo que hablan de sus capacidades, nos hacen disfrutar con verdadera literatura.

Leer artículo original aquí.

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Una conversación con Enrique Gallud Jardiel (Roberto Vivero)

No sé si me equivoco al decir que Enrique Gallud Jardiel es el autor español vivo más prolífico, con más de 300 libros publicados. En un apéndice al final del libro hay un catálogo ordenado temáticamente (filosofía y religión, filología, narrativa, teatro, cine, historia, lexicografía, autoayuda, ediciones, y traducciones) de los libros publicados por Enrique entre 1983 y 2023.
Hace casi una década que leí Historia estúpida de la literatura de Enrique y me gustó mucho.

El libro es una sustanciosa conversación entre dos escritores, Enrique Gallud y Roberto Vivero. Las preguntas son extensas, y las respuestas también. Sobre las respuestas hay nuevas preguntas o bien asintiendo o discrepando de lo afirmado por Enrique. No se trata de sentar cátedra aquí sobre ninguno de los temas tratados (que tienen que ver con el humor, la creación con palabras, la lectura, la zarzuela, o la India, entre otros muchos temas), sino de avivar nuestra pensamiento y espíritu critico.

Lo idóneo es leerse la conversación. Son 73 páginas, no obstante, a continuación reproduzco algunas palabras de Enrique que me han hecho reflexionar.

En lo referente a la dificultad de escribir algo dramático cómico, las razones se entienden bien. Lo dramático pide cercanía, empatía, Así, si cuentas que que el lector se meta en la piel del personaje. el niño cruzó la calle y el camión lo aplastó y lo mató, todo el mundo se conmueve aunque lo cuentes muy mal: aunque te repitas, aunque construyas mal las frases y elijas mal las palabras, aunque tu prosa sea infame. Y eso, porque la gente se centra en el qué y no en el cómo. De ahí el éxito de tantos escritores dramáticos que escribían de pena. Ahora bien: prueba a contar mal un chiste, a cambiar las partes de lugar, a repetirte o a no elegir bien las palabras y conseguirás que pierda toda su gracia.

Si hubiera dedicado demasiado tiempo a pensar cómo se escriben los libros, no podría haber escrito ninguno. Así es que tendré que analizar a posteriori por qué y cómo hago lo que hago.

Las escuelas de escritura no pueden enseñarte cómo escribir, sólo cómo no escribir, lo cual es imprescindible, pero nunca suficiente.

En gustos literarios, como en todo, soy especie única, que diría Unamuno. Soy individualista, porque los seres humanos debemos serlo, porque de la misma manera que los otros no puede respirar por nosotros ni hacer la digestión por nosotros, no deben pensar ni elegir por nosotros.

Cuando me consideran como escritor, decir que me parezco a otro es un insulto, aunque nadie parezca darse cuenta de ello.

Escribo para escribir, porque el proceso (pensar cómo hacer el libro, estructurarlo, tomar notas, redactarlo, corregirlo luego) me encanta per se y aparte de otras consideraciones de prestigio o crematístico.

El Estado no tiene obligación de cambiar el gusto de la gente, pero sí de conservar el patrimonio cultural del país.

En general, los actores españoles de teatro no saben pronunciar. Los de televisión y cine, menos aún. Mucha gente me confiesa que ve las series españolas poniendo los subtítulos para enterarse de algo.

Ahora, cualquiera sienta cátedra y cualquier influencer, sin hacer nada, tiene miles de seguidores. Con ello, la calidad, la meritocracia, la creatividad mueren.

Antonio Machado gusta porque es facilito, porque se le entiende sin tener que hacer esfuerzo, porque eso de esforzarse para leer no se lleva. De ahí el olvido en que está Góngora.

Queda por comentar la figura del pícaro, del gracioso, que superaba a su amo en ingenio y recursos, adquiriendo cada vez más importancia. El teatro cómico de finales del XIX y principios del xx incorporó su actualización, su modernización en el personaje del «fresco» un hombre sin recursos que salía adelante a base de simpatía, de engaños y de venderles la Giralda a los turistas ingleses. Era un carácter muy divertido que existía de veras y que reflejaba una España pobre que agudizaba el ingenio de los desposeídos. La España del bienestar, por el contrario, crea unas generaciones de conformistas de ínfimo nivel mental, completa falta de criterio y personalidad, y que realmente tienen poco que ofrecer.

Y el libro se cierra con unas palabras muy interesantes de Enrique sobre la India, un país que le ha regalado mucho a nivel intelectual, espiritual, social, cultural y personal. Asimismo explica por qué considera el sanscrito como la lengua más perfecta. Como resultado los upanishads, a las que considera las obras más importantes que se hayan escrito jamás: ni más ni menos.

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El Corregidor. Libreto de Rosa Mayreder para la ópera de Hugo Wolf (Roberto Vivero)

El Corregidor, el libreto de Rosa Mayreder para la ópera de Hugo Wolf, cierra a la trilogía que Roberto vivero ha dedicado a Hugo Wolf, con otros dos títulos que son Recuerdos de Hugo Wolf: entre el cariño y la polémica y Hugo Wolf: Spanisches Liederbuch, Nietzsche y literatura, ya comentados aquí con anterioridad.

El Corregidor es uno de los personajes de la obra de José de Alarcón, El sombrero de tres picos. Antes de abordar la lectura de este libro creo conveniente leer el de José de Alarcón. Está disponible en la web Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Esto es así, porque lo que lo que hizo Rosa Mayreder fue adaptar dicha obra, una novela, a un libreto que pudiese ser musicado por Hugo Wolf, cómo había hecho por ejemplo con los poemas de Mörike, y que se trataría de su primera ópera.

El libro nos permite hacernos una idea acerca de cuál era la personalidad de Hugo Wolf, para quien vivir consistía en crear.
Asimismo vemos el ascendiente que tenía la obra El sombrero de tres picos, ya que según Hugo Wolf en los países germanohablantes, esta obra después de El Quijote y de Don Juan era la obra más leída y la más apreciada de la literatura española.
Después de haber leído la novela está claro que el libreto carece de muchas de las virtudes que encarecen la obra de José de Alarcón, pensemos en la sátira social, la psicología de los personajes, o la narración que no sigue un orden cronológico es una de las virtudes de la novela. Aquí, además, lo cómico se presenta como tragicómico. Obra de Alarcón que el autor del ensayo relaciona también con Otelo de Shakespeare, de la que dice es la obra de filosofía del lenguaje.

Antes del libreto de Rosa tenemos una reducción dramática, que ayudará a quien no haya leído la novela o no quiera leerla.
En el libreto rosa se tomó ciertas licencias como cambiar el personaje de Garduña por el de Repela. Luego Wolf se tomó a su vez la libertad de hacer cambios sin avisar a Rosa de los mismos. Lo curioso del caso es que el libreto que le presentó Rosa Mayreder en su día a Hugo, este lo rechazó, para retomarlo cinco años más tarde totalmente ilusionado con el proyecto.
La ópera se estrenó el 7 de junio de 1896 en el célebre Hoftheater de Mannheim. Wolf no pudo cumplir su sueño de ver representada la obra en Viena, en donde Gustav Mahler estaba al frente como director. La obra fue representada el 18 de febrero de 1904.