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Astillas (Celso Castro 2011)

Celso Castro portada libro Astillas
Celso Castro
Ed.Libros del Silencio
2011
278 páginas

Leí El afinador de habitaciones (EADH) de Celso Castro y quería más. Así que me hice con Astillas y me lo llevé bajo el brazo a un librería y empecé a leerlo mientras tomaba un café y estaba sentado próximo a la sección de poesía y oí a un joven declamar unas poesías, que decía que eran de Garcilaso y otro joven le replicaba y yo estaba más atento de los poemas que del libro de Celso y eché la silla para atrás y vi que el joven que recitaba a Garcilaso, no tenía ningún libro consigo si no que lo hacía de memoria, y supe que aún hay esperanza Sigue leyendo

El guardián invisible (Dolores Redondo 2013)

El guardián invisible
Dolores Redondo
2013
Editorial Destino
433 páginas

A Dolores le ha salido un libro redondo. El guardián invisible no es su primera novela, pero es la que le ha dado a conocer al gran público. No cultivo mucho el género de la novela negra, que en algunas librerías ocupa unos cuantos metros del frontal y cada vez vende más, pero de vez en cuando sí que tengo a bien hincarle el diente a novelas como esta.

Una vez leída puedo decir que queme que me ha gustado y he experimentado algparecido a lo que sentí (o creo recordar que sentí) cuando hace años leí Némesis de Jo Nesbo u Ojos de agua de Domingo Villar.

La historia transcurre en el Valle del Baztán, en Elizondo, donde se están cometiendo unos asesinatos de niñas en la preadolescencia. La inspectora Ainhoa es la encargada del caso, y le toca jugar en casa, pues aunque vive en Pamplona, nació en Elizondo y conoce de primera mano la forma de ser y de vivir de sus paisanos, así como las leyendas del lugar; leyendas que hablan de brujas, de seres como el Basajaun, que forman parte del imaginario colectivo, leyendas a las que aferrarse cuando la cruda realidad les acerca al precipicio y entonces la magia o la brujería es una salida o un agarradera como otra cualquiera para las gentes del lugar.

Ainhoa deberá exorcizar los fantasmas del pasado, desempolvar y arrostrar esos recuerdos que yacen en su memoria dormida, espoleada en sus recurrentes pesadillas, recuerdos dolorosos, dado que su infancia no fue fácil, gracias a una madre nada maternal. A su vez, la relación con su hermana Flora es también turbulenta, agria, ya que sus vidas corren paralelas, desde la niñez, sin puntos de encuentro, enzarzadas en discusiones estériles y manidas, con palabras repletas de amargor, inquina y resentimiento. Al menos por parte de Flora.

El libro transcurre de tal manera que a medida que se van cometiendo los crímenes y Ainhoa y su equipo tratan de poner rostro al asesino, la autora nos va contando de rondón la niñez de Ainhoa, la relación con sus padres y hermanas, su paso por la base del FBI en Quantico, EEUU, su relación con James, sus más y sus menos con otros compañeros de trabajo que lejos de alegrarse por lo bien que le van las cosas, la desprecian y minusvaloran.

Como marco, El Baztán, la niebla, el frío, la lluvia, la humedad, unos parajes plagados de leyendas, supercherías, transmitidas de generación en generación, leyendas de las que nadie es capaz de renegar, pues incluso la propia inspectora en el curso de su investigación se verá obligada a hacer acopio de buenas dosis de racionalidad para no dejarse ir por ciertos derroteros mentales que la arrimarían a las leyendas tantas veces escuchadas alrededor de un fuego, o de un brasero.

Dolores Redondo busca cierta carga psicológica en cuanto se cuenta y tanto los avances de la investigación como las otras historias más personales sirven para dar más consistencia al personaje de Ainhoa, y siendo uno Riojano ciertas cosas que he leído, ciertos giros y formas de expresarse de Ainhoa y de los navarros que la rodean, me hacen gracia, por lo que tienen de coloquial y de conocido, además el pueblo de Elizondo lo tenemos bastante próximo e incluso recuerdo haber comprado, no txatingorris, sino chocolate negro con almendras delicioso, en el obrador de la pastelería Malkorra.

El ritmo de la novela es trepidante, sí, este uno de esos libros que no puedes soltar hasta que lo acabas y la intensidad de la lectura no decae en ningún momento, pero como todo tiene que acabar, cuando todo se precipita, y las piezas van encajando sientes un vacío y cierta tristeza camino del mostrador de la biblioteca.

El cuerpo humano (Paolo Giordano 2013)

El cuerpo humano Paolo Giordano
Paolo Giordano
2013
355 páginas
Editorial Salamandra

Seguía sin tener nada que leer después de acabar con la novela de Gamberale y mi amiga, la de antes, puso en mis manos El cuerpo humano, el suyo no, el de el italiano Paolo Giordano, de quien confieso no haber leído su obra La soledad de los números primos. No iba por tanto condicionado, no era menester saber si lo de Giordano y el éxito de su primera novela fue casualidad, o si trata de un autor de verdad.

Giordano sitúa la historia en Afganistán, en el ejército italiano, formado por un grupo de jóvenes, que en el desierto afgano tomarán consciencia de lo que son sus vidas y lo insondable que es el alma humana.
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El afinador de habitaciones (Celso Castro 2010)

El afinador de habitaciones Celso Castro
Celso Castro
Libros del Silencio
2010
157 páginas

De Celso Castro solo había leído su relato incluido en el libro de relatos de varios autores Mi madre es un pez, el cual no me llamó mucho la atención.

Esta novela corta, precedida del relato La cuervo, de 1999, sin embargo me ha gustado bastante.

Luego he leído Astillas, más floja que esta y entre culebras y extraños que es una maravilla.

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