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Criaturas galvánicas (Gema Monlleó)

Si la reseña es un subproducto de un libro, ¿qué es leer un libro de reseñas, la ganga de la ganga? ¿Y reseñarlo? Ahora bien, una reseña también puede ser un ejercicio, válgame el pleonasmo, de escritura creativa. Y por aquí van los tiros.

La singularidad de las reseñas de Gema Monlléo, publicadas en medios digitales y espigadas y recogidas ahora bajo el título de Criaturas galvánicas (titulo tributario de Mary Shelley, y su Frankestein, del que Gema se declara fan), en un preciosa edición de Ediciones Franz, tiene mucho que ver con ese término acuñado por Gema: reseñas emocionales. Porque no solo se insertan párrafos de los libros leídos y reseñados, y se también habla del argumento, sino que hay espacio para explicitar qué efecto causa la lectura en el lector, aquí en Gema. La manera en la que una lectura nos mueve, remueve, conmueve, zarandea, interpela, captura, apresa, asfixia, etc. Esto queda patente, por ejemplo, en su lectura de Leaving Las Vegas, la ciudad nunca es suficiente.

Es un hecho que cuando leemos toda la cronología de lecturas que están en nuestro cerebro activan una serie de procesos mentales y hay entonces un ruido de fondo que son los ecos de otras lecturas pretéritas (por ejemplo, la relación existente entre Travacio y Rulfo). Y esto es algo singular y aplicable única y exclusivamente a cada lector. De esta forma, a medida que leemos es como si un gusano de seda fuera tejiendo alrededor del libro una extensa red. El lector también sabe que cuando un libro nos ha gustado vamos a querer leer más libros de ese autor, como también se evidencia aquí.

Aunque son libros leídos por Gema entre 2021 y 2023, la puesta en el mercado de libros antiguos editados por otras editoriales, permite por ejemplo dedicar un espacio a Onetti y a Los adioses. En este caso, la autora reconoce ser este el primer libro que lee de Onetti, por lo tanto la reseña no podemos entenderla como un microensayo sobre el papel que ese libro en concreto desempeña dentro del universo onettiano. En más de una ocasión las reseñas son libros considerados exentos respecto a la obra.

Si la mayoría de las reseñas son sobre novelas, también hay otras dedicadas a la poesía, el ensayo, el cómic o la biografía. Además de evidenciar que los gustos en el leer de Gema son amplios y abarcan distintos géneros, la reseñas, aunque algunas sean de editoriales muy conocidas como Random House, Alfaguara, Tusquets o Anagrama, Gema presta su atención a editoriales menos conocidas, entre otras: Hurtado&Ortega, Pepitas de Calabaza, Sajalín, Dirty Works, La Caja Books, Dos Bigotes, La Uña Rota, Las afueras, La Navaja Suiza, Periférica, Cabaret Voltaire, Franz Ediciones, Candaya, La Bella Varsovia, Maclein y Parker, Newcastle, Minúscula, Cascaborra, Medusa, etc. Y algunas de ellas son de reciente creación como Muñeca Infinita.

Asimismo, y este es otro punto en el haber del libro es que Gema reseña tanto a autores consagrados y sancionados con el Nobel, como Ernaux, junto a otros autores noveles, como Ce Santiago, Pablo Acosta o Abel Azcona.

El libro va conformando por tanto una especie de cumplida autobiografía literaria. Reseñas emocionales donde Gema explica bien cómo le afecta lo leído, como si el libro-leído-por-el-lector fuese ya algo orgánico, materia viva, al tiempo que nos permite hacernos una idea bastante clara de las líneas maestras del libro. Y veo que las lecturas no son sobre temas complacientes, sino que lo que hay aquí es dolor, ausencias, desapariciones, misticismo, lo raro, aquello que nos desasosiega o bien hijos que tratan de explicarse la relación con sus padres (como hace Abel Azcona, Miguel Ángel Oeste o Laura Ferrero). De hecho Gema reconoce que goza con su adicción por las historias turbias.

Las reseñas, escritas con una prosa inflamada y apremiante es pródiga en el uso de paréntesis; así las palabras contienen o derivan en otras, todo al servicio de poner por escrito aquello que un libro nos suscita, y uno de los mejores ejemplos contenidos en el libro es la reseña de Ballard Reloaded.

