Archivo de la categoría: 2025

El fantasma de John Jago

El fantasma de John Jago (Wilkie Collins)

El fantasma de John Jago de Wilkie Collins es una novela muy corta (apenas cien páginas), o un relato largo. Un abogado londinense, un tal Lefrank, atiende a las recomendaciones de su médico que le insta a descansar. Así Lefrank decide cruzar el charco e ir a visitar a un pariente de la familia que tiene en Norteamérica. En el hogar se encuentra con dos hermanos belicosos: Ambrose y Silas, que se la tienen jurada al feroz John Jago. El anfitrión es el señor Isaac Meadowcroft, de Morwick Farm: el padre de Silas y Ambrose.

Al descender del tren y ver el paisaje y los alrededores, cree Lefrank que allí encontrará el descanso anhelado, embebido en la monotonía que la realidad tenga a bien ofrecerle. Algo que, como veeremos, los hechos siguientes desdecirán. Ante tanta rudeza, la nota amable la ofrece una mujer: Naomi; pretendida tanto por Ambrose como por Jago.

El fantasma del título (que nos sitúa en un plano de irrealidad o aporta, ya de entrada, unas buenas dosis de suspense), podría bien reemplazarse por John Jago: el increíble hombre menguante o incluso por Las intermitencias de John Jago, pues como veremos, la desaparición de este puede tener consecuencias fatales para los dos hermanos.

El relato, contado en primera persona por Lefrank, irá describiendo minuciosamente cada situación, hasta su desenlace final, el cual no es necesario desvelar aquí, a fin de no evitarle la postrera sorpresa a quien decida acometer la lectura de este vivaz y ameno relato de Collins.

Como la novela es del siglo XIX se explica que cuando Naomi solicite un trabajo a su amado (ya se verá finalmente quien ha sido capaz de conquistar el corazón de la joven), el afortunado le ofrezca el mejor puesto de trabajo que hay para una mujer: el de esposa.

El fantasma de John Jago
Wilkie Collins
Editorial Belvedere
Traducción de Miguel Ángel Herranz
2025
103 páginas

IMG_20250704_191907

Noche italiana (Ödön von Horváth)

Noche italiana es una breve y simpática obra de teatro coral, con más de veinte personajes, sin tener en cuenta los republicanos y fascistas, escrita por Ödön von Horváth en 1931, publicada ahora por Ápeiron Ediciones con traducción de Roberto Vivero, poco antes del ascenso al poder de los nacionalsocialistas alemanes.

Como en esos partidos de fútbol en los que las respectivas hinchadas ven la ocasión perfecta para liarse a mamporros, aquí puede suceder algo parecido, pero afortunadamente la sangre no llegará al río.

Por una parte están los defensores de la República de Weimar que quieren celebrar su noche italiana (no se dan muchos detalles acerca de en qué consiste dicha celebración). Por otro lado están los fascistas con sus vivas a la patria. Y la retahíla de que los judíos son los que los llevaron a la guerra; la primera se entiende.

Como bisagra la figura del tabernero, haciendo negocios al sol que más calienta. Despotricando con los cambios de los colores del Reich en las banderas.

Uno de los personajes centrales es Karl, que encarna los ideales republicanos. No falta el humor como se aprecia en una de las conversaciones que Karl mantiene con una mujer, con Leni. Le dice que nunca podría armonizar a largo plazo con una mujer que tuviese una cosmovisión diferente a la suya, a lo que la mujer le contesta que todos los hombres tienen la misma cosmovisión. O la conversación entre Adele y su marido: el concejal. Ella es sabedora de que su marido es un proletario por fuera y un capitalista por dentro. Veremos luego que también es un cobarde.

Encima de la mesa está asimismo la pugna entre los viejos y los nuevos valores. Encarnados en el concejal y en Martin, respectivamente. Y un desenlace cuya tensión va en aumento en un cara a cara entre republicanos y fascistas a cuenta de una estatua del soberano cuyo rostro ha sido pintado de rojo y donde todas las sospechas recaen en el bando republicano.

