Archivo del Autor: El achicador

Joaquín Sabina concierto en Logroño final de gira 2010

Finalmente Sabina tocó ayer día 13 de noviembre de 2010 en Logroño. Tenía que haberlo hecho a finales de septiembre, pero una indisposición no lo hizo posible. El concierto tuvo lugar en la Plaza de la Ribera. Estaba a rebosar. Mucha gente sentada y otra tanta sobre la tierra, como quien suscribe, a media docena de metros del escenario de ahí que tuviéramos a Sabina ahí mismito, comprobando que a sus 61 años está como un junco, enjuto, a medio afeitar, engalanado con una camiseta con el lema de Chiquito «La cosa está muy mala», y peor que se va a poner, pensará alguno, su bombín, su bastón y su voz de aguardiante, menguada pero potente.

El concierto comenzó a la hora indicada, un par de minutos pasadas las diez de la noche. Al apagarse las luces, en las dos pantallas anejas al escenario, una a cada lado, vimos a una pareja bailando, de fondo sonando «y nos dieron la diez». Luego hizo aparición Sabina con toda su banda. Agracedió Sabina a la gente su paciencia por haber esperado tanto a verlo. Dijo el de Úbeda, que una gira sin pasar por Logroño es una «mierda». De hecho en el último doble disco que sacó en directo, como recordo el autor, muchas canciones fueron grabados en el concierto que dio en la vieja Plaza de Toros. Además en muchas canciones La Rioja o las logroñesas estuvieron presentes. Sabemos que Sabina es un cantante ocurrente y siempre reformula los textos de sus canciones para la ocasión. De hecho en la canción de su último disco Vinagre y Rosas sustituyó Albacete por Calahorra.

Sonaron Pacto entre caballeros, Princesa, Contigo, Medias negras, 19 días y 500 noches, El hombre del traje gris, Tiramisú de limón, Y sin embargo, Llueve sobre mojado (interpretada por Jaime Asúa), Amor se llama el juego (cantada por Antonio García de Diego) Peces de ciudad, Vinagre y Rosas, Noches de boda, Conductores suicidas (interpretada por Pancho Varona) entre otras.

Más de dos horas de concierto nos ofreció Sabina. A las dos horas amenazaron con despedirse. Volverían luego un par de veces para cantar media docena de temas más.

Al presentar a los miembros del grupo, Sabina dedicó unas poesías

Antonio García de Diego

Armoniquero sutil,
guitarrista con metralla,
teclista que en la batalla
me devuelve el mes de abril.

Más que alérgico a las fotos
y a los desmanes del ego.
Voy de paquete en la moto
de Antonio García de Diego.

Josemi Sagaste

Baturro de nacimiento,
mañico de vacación,
dicen que bebe los vientos
por Marita, el muy cabrón.

Como tiene un clarinete
y un saxo digno de un máster,
con la flauta hace triplete
mi son ¡Josemi Sagaste!

Mara Barros

Andaluza como Adela,
la viuda del comisario.
La niña es pura candela
cundo sube al escenario.

Borda el papel de amazona
que mi cartel necesita.
Ni un gramo de silicona:
Modemoiselle Barros, ¡Marita!

Pancho Varona

¿Qué puedo contaros de él?
De sobra la peña sabe
que es la llave de mi piel,
el timonel de mi nave.

Al músico irrepetible
le echa un pulso la persona
su fama es un imperdible
¡se llama Pancho Varona!

Pedro Barceló

Matarían por su toque
Camarón y BB King,
perdónenme que me enroque
con el milagro del swing.

Lo mismo le da un bolero,
que un tango, que un guagancó
Flor de los tamborileros:
¡”Sor” Pedrito Barceló!

Jaime Asúa

Vasco de espalda mojada
desde que vive en Madrid.
Fundó Alarma!!! y Cucharada,
¡lo que ha visto esa nariz!

Primo hermano de Keith Richards,
profesor de pulso y púa.
-¡Toca una conmigo, “pisha”!
Al rocanrol: ¡Jaime Asúa!

Un concierto memorable. El sonido extraordinario. Sabina logró complicidad con el público, entregado como es lógico. Al final todos quedamos contentos. La iluminación era de altura, y la puesta en escena sorprendente con la corista Marita cambiando de vestuario cada dos por tres, disfrazada de lumia, moviendo sus caderas, dando mucho juego, para finalmente Sabina salir tocando el tambor, Marita los platillos y todos disfrutando de un final de gira que moría en Logroño después de 100 conciertos.

Hubo también tiempo para que Sabina nos llevara al orgasmo sensorial con esta poesía.

Uno escribe siempre la misma canción
sobre un niño con cara de viejo
que se atreve a volar bajo el cielo marrón,
que agoniza detrás del espejo.

