El escritor, traductor y crítico literario José Ángel Cilleruelo reseña Cuando el corazón se cierra hace más ruido que una puerta (Ápeiron Ediciones, 2025) en su blog literario El visir de Abisinia.
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Hijos del pecado (Ludwig von Ficker)
Hijos del pecado, editada por Ápeiron Ediciones, con traducción de Roberto Vivero, es una obra de teatro escrita por Ludwig von Ficker en 1900.
Consta de dos actos. Es un drama que evidencia lo complicado que a menudo resulta dejar el pasado atrás, porque cuando menos te lo esperas este regresa. Así le sucederá a la joven Margreth, la cual vive en la casa con Dorner, un secretario de actas jubilado y Phillip, sobrino de Dorner, con el que Margreth mantiene una relación. Phillip está a las puertas de aprobar un examen que le permitirá manumitirse de su tío y obtener ingresos. Asimismo Dorner, ya jubilado, ha de lidiar con los desmanes del hijo del rector, un tal Felix, un cantamañanas, al tiempo que decide aventurarse en la escritura con un texto titulado Memorias de un actuario.
Philip está enfermo sin que Margreth alcance a saber la gravedad de la enfermedad de su amado. La cuestión de fondo en el drama es el tema del honor. Así se explicita en el título: Hijos del pecado, aquellos seres que vienen al mundo después de que sus madres hayan perdido el honor y sin que se tenga ya fuerzas suficientes para limpiarlo.
Un honor que como el deber vincula, en palabras de Philip. Aquí la honra solo se aplica a las mujeres y Margreth tiene algo que esconder, que tarde o temprano acabará saliendo a la luz, de tal manera que en las apenas 70 páginas en las que se desarrolla la obra, Ficker logre un magnífico resultado a medida que va creciendo la tensión en la obra y todo se precipita hacia un final que parece resultar irremediable.
Obra que sirve para cuestionar la moral masculina vigente a comienzos del siglo XX en Austria, y esa honra que trae de cabeza a los personajes, honra mancillada, por la que se es capaz tanto de matar como de dejarse morir.
Hijos del pecado
Ludwig von Ficker
Traducción de Roberto Vivero
Ápeiron Ediciones
2025
65 páginas

Marionetas (Arthur Schnitzler)
La editorial Ápeiron, con traducción de Roberto Vivero, pone a disposición del lector, por primera vez en castellano, la obra de teatro Marionetas (Marionetten, 1906) de Arthur Schnitzler.
Marionetas es la suma de tres obras: El marionetista, Cassian el valiente y El gran retablo. Las tres obras constan de un solo acto, circunstancia que imprime a las historias una gran vivacidad.
En El marionetista el reencuentro de dos viejos amigos, Georg y Eduard permite sacar a la luz historias del pasado. Ahora uno de ellos está casado (Eduard) y su amigo Georg le hace ver que esa relación actual es consecuencia de una broma del pasado. Lo que el Georg no sabe es que este a su vez también fue burlado. De tal manera que nada es lo que parece y todos son marionetas en manos de los demás, poniendo en entredicho el siempre reivindicado empeño por la independencia. Además otro aspecto a tener en cuenta es cómo un hecho casual puede fortalecer la autoestima en uno mismo, como le sucede a Eduard. De la misma manera que puede verse socavada por una acción del signo contrario. El autor va ofreciendo continuas sorpresas: así un Georg sin mujer, con un hijo muerto; un tipo correoso, inasible cuya fugacidad e invisibilidad parece querer resumir toda la huella que quiere imprimir a su paso por la tierra.
