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Un liante entre los clásicos (Enrique Gallud Jardiel)

Es muy posible que para cuando haya acabado de escribir estas palabras Gallud haya publicado otro libro (en Ápeiron, como es el caso, o en cualquier otra editorial) y esta no sea por tanto su última publicación. Y van, creo, más de 368 libros publicados. Una barbaridad para cualquier mortal. Yo llevo escritos media docena y ya acuso fatiga crónica. Lo que me lleva a pensar que Gallud es un superhéroe de las letras, o un ser inmortal, o que tiene el Chat GPT de pago y escribe libros como churros. Cualquiera de las tres opciones me parece igual de increíble.

Ya llevo leídos unos cuantos libros de Enrique Gallud Jardiel, algunos escritos sólo por él, y otros a cuatro manos, o a dos cerebros, junto a Roberto Vivero, y podría decir que ya sé lo que voy a encontrarme antes de leer este libro, pero no lo digo, porque no sería cierto. Gallud me sorprende en cada libro y su imaginación, ese don con el que estamos bendecidos los humanos, unos más que otros, parece un filón inagotable.

Aquí Gallud tiene la brillante idea de colarse como un personaje más en libros por todos conocidos, que no sé si leídos y cambiar los finales de las novelas, y de cantarles, de paso, las cuarenta a algún personaje, como a Robinson Crusoe. En mi caso, recién vi Frankenstein de Guillermo del Toro y Guillermo Tell y tengo más o menos frescas las lecturas de Crimen y Castigo, El Quijote o La Ilíada. De otras apenas recuerdo nada como En el nombre de la rosa. De Cyrano me vienen ecos de la canción de Guccini, y la novela de Rostand, etc.

Lo interesante es apreciar cómo cada historia, cada liada de Gallud, tiene su aquel. La manera en la que el autor recrea cada época, con un lenguaje muy ajustado y sugerente. Pero lo que supone un plus, que va más allá de dicha ambientación, tan bien resuelta, es cuando entra en escena la desbordante imaginación, a lomos del humor, que fluye como el magma, en el interesante contraste y constante interacción entre el pasado y el presente, y el diálogo que surge entre ellos. Las liadas de este liante alcanzan cotas inimaginables precisamente en La Ilíada. Ahí Gallud pone toda la carne en el asador, e incluso perpetra la primera huelga de armas caídas que registra la historia (el «desescalar» de ahorita mismo) y el texto resulta tronchante. De hecho, ya he pedido cita con el maxilofacial, porque a resultas de la presente lectura, tengo las almohadillas de la cajilla deshilachadas.

He leído el libro en pdf y no me costaría nada hacer un copia y pega de los párrafos con los que me he carcajeado, pero serviría de poco, pues lo que se disfruta aquí es la historia completa, de cabo a rabo. Y además, creo que el texto resultante tendría casi las mismas páginas que el original. En todo caso también es un homenaje a los grandes títulos de la literatura universal. Y quizás la excusa perfecta para leerlos.

Y para una reseña con enjundia, les recomiendo la pergeñada por Manuel Fernández Labrada en su insoslayable blog literario Saltus Altus.

Un liante entre los clásicos
Enrique Gallud Jardiel
Ápeiron Ediciones
2025
171 páginas

Erotismo-para-puritanos

Erotismo para puritanos (Roberto Vivero & Enrique Gallud Jardiel)

Erotismo para puritanos guarda relación con el anterior libro que he leído: Correspondencia inteletual, entre otras cosas porque los autores son los mismos: Roberto Vivero y Enrique Gallud Jardiel, que con este creo que son seis libros los que han escrito al alimón. Pero no se preocupen porque sus libros no producen ni acidez ni reflujos. O eso espero.

El libro es una sucesión de ilustraciones: ya sean esculturas (la Venus Calipigia, la Venus de Willendorf, Laocoonte y sus hijos, Apolo Sauróctonos de Praxíteles…), cuadros en los que aparecen hombres, mujeres y animales desnudos (La Cigarra de Lefebvre, La muerte de Cleopatra de Rixens, La fuente de Ingres, El sueño de Fausto de Luis Ricardo Falero, Morfeo e Iris de Pierre-Narcise Guérin, Amor victorioso de Caravaggio, Cabeza de venado de Velázquez, El origen del mundo de Courbert, Kama Sutra, Las tres gracias de Pedro Pablo RUbens…) o medio en cueros (Autorretrato con su mujer y copa de vino espumoso de Lovis Corinth, La fornarina de Rafael…) o incluso vestidas (Judit de Palma el Viejo, Una calle en Venecia de John Singer Sargent, Muchacha con gato de Balthus, La pesadilla de Fuselli, La caja de Pandora de Alexandre Cabanel) y donde encontramos también pitugramas, cosas desnudas, o casi, como tableros de ajedrez vestidos con cuatro piezas: Trébuchet de Duchamp y cuadros de Mondrian, su Composición en rojo, amarillo, azul, blanco y negro.