Noche italiana
Ödön von Horváth
Traducción de Roberto Vivero
Ápeiron Ediciones
2025
74 páginas

Screenshot_2025-05-27-18-23-00-757_com.android.chrome-edit

Toda persona. Una defensa de la sanidad pública (Sergio Calleja Puerta)

Sergio Calleja Puerta apela en este breve ensayo a la solidaridad, la justicia social y los derechos humanos. Trabaja en la sanidad pública y sabe de lo que habla. Sabe qué vale la pena mantener y qué hay que defender.

Por eso el primer capítulo se titula El espíritu del 45. Aquel espíritu que se manifestó al acabar la segunda guerra mundial, en el Reino Unido. Los británicos decidieron que si habían conseguido doblegar a los nazis, deberían intentar derrotar también a la pobreza, al desempleo, a la ignorancia y a la enfermedad en su país. Y eso pasaba por crear un Sistema Nacional de Salud.

Y todo esto tiene que mucho que ver con la conquista de los derechos, a la que cierta oligarquía financiera se opone. Para ello Calleja recurre a las palabras de Enrique del Teso.

El derecho a la educación pública evita la manipulación de las clases populares. Los derechos no existen sin el servicio público que los garantiza. Para allá esa falta recursos había impuestos y eso va en contra de la tendencia de la acumulación del capital en manos de la oligarquía. Los derechos son un espacio de lucro perdido. Por eso el trabajo constante para su acabado servicios públicos.

En España, por culpa de la dictadura franquista, tardamos unas cuantas décadas mas en poder tener una sanidad pública. La cual hoy quieren muchos privatizar, bajo el argumento o mantra de que lo privado siempre es más eficaz y eficiente que lo público.

El autor advierte de los cuatro riegos principales que entraña la colaboración público privada, a saber: en la mayoría de los casos es el método más caro de financiación. Conlleva más riesgos por la parte pública. La colaboración público privada suelen adolecer de falta de transparencia de escrutinio, y en algunos casos pueden resultar en abusos contra los derechos humanos, sociales, ambientales y de género.

Lo que es evidente es que hay ciertos espacios que el mercado no cubre (dado que este solo atiende a los dictados del rendimiento, la eficacia, la eficiencia, la rentabilidad etc) y esos servicios, o la garantía de ciertos derechos, solo pueden ser prestados por el Estado. Y a veces incluso el Estado falla. Lo vemos en la Cañada Real, o lo sucedido en El Ejido, cuando fue noticia, en el 2000, por unos asentimientos chabolistas y otras viviendas que les iban a reemplazar y que nunca se hicieron.

Esos derechos que antes fueron privilegios pueden volver a serlo. Lleva razón Sergio.

En nuestros días el Estado, tomado el asalto por el pensamiento neoliberal, no reconoce en la práctica los derechos asociados al estatus de ciudadanía, pues contempla la ciudadanía desde una doble condición: como un «recurso humano», al servicio de la economía y, en el reverso, como una «carga social».

Las palabras de Gramsci, de 1917, con las que concluye el libro no pueden ser más acertadas.

Lo que sucede, no sucede tanto porque algunos quieren que suceda como porque la masa de hom-bres abdica de su voluntad, deja hacer, deja amarrar los nudos que luego sólo la espada podrá cortar, deja promulgar las leyes que luego sólo la revuelta podrá derogar, deja que asciendan al poder hombres que luego sólo un motín podrá derrocar. La fatalidad que parece dominar la historia no es otra cosa que la apariencia ilusoria de esta indiferencia, de este absentismo. Algunos maniobran, otros trafican material-mente con los sacrificios de muchos, otros todavía desangran al prójimo; pero pocos, en realidad, son los que actúan, los que luchan.

Sergio Calleja Puerta
Toda persona. Una defensa de la sanidad pública
KRK Ediciones
2025
106 paginas