Cassian el valiente es igual de descontante que El marionetista. Schnitzler muy dado a cuestionar la moral, sitúa la historia en el ámbito doméstico, donde Martin, que se dice enamorado de su mujer Sophie, no ve el momento de dejarla plantada e ir en pos de otra mujer. En ese momento aparece en escena el primo de Martin, un tal Cassian y Sophie ve la ocasión pintiparada para ampliar horizontes. Es tiempo de guerra y una ágil vivandera como ella siempre será bien recibida. Pero tendrá lugar una partida de cartas y una apuesta, y un final inesperado para Martin, que puestos a jugárselo todo ofrecerá el destino de su «querida» Sophie. En un plis plas todo queda resuelto. Es esta una obra para marionetas que me gustaría ver representada, pues sobre el papel resulta muy vívida y entretenida.
El libro lo cierra El gran retablo. Es una obra coral con un gran número de personajes y de títeres. Antes de que Pirandello pensase en Seis personajes en busca del autor, aquí Schnitzler piensa en marionetas que también van a su bola y siguen las acciones derivadas de su propia voluntad. El Poeta que insuflara tanta vida a su marionetas, no contempló la posibilidad de que estas tuvieran vida propia. En el escenario tenemos a un nutrido grupo de espectadores que comentan las acciones de las marionetas, que se toman a chufla la aparición de la Muerte, que confunden los distintos planos de la realidad; una historia que cautiva por su manifiesta originalidad.
Si anteriormente había leído otros libros de Arthur Schnitzler, novelas como Morir, Tardía fama, El teniente Gustl, Relato soñado, Apuesta al amanecer o sus aforismos recogidos en Relaciones y soledades, vale la pena acercarse también a su obra teatral. Marionetas es una muy buena elección.
Marionetas
Arthur Schnitzler
Traducción de Roberto Vivero
Ápeiron Ediciones
2025
91 páginas

Gradus ad Parnassum (Manuel Fernández Labrada)
Anteriormente, en el libro de minificciones Al brillar un relámpago escribimos, Manuel Fernández Labrada (responsable del insoslayable blog literario Saltus Altus) ya había demostrado una fina ironía para reflexionar en clave de humor sobre algunos aspectos de la literatura: la crítica literaria, la (de)función editorial, las brechas digitales, la fama literaria, entre otras muchas cuestiones.
En Gradus ad Parnassum, recién editado en Ápeiron Ediciones, Manuel sube la apuesta, y en las 260 páginas del libro ofrece una suerte de manual de autoayuda en clave satírica y paródica. Creo que este enfoque satírico no solo es el más oportuno, sino el único posible, dado que todos sabemos que los caminos del éxito literario son inescrutables, y que no hay una receta mágica que otorgue el éxito inmediato al escritor. Además, el humor resultará aquí un bálsamo para los miles de sinsabores que deberá arrostrar el futuro escritor en su camino hacia el Parnaso, si no se queda antes varado en su trayecto hacia la Gloria. La sátira adopta un tono amable, no se va contra nadie, ni se personaliza. Se opta por la generalización. Lo cual no resta un ápice de mordacidad a los múltiples textos del libro, algunos de ellos revestidos bajo la forma de proverbios y minificciones.
El extenso y concienzudo manual trata de dar respuesta y abordar las múltiples cuestiones a las que debe enfrentarse una persona cuando decide escribir un libro. Teniendo muy presente el antes y el después de la (presunta) publicación. Por eso, en los distintos capítulos del libro el autor reflexionará acerca de las redes sociales, la presentación de originales, la autoedición, los concursos literarios, las ferias del libro, los cuadernos de notas, los títulos y seudónimos, los prólogos y epílogos, las biografías, la jubilación del escritor, los amores tardíos, las mascotas del escritor, los cambios de editorial, los epistolarios, las versiones beta, los borradores e inéditos, las antologías, etc. Como se ve, el libro, trata de dar respuesta a las miles de preguntas que le asaltan a todo aquel que decide adentrarse por los caminos de la escritura.