Uno inventa siempre la misma canción
del poeta borracho y su musa,
del teclado mellado del acordeón,
del pecado mortal sin excusa.

Uno canta siempre la misma canción
otra noche en el bar de la esquina,
cerca de la estación donde duerme un vagón
cuando el tiempo amenaza rutina.

Uno rumia siempre la misma canción
como un perro ladrando a la luna,
con la misma trompeta y el mismo trombón
de mariachi que estuvo en la tuna.

Uno acaba nunca la misma canción
que redime, consuela y perdona,
luego llega la hora detrás del telón en otoño
y es un lujo volver a Logroño.

Francesco Guccini concierto Palalottomatica Roma 6 noviembre crónica

Entrada concierto Francesco Guccini Roma 6 noviembre

En el Palalottomatica de Roma el 6 de noviembre se colgó el cartel de todo vendido ante el concierto de Francesco Guccini (fuera de recinto había gente que se ofrecía a comprarte la entrada), quien tras 40 años ejerciendo la profesión arrastra a sus conciertos a público de todas las edades (detrás nuestro tuvimos a una familia, donde los abuelos, los hijos y los nietos al tiempo que daban cuenta de unos bocadillos y toda suerte alimentos caseros, se embutirían las banderas del partido comunista cuando Guccini interpretó La locomottiva, canción que pone fin a todos sus conciertos, ante el delirio generalizado).

Alrededor de unas 10.000 personas nos dimos cita para vivir, al menos para mí y no creo que sea el único, una experiencia única. El público se dispuso o bien en los anillos circulares o sentados en el suelo acolchado frente al escenario, donde la gente permaneció sentada hasta que Guccini interpretó las últimas dos canciones, lo cual parece ser el ritual.
Al contrario que muchos cantantes y músicos convertidos en mercenarios (Iniesta, Fito, y un largo etcétera), que suben al escenario saludan, tocan una hora y media larga, hacen algún bis y se van a casa, sin haber intercambiado con su público media docena de palabras, Guccini es todo lo contrario. No solo disfruta cantando sino que al comienzo de cada canción, el autor modenese cuenta las anécdotas que sirvieron de inspiración a sus canciones, las cuales ama. No faltan tampoco los comentarios mordaces sobre la situación política (Berlusconi da mucho juego) ni el intercambio de impresiones con algunos espectadores que próximos al escenario pedían canciones y reclamaban la atención del arista.

El concierto daba comienzo a las nueve pero empezó unos diez minutos más tarde. Una vez sobre el escenario Guccini y los seis músicos que le acompañan; Ellade Bandini (batteria-percussioni), Juan Carlos »Flaco» Biondini (chitarre), Roberto Manuzzi (sax-armonica-fisarmonica-tastiere), Antonio Marangolo (sax-percussioni), Pierluigi Mingotti (basso) e Vince Tempera (pianoforte-tastiere), Guccini comenzó a charlar sobre el bunga bunga. Que pensaba decirlo, que si no lo decía y finalmente no he resistido, así que «buon bunga bunga a tutti» y diez minutos después comenzaba el concierto con la canción Canzone per un’ amica. El bunga bunga es ese juego sexual con el que el Presidente Italiano deleita a las feminas que le secundan (más información aquí)

En el repertorio del artista se dan cita canciones de amor (Cirano) y desamor (Farewell, Quattro stracci), un recuerdo para los amigos que se quedaron en el camino (Lettera), alegatos antibelicistas (Su in collina), canciones convertidas en himnos (La locomotiva), retratos de ciudades (Bisanzio), el tiempo que se ha ido (Eskimo), las ocasiones perdidas (Autogrill), tristeza musicalizada (Il pensionato, Il frate).

No sonaron L´avvelenata, Dio é morto, Venezia, Piccola Cittá, Don Chisciotte y otras muchas, pero esto es inevitable. Guccini tiene unas cuentas docenas de canciones a cual mejor y a pesar de que el concierto duró casi dos horas y media y sonaron casi dos docenas de temas no entran todas.

En cuanto a la puesta de escena, primó la austeridad y la funcionalidad. El juego de luces es de lo más discreto que uno puede imaginar. Nada de virguerías, lo justo para distinguir a los músicos en la oscuridad. Tampoco hay pantallas ni nada de eso que está ahora tan de moda en los grandes recintos. Lo mismo comentar respecto a los altavoces. Dos ristras de ellos a cada lado sobre las columnas metálicas y a cantar.

No olvidemos que Guccini tiene 70 años, que ahora que ha dejado de fumar está más gordo que de costumbre, y a pesar de moverse de modo torpón, lo más importante que es su voz, permanece vigorosa, rocosa, fuerte, estable. De ahí que las canciones sonaban con una nitidez extraordinaria, con una cadencia que no daba lugar al altibajo. Una experiencia similar a escuchar un disco en directo en tu casa, pero rodeado de diez mil almas y encima con Guccini frente a ti interpretando los temas.

