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Recorrido de El Muro de Berlín

Plano de Berlín con el Muro

Cuando visitas Berlín a veces no te queda claro que partes dividía el muro, luego no sabes si pisas la antigua r
República Democratica o la Federal. En el mapa, se ve por donde iba, y queda mucho más claro si subes a la torre de la televisión, a más de 200 metros de altura las vistas son espectaculares y los edificios ya permiten hacerte una idea de si eran del régimen comunista o no. Recomiendo también un paseo (con buen calzado porque a mi un pliegue en el calcetín me dejó una ampolla del tamaño de un garbanzo) por la Karl-Marx Alle antigua Stalinalle, a esos de la 10 de la noche. Se convierte en todo una experiencia.

El mapa lo puedes ver ampliado aquí.

El Bundestag en Berlín

Cúpula del Bundestag de Norman Foster

Para ver la cúpula del Bundestag, Parlamento Alemán, conviene madrugar. Un día nos plantamos en la entrada a las 9,45 y había una cola de más de trescientos metros. Al día siguiente volvimos a la carga y a las 8,10 estábamos sólo un puñado de gente. Tuvimos no obstante que esperar unos quince minutos. Una vez dentro te examinan con lupa, como en los aeropuertos.

Tuve la brillante idea de tomar una foto antes de coger el ascensor y una señora en edad de jubilarse con un quiebro de cintura que no lo tenía Romario, me dijo algo en alemán que deduje consistía en que tenía que borrar la foto hecha. Encendí la cámara la borre delante suyo, asintió y subimos todos al cielo, hasta la cupula. Es impresionante por dentro y por fuera, más por dentro. Es lo que se ve en la foto. Luego por una escalera que rodea la cúpula vas ascendiendo hasta arriba y de allí las vistas son impresionantes, pero recomiendo ir al pirulí porque allí las vistas son todavía mejores.

La entrada es gratuita y te puedes llevar un periódico en alemán sobre las noticias del Parlamento que me vino genial para envolver las cervezas de cristal que compré y transporté en la maleta.

El metro de Berlín

Del metro de Berlín hay que destacar algunas cosas. Lo primero es que a diferencia de otras ciudades, no hay tornos. Esto es, no hay barreras que se abren una vez metes el billete y se te valida. En Berlín debes comprar el billete y validarlo en una maquinita, al lado de la vía, pero nadie te controla si lo validas o no, así que cabe la picaresca.

En España seguro que sería inviable, porque funcionamos bajo represión (como queda claro con el carné por puntos), pero aquí parece que los alemanes van a otro rollo. Durante cuatro días nos movimos mañana y tarde en metro, tras haber comprado la tarjeta Berlin welcome card, así nos podíamos mover durante 72 horas en cualquier medio: bus, tranvía, tren en las tres zonas (lo que te permite si tienes la opción C ir al aeropuerto de Schönefeld en metro). Tuvimos dos controles, un hombre y otro día una pareja subieron mostraron sus carné y los allí presentes hubimos de presentar nuestros billetes. No pillaron a nadie, cero patatero, todo el mundo había validado su billete y había pagado el coste del servicio que se le ofrecía. Los revisores no iban vestidos de «ama de casa», ni de «punky» como he leído en alguna guía. Iban normalitos, sin llamar la atención

Berlin Welcome Card

Otra cosa reseñable es que los vagones parecen sepulcros porque no se oye un sólo ruido, salvo que alguién oiga música por los auriculares, o algún joven esté jugando con la consola y se oiga el fragor de los dedos sobre el teclado.

Metro de Berlín

En el metro también había gente buscándose la vida a su manera: rebuscando entre la basura o tocando canciones con la guitarra.

Interior del Metro de Berlín

Acelerado metro Berlín

Dentro del metro, en cada estación hay un alud de negocios de comida rápida y demás servicios. Otro mundo bajo tierra.

Los metros además conectan con los trenes y a veces sales a la superficie y haces trayectos por el exterior.

Estación tren Berlín