Archivo de la categoría: Don Quijote

Los refranes de Sancho Panza (primera parte)

-no querría que fuese por lana y volviese trasquilada;
-suelen andar los amores y los no buenos deseos por los campos como por las ciudades, y por las pastorales chozas como por los reales palacios
-quitada la causa se quita el pecado;
-ojos que no ven, corazón que no quiebra
– más vale salto de mata que ruego de hombres buenos.
«No con quien naces, sino con quien paces»
«a dineros pagados, brazos quebrados»
-en la tardanza suele estar muchas veces el peligro;
-a Dios rogando y con el mazo dando
-más valía un «toma» que dos «te daré» y el pájaro en la mano que el buitre volando
para dar y tener, seso es menester.
«cuando a Roma fueres, haz como vieres»
«Donde una puerta se cierra, otra se abre»
«Dime con quién andas, decirte he quién eres»
«No con quien naces, sino con quien paces

Los Turcos en boca de Don Quijote

Le llegaron a decir cómo venía conmigo uno de los más gallardos y hermosos mancebos que se podía imaginar. Luego entendí que lo decían por don Gaspar Gregorio, cuya belleza se deja atrás las mayores que encarecer se pueden. Turbéme, considerando el peligro que don Gregorio corría porque entre aquellos bárbaros turcos en más se tiene y estima un mochacho o mancebo hermoso que una mujer, por bellísima que sea. Mandó luego el rey que se le trujesen allí delante para verle, y preguntóme si era verdad lo que de aquel mozo le decían.

Don Quijote y el matrimonio

-Si todos los que bien se quieren se hubiesen de casar -dijo don Quijote-
quitaríase la eleción y juridición a los padres de casar sus hijos con quien
y cuando deben; y si a la voluntad de las hijas quedase escoger los maridos, tal
habría que escogiese al criado de su padre, y tal al que vio pasar por la calle,
a su parecer, bizarro y entonado, aunque fuese un desbaratado espadachín; que el
amor y la afición con facilidad ciegan los ojos del entendimiento, tan
necesarios para escoger estado, y el del matrimonio está muy a peligro de
errarse, y es menester gran tiento y particular favor del cielo para acertarle.
Quiere hacer uno un viaje largo, y si es prudente, antes de ponerse en camino
busca alguna compañía segura y apacible con quien acompañarse; pues, ¿por qué no
hará lo mesmo el que ha de caminar toda la vida, hasta el paradero de la muerte,
y más si la compañía le ha de acompañar en la cama, en la mesa y en todas
partes, como es la de la mujer con su marido? La de la propia mujer no es
mercaduría que una vez comprada se vuelve, o se trueca o cambia, porque es
accidente inseparable, que dura lo que dura la vida: es un lazo que si una vez
le echáis al cuello, se vuelve en el nudo gordiano, que si no le corta la
guadaña de la muerte, no hay desatarle

Don Quijote se despacha con Sancho Panza

-¡Oh tú, bienaventurado sobre cuantos viven sobre la haz de la tierra, pues sin
tener invidia ni ser invidiado, duermes con sosegado espíritu, ni te persiguen
encantadores, ni sobresaltan encantamentos! Duerme, digo otra vez, y lo diré
otras ciento, sin que te tengan en contina vigilia celos de tu dama, ni te
desvelen pensamientos de pagar deudas que debas, ni de lo que has de hacer para
comer otro día tú y tu pequeña y angustiada familia. Ni la ambición te inquieta,
ni la pompa vana del mundo te fatiga, pues los límites de tus deseos no se
estienden a más que a pensar tu jumento; que el de tu persona sobre mis hombros
le tienes puesto: contrapeso y carga que puso la naturaleza y la costumbre a los
señores. Duerme el criado, y está velando el señor, pensando cómo le ha de
sustentar, mejorar y hacer mercedes. La congoja de ver que el cielo se hace de
bronce sin acudir a la tierra con el conveniente rocío no aflige al criado, sino
al señor, que ha de sustentar en la esterilidad y hambre al que le sirvió en la
fertilidad y abundancia..