Cada canción era coreada por los presentes pero Guccini, y esto que me gustó, no dejaba el micrófono en manos de su público, sino que era él quien tenía el mando y su voz se imponía sobre sus entregados y vociferantes fan.

Algo que también me agradó es que Guccini no hace la pantomina de irse para luego volver y cantar algún tema más. No, Guccini dijo que quedaban dos temas. Al final cogió la guitarra, cantó la Locomotiva envuelto en ese que a veces la música logra, la comunión entre el cantante y el público, ya entonces entregado, apasionado, con la gente que estaba en tierra puesta en pie, para despedir al ídolo, hecho de carne. Guccini es un referente para mucha gente. Hoy por hoy la coherencia, máxime en lo artístico, es algo que no abunda. Quizá eso explique porqué vivimos lo que vivimos esa noche en la Palalottamatica, cuya organización sea dicho de paso y a modo de colofón fue extraordinaria.

Guccini cantando su himno La locomotiva

Además la entrada costaba 24 euros, un regalo visto lo que en España cobra por ejemplo Joaquín Sabina, 40 euros para el concierto de mañana día 13 en Logroño, al que iré.

Ahí pongo el listado con las canciones que viene tocando Guccini en este Tour. En el concierto en Roma, Dio é morto no sonó.

# Canzone per un’ amica
# Lettera
# Noi non ci saremo
# Il frate
# Amerigo
# Il pensionato
# Autogrill
# Canzone per Piero
# Farewell
# Inutile
# Quattro stracci
# Vorrei
# Su in collina
# Bisanzio
# Canzone dei dodici mesi
# Canzone di notte n.2
# Eskimo
# Cirano
# Dio è morto
# La locomotiva

Guccini saluda al público al acabar el concierto

San Mateo 2010 Logroño fotos fiestas

Ahí pongo otras cuantas fotos que he ido haciendo estos días. Hoy había degustación de choricillo en donde tiene la Comisaría la Policía y ayer hubo salchichón asado en el Espolón, entre otras muchos.
Los más pequeños pudieron ver a Gorgorito en el Parque de la Cometa y al día siguiente en la Plaza 1º de Mayo. De Gorgorito apuntar que me parece bastante fuerte hoy que se trata, como debe ser, de que los niños no estén expuestos a la violencia, que en un acto dedicado a ellos como Gorgorito, se dijeran cosas como «te voy a dar un tiro en la cabeza«, «cuenta hasta cinco antes de que te mete», y así todo el rato. A niños de tres años, «matar» les suena a chino, pero a ver a alguien aporreando a otro hasta dejarlo «sin sentido», creo que ni tiene gracia alguna ni es lo más adecuado para niños pequeños y grandes, así que por mi parte me sentí escandalizado. Se pueden hacer otras representaciones con temáticas infantiles, más fantásticas y en absolutas tan violentas como las de Gorgorito. Dicho queda.
Hoy la Travesía San Juan estaba hasta arriba, al igual que la Laurel. A los Gigantes y cabezudos los vimos en la Travesía. Camino de casa pasamos por Las Cubanas a comer un pincho de Cochinillo Crocante y otro de Risotto con presa ibéricas, a cual mejor.

Charanga en el Espolón Logroño San Mateo 2010

Charangas que amenizan los días a su paso por la plaza del Espolón

Degustación de salchichón asado en la Plaza del Espolón de Logroño en fiestas San Mateo 2010

Degustación de salchichón asado en la Plaza del Espolón, con buena afluencia de público, como se ve en las largas colas que se formaron, a la espera de una ración.

Degustación de choricillo en la Jefatura de la Policiá

Degustación de choricillo en la plaza de la Jefatura de la policía. A la sombra y con una cola que va fluye.

Gigantes y cabezudos en la calle San Juan San Mateo 2010

Gigantes y cabezudos en su deambular por la Travesía San Juan.

Gigantes y cabezudos San mateo 2010

Cabezudos en la Travesía San Juan, la cual no tiene nada que envidiar en cuanto a pinchos a los ofertados en la Calle Laurel. Sitios como La Cueva, el Baden Baden, La segunda Taberna, bien merecen una visita.

tapa de cochinillo crocante en Las Cubas Calle San Agustín Logroño San Mateo 2010

Tapa de cochinillo crocante en el Restaurante y ahora lugar de tapeo Las Cubanas. Lugar que estaba hasta los topes. Además del Risotto y el cochinillo en la pizarra había otras muchas tapas que seguro que están igual de buenas.