Palabras como puñetazos

La figura del escritor Charles Bukowski ha sido llevado al cine recientemente en la película Factotum (título de uno de sus libros). La imagen que se tiene de Bukowski es la de un alcohólico. Pero Bukowski es un escritor alcohólico, que encontró la fama cuando ya estaba de vuelta de todo, tras múltiples trabajo, como su ocupación de cartero que plasmó en un libro del mismo título, «Cartero» (1970), el cual le permitió dejar ese trabajo y dedicarse a escribir. Hay libros que son iniciáticos y te enganchan a la lectura. Cuando lei «Peleando a la contra», me di cuenta que llevaba años esperando leer ese libro, que me estaba esperando. En ese libro hay un montón de poemas y relatos cortos, extraidos de otros libros suyos. Mi poema preferido es este.

El perdedor
y el siguiente recuerdo es que estoy sobre una mesa,
todos se han marchado: el más valiente
bajo los focos, amenazante, tumbándome a golpes….
y después un tipo asqueroso de pie, fumado un puro:

«Chico, tu no sabes pelear» me dijo.
y yo me levanté y le lancé de un golpe por encima
de una silla.

fue como una escena de película y
allí quedó sobre su enorme trasero diciendo
sin cesar «Dios mío, Dios mío, pero ¿ qué es lo que
te ocurre?» y yo me levanté y me vestí,
las manos aún vendadas, y al llegar a casa
me arranqué las vendas de las manos y
escribí mi primer poema,
y no he dejado de pelear.

Las mujeres en boca de los hombres

La sinrazón con la que algunos machos resuelven los problemas de pareja, como deja patente la larga lista de mujeres asesinadas estos años, puede tomar otra variante que sin llegar a dar con sus huesos bajo tierra, suponen un ultraje diario.

Esta situación no viene de ahora, ya en el siglo XVI, por irnos unos cuantos siglos atrás, figuras ilustres como Luis Vives decía lo siguiente:

«la mujer debe estar sujeta al hombre, porque su juicio era de escaso valor» «o talvez pensará, pero ¿qué cosas pensará?. Veloz es el pensamiento de la mujer y tornadizo por lo común»

… y vagoroso y andariego, y no sé bien a donde la trae su lubricada ligereza….

Así que puesto que la mujer es un ser flaco y no es seguro su juicio y muy expuesto al engaño….

Otro gran poeta de la época Fray Luis de León, en su libro «La perfecta casada» nos deja las siguientes perlas…

..Porque como la mujer sea de natural flaca y deleznable más que ninguno otro animal…

..y de su costumbre y ingenio una cosa quebradiza y melindrosa…

Son solo dos ejemplos de lo que dos personalidades de la época, vertían por sus bocas, ambos dos, dedicados a las letras, gente ilustrada y leída, lo cual no era óbice para considerar a la mujer un ser inferior, algo parejo a a un animal.

Don Quijote habla sobre la belleza interior y exterior

-Advierte, Sancho -respondió don Quijote-, que hay dos maneras de hermosura: una
del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento,
en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza,
y todas estas partes caben y pueden estar en un hombre feo; y cuando se pone la
mira en esta hermosura, y no en la del cuerpo, suele nacer el amor con ímpetu
y con ventajas. Yo, Sancho, bien veo que no soy hermoso, pero también conozco que
no soy disforme; y bástale a un hombre de bien no ser monstruo para ser bien
querido, como tenga los dotes del alma que te he dicho.

Nadie sabe crítica de la película Japonesa de Hirokazu Kore-eda

Nadie sabe cartel películaDirección y guión: Hirokazu Kore-eda.
País: Japón.
Año: 2004.
Duración: 141 min.
Género: Drama.
Interpretación: Yuya Yagira (Akira), Ayu Kitaura (Kyoko), Hiei Kimura (Shigeru), Momoko Shimizu (Yuki), Hanae Kan (Saki), You (Keiko, la madre).
Producción: Hirokazu Kore-eda.
Música: Gontiti.
Fotografía: Yutaka Yamazaki.
Montaje: Hirokazu Kore-eda.
Diseño de producción: Toshihiro Isomi y Keiko Mitsumatsu.

Tras leer la crítica de mi amigo chufo en su blog me decidí a verla.
«Nadie sabe» o mejor, nadie debe saber que una madre irresponsable ha dejado abandonados a su suerte a sus cuatro hijos, cada uno de un padre diferente en un piso recién alquilado, en la ciudad de Tokyo. El hijo mayor, Akira, se erigirá involuntariamente, en la figura paterna-materna que logra hacer, al menos de entrada, que no reine la anarquía. Los niños por deseo expreso de la madre no están escolarizados y son introducidos en el hogar, salvo el hijo mayor, de tapadillo, a fin de que los vecinos desconozcan su existencia.

Este caso real apareció en los periódicos Japoneses cuando la tragedia se cebó con la familia y conocieron entonces las autoridades que estos niños llevaban varios meses viviendo solos en el piso.
La historia no ahonda en el morbo gratuito ni en la sensiblería en la que es fácil caer con una historia dramática como esta.

Al comienzo vemos a la madre conviviendo con los hijos, en un hogar donde reina la paz y la armonía. Luego la madre se va unos días y luego regresa. Finalmente se va y el devenir de las semanas, siembra en Akira la semilla del abandono, fertilizada al verse a cargo de una situación que a sus doce años le es dificil sobrellevar. Es un niño que debe madurar de golpe y porrazo,a tenor de las luctuosas circunstancias.

Vemos escenas de una vida cotidiana, entre las cuatro paredes del hogar, pues los niños no salen a la calle y pasan las horas encerrados en el hogar, hasta casi el final de la película.
El mundo exterior lo sentimos a través de Akira el cual gestionará la economía familiar, realizando los pagos, y encargándose de hacer la comida y la colada.

La familia al completoLas escenas se ruedan con un ritmo calmo, anti estresante, donde pasan muy pocas cosas y las que acontecen se hacen con un ritmo al ralentí. La habilidad del director es que en esas casi dos horas y media que dura «Nadie sabe» no nos durmamos, sino todo lo contrario y nos haga interesantes las existencias de esas criaturas, tiernas, próximas y cercanas, que a su manera, al no entender el problema en todo su esplendor afronten cada día como un juego.

«Nadie Sabe» más que un pasatiempo, es un película que chorrea sinceridad y consigue emocionar, implicarte en la historia, con unas interpretaciones de gran nivel, en especial Akira (por la que el actor…. se llevé el premio al mejor actor en el Festival de Cannes en 2004), con un ritmo que a riesgo de pecar de lento me ha permitido disfrutar más lo visionado, relamerme con cada encuadre, con una puesta en escena escueta (tanto a nivel técnico como emocional, pues no requiere de grandes parrafadas para llegar al alma de cada niño/a), que nos muestra un Tokyo poco tecnificado, nada bullicioso, para radiografiar esas vidas infantiles que transcurren de puertas a dentro, o en las calles próximas al hogar, en parques infantiles o en campas desérticas, mientras los aviones en lo alto recortando el negro celeste, nos hablan de la imposibilidad de cumplir los sueños, sepultados en una maleta.