Un libro de estas características me resulta necesario y plausible en cuanto me anima a querer leer algunos de los libros reseñados (otros como El mar indemostrable, Los adioses, Las desapariciones o Trajiste contigo el viento, ya los he leído y disfrutado) o ponerme en el radar a autores para mí desconocidos. Y por otra parte el quehacer de Gema tampoco me resulta ajeno, ya que es lo que vengo haciendo (a mi manera) en este blog desde hace más de dieciocho años, y a resultas de lo cual, hace unos pocos meses Ápeiron Ediciones publicó Una invitación a lectura de la obra de Roberto Vivero. Libro que recoge diez reseñas pergeñadas por mí, sobre novelas de Roberto Vivero.

Criaturas galvánicas
Gema Monlleó
Ediciones Franz
2023
386 páginas
Epílogo Nadal Suau

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La memoria del gintonic (Antonio Báez)

Si Faulkner mostró a través de su personaje Benji que se podía contar una historia mediante los ojos, o los sentidos de un discapacitado psíquico, Antonio Báez, en su primera novela, La memoria del gintonic, anterior a La magia de los días y La radiante edad, erige su narración con la vez de Eulogia, quien frisando los setenta irá perdiendo las facultades mentales, camino del Alzheimer.

Esta manera de irse borrando a sí misma es arrostrada con la original idea de apuntarse a un curso de escritura creativa on-line. De esta manera, mediante su relato iremos conociendo su vida actual: los cuidados que le presta la caboverdiana Palmira, las escasas visitas de sus nietos, su mala relación con su nuera, la ausencia siempre presente de su hermana muerta, los cuidados prestados a su marido hasta su muerte, el deseo explicitado en la figura de Apolo, el tira y afloja con su hijo.

El proceso alquímico que es la escritura será para Palmira un ajuste de cuentas con la vida. Esa es la idea, pero a fin de cuentas es una manera, creo que la mejor, de fijar su existencia, como hacen las fotos, si bien, mientras estas son estáticas, la narración es algo orgánico y se nos presenta aquí con un carácter metaliterario, porque Eulogia a medida que va construyendo su novela, interpela a veces al posible lector de estas letras.

Báez va construyendo su impredecible y correoso personaje con jirones y retazos. Sorprenden algunas palabras en la boca de Eulogia, que toma de los jóvenes a los que dio clase (y seguramente sea una apropiación que el autor, como docente, tan bien conoce), también ciertos latinazos, pues no sabemos tampoco qué cultura atesora Palmira. Lo evidente es que le gusta salsear y tomarse sus gintonics con Palmira, y que cuando le pica el deseo también necesita verterse sobre el papel.

La desmemoria sabemos que causa estragos, altera la percepción de las cosas, como vemos en la relación con Palmira, donde a menudo se levantan falsas acusaciones. Eulogia comienza a desvariar, a hacer cosas raras, y sus palabras y recuerdos (una bruma cada vez más insensata) son el ancla con la vida real, mientras los fantasmas del pasado se ciernen sobre ella.

La memoria del gintonic la leo más como relato que como novela, un relato largo, que para ser novela hubiera necesitado desarrollar más todos los personajes periféricos, y asimismo el personaje de Palmira. Relato que se ve acompañado de otros dos, El regalo y El banquete. Este último, guarda relación con La memoria del gintonic y se sale por la tangente con un final totalmente inesperado.

Complejo lagunar de Laguardia

A poco más de quince kilometros de Logroño se encuentra la ciudad de Laguardia. En el entorno de dicha ciudad hay unas lagunas muy interesantes para visitar.

Si se accede a Laguardia en bicicleta por la GR-38, partiendo desde Oyón, o empalmando con esta GR cogiendo algunos de los caminos que salen detrás del Monte del Corvo, a nuestra disposición tendremos las vistas de los viñedos, el perfil de la Sierra de Cantabria, Laguardia encaramada en un promontorio, los chozos entre los viñedos y las referidas lagunas, que al ser ya casi verano, y una vez que se ha evaporado el agua en los humedales, muestra una superficie blanca por la costra de la sal, tanto en la laguna de Carravalseca como en Carralogroño.

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