El fantasma de John Jago de Wilkie Collins es una novela muy corta (apenas cien páginas), o un relato largo. Un abogado londinense, un tal Lefrank, atiende a las recomendaciones de su médico que le insta a descansar. Así Lefrank decide cruzar el charco e ir a visitar a un pariente de la familia que tiene en Norteamérica. En el hogar se encuentra con dos hermanos belicosos: Ambrose y Silas, que se la tienen jurada al feroz John Jago. El anfitrión es el señor Isaac Meadowcroft, de Morwick Farm: el padre de Silas y Ambrose.
Al descender del tren y ver el paisaje y los alrededores, cree Lefrank que allí encontrará el descanso anhelado, embebido en la monotonía que la realidad tenga a bien ofrecerle. Algo que, como veeremos, los hechos siguientes desdecirán. Ante tanta rudeza, la nota amable la ofrece una mujer: Naomi; pretendida tanto por Ambrose como por Jago.
El fantasma del título (que nos sitúa en un plano de irrealidad o aporta, ya de entrada, unas buenas dosis de suspense), podría bien reemplazarse por John Jago: el increíble hombre menguante o incluso por Las intermitencias de John Jago, pues como veremos, la desaparición de este puede tener consecuencias fatales para los dos hermanos.
El relato, contado en primera persona por Lefrank, irá describiendo minuciosamente cada situación, hasta su desenlace final, el cual no es necesario desvelar aquí, a fin de no evitarle la postrera sorpresa a quien decida acometer la lectura de este vivaz y ameno relato de Collins.
Como la novela es del siglo XIX se explica que cuando Naomi solicite un trabajo a su amado (ya se verá finalmente quien ha sido capaz de conquistar el corazón de la joven), el afortunado le ofrezca el mejor puesto de trabajo que hay para una mujer: el de esposa.
El fantasma de John Jago
Wilkie Collins
Editorial Belvedere
Traducción de Miguel Ángel Herranz
2025
103 páginas