Vía verde del Iregua, Logroño – Torrecilla en Cameros

La etapa consiste en ir en bicicleta desde Logroño hasta Torrecilla en Cameros, pueblo donde nació el político Práxedes Mateo Sagasta. Al tratarse de una vía verde no encontraremos vehículos en el camino. Hasta Viguera el terreno es levemente ascendente. Dejaremos Logroño por el barrio de Varea e iremos rodeados de huertas con frutales, también veremos las acequias y el canal, pasando luego por Alberite y dejando luego a nuestra izquierda Albelda y Nalda, asimismo las peñas de Islallana con su característico color rojizo.

Antes de llegar a Viguera, donde se ve alguna loma quemada, hay una potente subida hasta la plaza del pueblo. La pendiente continua luego al tener que abandonar por Viguera por una pronunciada pendiente, que una vez en lo alto ofrece una imagen integral del pueblo y nos encamina hacia un promontorio rocoso que atiende al nombre de Castillo de Viguera. En este momento hemos realizado 21 kilómetros. Hasta Torrecilla restan otros catorce kilómetros.

Si hasta Viguera ir en bicicleta no entraña ninguna dificultad y el terreno es 100% ciclable, a partir de Viguera la cosa cambia totalmente. En apenas un par de kilómetros hay doscientos metros de desnivel. Lo que la ruta gana en belleza lo pierde en ciclabilidad. Arropados por un profuso manto vegetal, a cubierto bajo los robles y las hayas, la vía se convierte en una sucesión de senderos muy estrechos, abundantes en piedras y ramas de los árboles a modo de guardabarreras; o bien el terreno presenta el aspecto de una escalera por la que no es posible descender sentado en la bicicleta.

Vía Verde Iregua

A falta de unos cinco kilómetros llegamos a una bifurcación y las señales en un poste de madera, por su inexistencia, son de nula ayuda. Optamos por coger el camino de la derecha, pero en seguida caemos en la cuenta de que ese camino, tan profuso en hierbajos y zarzamoras, que nos regalan un abrazo hostil, rasguñando nuestra piel, no es el correcto. Y tomamos el de la izquierda. En ese momento de parón es cuando vemos al único ciclista de la ruta; senderistas vimos unos cuantos ya cerca de Torrecilla. En la ruta hay pasos vallados, con estacas que se quitan y se ponen y evitan el paso de las vacas o con estructuras de madera y con las que no se puede pasar con la bicicleta por su estrechez.

Antes de llegar a Torrecilla los coches harán acto de presencia en la carretera que transcurre por la hondonada, a nuestra derecha. El terreno presentará a ratos un color blancuzco, por la cal, y antes de finalizar, unas señales nos avisarán del peligro de desprendimientos, convertido el suelo en un amasijo de piedras. La cuestión ahí es no pinchar porque algunas piedras están rotas y son guijarros afilados.

La fábrica de Peñaclara en la carretera ya indica el final de la ruta. Son casi 14 kilómetros que debidos a su escasa ciclabilidad (me recuerda bastante a otros tramos de la GR38 o del Puerto del Toro) se hacen interminables y que no recomiendo hacer en bicicleta sino andando. El regreso a Logroño por la carretera de Soria, bastante transitada. En total 73 kilómetros.

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