S. HIDALGO – Madrid
EL PAÍS – 25-10-2006
¿Es posible morirse trabajando en un país extranjero y que ningún ser querido, durante un día y medio, sepa que te has muerto? En una cámara frigorífica del Instituto Anatómico Forense está guardado desde el lunes por la mañana el cadáver de Victor K. C., ciudadano búlgaro de 20 años que el pasado lunes murió electrocutado mientras trabajaba en la A-2 colocando un cartel publicitario. Por la fuerte descarga que recibió, el obrero cayó desde tres metros de altura. El fallecido no tenía papeles de residencia.
Durante 28 horas, el cadáver estuvo sin identificar. La empresa para la que supuestamente trabajaba Victor, Belle Publicidad, no se responsabiliza de su muerte y sus trabajadores aseguran encima que nunca habían visto a la víctima. Mientras, alguien, en algún lugar, quizás echó de menos a Victor K. C., pero la policía no pudo esclarecer quién era hasta ayer al mediodía.
El Cuerpo Nacional de Policía logró poner por fin nombres y apellidos al cuerpo sin ayuda de ningún conocido del muerto. Los agentes lo tuvieron que hacer comparando sus huellas con las de todas las fichadas en su base de datos. «El hombre no tenía antecedentes, por eso se ha demorado un poco la identificación del cadáver», señalaron fuentes policiales. La policía ha localizado luego en Madrid «a alguien que conocía muy bien a la víctima» y a través de esta persona a sus familiares en Bulgaria.
¿Para quién trabajaba este hombre? Si no es un obrero, ¿qué hacía subido a un cartel publicitario en un descampado de la carretera de Barcelona? El paraje donde fue hallado el cuerpo de Victor está rodeado de burdeles, talleres de coches y restaurantes de carretera. «Sólo sabemos que es un ciudadano búlgaro y que se ha abierto una investigación», explican fuentes policiales. Pero en la Embajada de Bulgaria tampoco saben nada de este hombre, y eso que ya han pasado dos días desde que murió. «Estamos haciendo averiguaciones… ¿Pero por qué no llevaba pasaporte, ni cédula de identidad?», se preguntan en la Embajada. El misterio del cadáver del obrero búlgaro es tal misterio que las administraciones (la policía nacional, los sindicatos, la Consejería de Empleo), a la pregunta de quién es este Victor K. C., coinciden en contestar con la misma frase escueta: «Se está investigando».
El relato de lo que pasó el lunes por la mañana, en una jornada en la que llovía con fuerza, está lleno de contradicciones. Hay una empresa, Belle Publicidad, que trabaja colocando carteles publicitarios en la carretera de Barcelona. «Esta empresa tiene un jefe búlgaro y tres empleados, también búlgaros», explican desde Empleo.
Pero estos tres trabajadores búlgaros aseguran, en la declaración que han hecho a los técnicos de Empleo, que no conocen de nada al fallecido. «Los tres han contado que colocaron el cartel publicitario, que se alejaron para hacer una fotografía del mismo y tener así la prueba de que lo habían puesto bien y que, cuando se acercaron, vieron que en el suelo había un cadáver», explicaron desde la consejería. «Pero dicen estos obreros que no conocen de nada al fallecido y que no trabajaba con ellos», agregaron.
Carmelo Plaza, responsable de Salud Laboral de CC OO, calificó lo ocurrido como «gravísimo». «Si mañana seguimos sin saber nada de lo que ha ocurrido con esta nueva víctima laboral, presentaremos denuncia en comisaría y ante el fiscal para que investigue qué ha pasado», señaló Plaza.
Desde UGT contabilizaron en 129 los trabajadores que han muerto en la región en lo que llevamos de año. El lunes, además de Victor K. C., fallecieron en la carretera M-103, a la altura de Valdetorres del Jarama, dos obreros españoles que volvían de trabajar.