Me sorprende, para bien, la calidad de las ilustraciones en color, dado que la ilustración tiene aquí una vital importancia, ya que será el objeto del escrutinio por partida doble tanto de Ars(enio) Brevis Vitalonga, y de Pituso Beneficencio Rumberto, Pitu para los amigos; pseudónimos que emplean los dos autores para acometer sus sesudas, que no sexudas, reflexiones, aunando la erudición con el humor, y así afloran los temas bíblicos, los mitos griegos, los motivos kamasútricos, las corrientes pictóricas (el arte abstracto), y desvaríos varios y paridas deslumbrantes, con las que sin ofender a nadie (tampoco a los puritanos) acercarán al lector el arte o el arte al lector y asimismo la historia, la religión, de una manera muy saludable: entre bromas y veras, con un humor tan blanco como su cubierta, pero sazonado con ingredientes picantes que son la sal de la vida. ¿O no?

Mis textos favoritos del libro son: Joven romana en la fuente, La indolente, Morfeo e Iris, El despertar de la conciencia, Autorretrato con su mujer y copa de vino espumoso, Naranjas y limones, Una calle de Venecia, y La venus de Willendorf.

Erotismo para puritanos
Roberto Vivero y Enrique Gallud Jardiel
Ápeiron Ediciones
2023
300 páginas

Correspondencia_inteletual

Correspondencia inteletual (Enrique Gallud Jardiel & Roberto Vivero)

Vuelve la burra al trigo porque con la lectura de esta Correspondencia inteletual escrita a dos cerebros entre Roberto Vivero y Enrique Gallud Jardiel, llevo ya cinco libros leídos, de los escritos al alimón por esta pareja de humoristas.

Y como lo mío ya es puro vicio tengo entre las manos también otro libro suyo: Erotismo para puritanos.

Vi hace poco a Faemino y Cansado en el Teatro Bretón y me resultó sorprendente cómo parida tras parida mantuvieron al público una hora y media embelesados.

La Correspondencia inteletual es un monto de cincuenta cartas jocosas en la que los autores despliegan toda clase de recursos literarios que exigen no solo que el lector deje en suspenso la credulidad, sino que ejerza como el autocorrector de google, de cara a leer no lo que pone, sino lo que se supone que debería poner, habida cuenta el aluvión de juegos palabras presentes en el texto.

Del prolífico Gallud, consumado maestro de la literatura humorosa, uno puede esperar cualquier cosa, porque su imaginación desbordante no parece tener límites y se desparrama anegando (y por ende, afirmándose) el mercado editorial con tropecientos libros anuales. Pero el caso de Roberto Vivero me tiene intrigado, porque después de haber leído Seducciones, Las fieras, Zoo, Crítica del Barrio Chino, o Carnicería, por citar algunos, no lo veía yo haciendo el humor con la desenvoltura con la que se maneja junto a Gallud, el cual parece ser capaz de extraer de Vivero lo mejor de sí (en cuanto al humor) y el libro se erige en una sucesión de paridas, que como en botica, unas tienen más gracia que otras. Pero el tono desenfadado y el cachondeo y la burla sí se mantienen constantes (como en un partida de ajedrez en donde cada jugador en lugar de piezas mueve textos humorosos) de principio a fin, hasta la esquela, para entendernos.

Hay para el investigador elementos curiosos, como la mención a la traducción de La Torre por parte de Roberto Vivero, que leí el pasado año o a La Taberna de Platón, escrito también a cuatro manos.

Dado que el humor va por barrios, no sé si esta Correspondencia inteletual es recomendable o no, pues no sería el primero que acaba Muerto de risa. Lo que sí es evidente es el ingenio que despliegan ambos autores a los que leo muy, pero que muy compenetrados.

Y podría desnerudar mi alma para escribir los versos más tristes esta noche, para pensar que no la tengo, para sentir que la he perdido, para oír la noche inmensa, más inmensa sin ella, y también podría espigar unos cuantos textos para que valorasen la mucha o la escasa gracia de algunos de los mismos, pero me encuentro modorro, será la cuesta de enero, pienso, así que busquen (el libro), comparen y si encuentran algo mejor (alguna novela mía, por ejemplo): cómprenlo (o hagan una desiderata en las cientos de bibliotecas públicas de este país).

Para ir aliterando gabrielcelayescamente:

Las epístolas son poemas cargados de futuro.

No siempre.

PD. De la portada no voy a decir nada.