El periplo del libro nos puede hacer pensar en La Divina Comedia de Dante. Aquí no pasaríamos del Infierno al Paraíso, sino que iríamos camino del Parnaso, que se asemeja bastante. El título del libro está tomado de un célebre método para tocar el piano de Clementi, y Manuel lo ajusta o traslada al mundo de la literatura. En la cubierta vemos la ilustración Monte Parnaso del parque Sorghvliet de Johannes van den Aveele. Un Parnaso dentro de un parque, un logro muy a mano; otra fina ironía de Manuel.
El índice del libro ya nos permite ir viendo el camino que ha de seguir el futuro escritor: Bosques y praderas, Aristas y escarpaduras, Glaciares y neveros, En la cumbre, y finalmente unos Anexos que ayudarán al escritor ante situaciones como las entrevistas, o la manera de presentar los originales a las editoriales.
Ha sido un libro que he devorado. Mucho tiene que ver en ello que todo lo que en el texto asoma, no solo me interesa, sino que también me interpela. Como lector, bloguero literario, ex usuario de las redes sociales y escritor, conozco de primera mano todo aquello sobre lo que Manuel reflexiona y aborda con tanto humor, fino ingenio y mucha erudición, pues aquí también hay posibilidad de echar la red y anotar algunas lecturas de las muchas sugeridas por el autor. Las múltiples metáforas que abonan el texto me traían en mientes ecos de La Ilíada. Si bien lo oportuno sería citar La Odisea por cuanto de periplo guarda todo lo que tiene que ver con proyectar la idea de escribir una novela, o un texto literario, y que este vea finalmente la luz.
Dejo unos textos, de los muchos que he disfrutado, para que quien lea la reseña se pueda hacer una idea de por dónde van los tiros, o las puyas.
Gracias al uso continuado de las redes sociales estamos acostumbrados a que nadie comente lo que decimos ni responda a nuestras preguntas; es decir, nos hemos habituado a conversar con las paredes (¿por qué te crees que llaman “muros” a los espacios compartidos de las redes?).
Las reseñas detalladas despiertan mucho recelo en lectores y editoriales, que solo ven en ellas relaciones innecesarias e inoportunas: un efecto del que están libres las sucintas apostillas de los comentaristas de red.
Ya se sabe que el autor es el último mono en este negocio. Así lo demuestra el hecho de que muchas editoriales y todas las librerías puedan vivir de los libros, pero los autores, en su inmensa mayoría, no.
La obligada brevedad de las opiniones, justificada por la falta de espacio para fundamentarlas, explica que solo existan dos categorías de usuario en las redes sociales: autoridades y creyentes.
Si intentas cimentar el prestigio de tu obra mediante el ejercicio de la crítica literaria solo lograrás cimentar el de los demás.
Las editoriales que solo hacen eco de un comentario que las atañe cuando ha tenido cierta repercusión en las redes hacen gala de su saber literario: al igual que sir Daniel, el astuto personaje de Stevenson, solo se implican en la batalla cuando está a punto de ganarse.
(Regla de cálculo)
Todo escritor que aspire a conquistar la fama sin el auxilio de colegas, críticos y editores correrá parecida suerte a la de un arquitecto que pretendiera levantar una catedral con sus propias manos. Con el genio no basta.
Aceptar el veredicto de una reseña sin leer después el libro es lo mismo que dar crédito a un rumor, quizás infundado.
Hoy en día se publican tantos libros que los críticos literarios son más necesarios que nunca: una abundante cosecha de trigo exige una numerosa cuadrilla de segadores (como una población excesiva de roedores, un elevado número de gatos).
No se te olvide citar el nombre completo del crítico o bloguero, medio en el que ha sido publicada y fecha. Si aparece en soporte digital, es obligatorio añadir un enlace que permita leerla completa.
Y acabo:
Abandonar la escritura porque nuestros libros tienen poco éxito sería como renunciar a las vacaciones porque nadie quiere ver las fotos del viaje.
Gradus ad Parnassum
Manuel Fernández Labrada
Ápeiron Ediciones
2025
260 páginas