Eudald Carbonell (Ribes de Freser, 1953), uno de los arqueólogos y paleontólogos más prestigioso de España, ofrece en este ensayo, Elogio del futuro, manifiesto por una conciencia crítica de la especie, la manera en la que se debe construir el futuro y habla de construcción porque no vale seguir con la inercia del pasado, dejarnos arrastrar por ella. Las inercias del pasado no tienen por qué determinar las perspectivas del futuro.
El autor reconoce que puede sonar raro que alguien que ha dedicado toda su vida al pasado, siempre rodeado en su la labor de restos fósiles, aventure y pergeñe un manifiesto donde exponga su ideario sobre ese futuro que debemos darnos.
Me resulta muy interesante lo expuesto por Eudald, ya que aquí lo que se tiene en cuenta es el ser humano como una especie evolucionada, en un momento en el que ninguna otra especie puede plantarle cara y donde quedan cuestiones sociales que todo nuestro saber, conocimiento, pensamiento crítico, toda nuestra evolución y adaptación al medio durante todos estos milenios, como son las desigualdades económicas (justificada históricamente por el darwinismo social por las clases dominantes) y la igualdad de clases, no han sido resueltas. No podemos considerarnos completamente humanos hasta que no desaparezcan las clases sociales afirma Eudald.
Acabar con las clases sociales es la aspiración humana más profunda desde el punto de vista de integración evolutiva.
La idea seminal en este ensayo es: qué queremos ser como humanos, para proceder así a su construcción y ahí es fundamental la conciencia crítica de especie, esto es, la manera en la que tendemos a vernos los humanos en el marco de nuestra propia evolución y en el de otras especies, que nos lleva a replantearnos también nuestra actitud frente al planeta Tierra.
Hay que actuar a favor de los intereses de la especie y no de los intereses de clase. Llevar a cabo un proyecto evolutivo de la propia historia que nos permita diseñar un futuro colectivo en el que todos podamos participar sin poner en juego nuestro destino y el de nuestro planeta.
Habla Eudald de completarnos como humanos, en pos de alcanzar ese punto óptimo de su evolución, pues la evolución sigue y culminará dice con una revolución social sostenida por los conocimientos y el pensamiento científico y la conciencia crítica de especie. Hemos de construir el futuro y entender el pasado.
En el texto está muy presente la tecnología, se dice que veremos al hombre viviendo en el espacio, la estampación en 5D (añadiendo a la 3D, la vida y la conciencia), la posibilidad de crear vida a partir de elementos orgánicos, generar nuevas especies, no sola humanas en la línea del transhumanismo.
Diferencia el autor progreso de desarrollo en el marco de una revolución científica-técnica. El desarrollo no tiene porque beneficiar a la especie per se. El progreso consciente introduce dimensiones en el proceso que suponen la necesaria colaboración y el beneficio entre los organismos implicados.
Maneja Eudald conceptos tales como: conciencia operativa, conciencia crítica de especie, evolución responsable, progreso consciente, incremento de sociabilidad, tecno-humanos, que sirven como soporte teórico a lo leído. A los que habría que añadir otras nociones básicas como la empatía y la solidaridad, para construir una humanidad sobre la base de un incremento de la sociabilidad y del progreso consciente. Dando voz a las minorías dado que Si dejamos a las minorías sin voz, frustramos el proceso de humanización. Crucial es también que sea efectiva la igualdad de oportunidades. Dice Eudald que todos debemos contar con las mismas oportunidades para hacer del futuro algo verdaderamente humano, ya que la desigualdad marca negativamente, como hasta ahora, nuestro ritmo evolutivo.
O la humanidad toma las riendas de su propia evolución o el futuro dejará de ser una promesa. Lo que nos define hoy es una incapacidad de pensar y de decidir lo que queremos ser, afirma Eudald.
Todo estas opiniones de Eudald son muy interesantes y provechosas, cosa distinta es la posibilidad de que lo aquí expuesto pueda materializarse, pues Eudald considera a los 6000 millones de humanos, como un todo: la especie humana y lo que éste desea y espera para la misma se ve fragmentada en la realidad en cientos de países, continentes, culturas diversas, religiones, en una diversidad tal que parece casi misión imposible dirigirse a la especie humana como un todo, sin tener además en cuenta esas minorías extractivas y el poder que se sustenta sobre la desigualdad.
Ya desde la dedicatoria de Eudald a ese genio que es Adrià, este ensayo me ganó.
A mi amigo Ferran Adrià, porque cuando las sombras de la desesperanza sobrevolaban mi cabeza esperando entrar, él encendió la luz que me ha ayudado a no desfallecer y a pensar de nuevo en el futuro de la humanidad, dándome la posibilidad de empezar la construcción de una teoría social que lo explique.
Arpa editores. 2018. 126 páginas.