Este libro editado por Ápeiron Ediciones, consta de una introducción, las cartas de Kafka a su editor Kurt Wolff (un total de 47 cartas), y dos apéndices. El primero acerca de la relación entre el Círculo de Praga, Der Brenner, Kafka, Trakl y Krauss. El segundo son imágenes de almanaques y libros, como Das bunte buch, Der neue Roman o Gedichte (Trakl).
Como expone Roberto Vivero, al cargo de la traducción y edición del libro, en el prólogo, las cartas que Kafka dirige a Kurt permiten poner en entredicho ciertas afirmaciones sobre Kafka que parecen inamovibles, a saber: que era un solitario empedernido, que apenas publicó, que no obtuvo reconocimiento en vida, que no tenía la más mínima vanidad, ni tenía el menor interés en publicar, ni en la repercusión pública de sus publicaciones, o que Wolff actuó con Kafka como un mecenas.
La lectura de las 47 cartas de Kafka ofrecen poco margen para la interpretación, y las palabras de Kafka resultan muy objetivas. En las cartas se evidencia que Kafka, como todo escritor que escribe, quería ver su obra publicada y divulgada. Que gustaba de las reseñas que se escribían de sus libros (y que Kafka guardaba con celo), que estaba al tanto de los contratos firmados, de las liquidaciones a percibir y las practicadas, que se preocupaba por el resultado final de libro, para que resultase todo correcto, sin erratas, con una cubierta adecuada (es curioso el pasaje en el que no quiere ver el insecto, en la cubierta de La transformación, ni en pintura), el interés que Kafka tenía en alguna de sus obras, como La sentencia, a la que daba especial importancia. O cómo en un carta de noviembre de 1922, dirigida a Brod, respecto a lo que este debe salvar de la quema, Kafka exonera: La sentencia, El fogonero, La transformación, En la colonia penitenciaria, Un médico rural y Un artista del hambre.
Kakfa sí fue reconocido por otros escritores como Hesse o Rilke.
Y no parece tampoco que Kurt obrara como un mecenas, sino que vio potencial en Kafka, a pesar de lo cual, quizás porque sus obras iban destinadas al futuro, en vida no disfrutó del éxito, y las ventas de sus libros fuera muy escasas, como se evidencia en una carta de 1923, acerca de las liquidaciones del período 1922/1923 que son insignificantes, y le ofrecen, en vez de enviarle la pequeña cantidad de dinero generada por su obra, enviarle ejemplares de sus libros, tanto como de otros autores.
En el primer apéndice queda claro que Krauss y Kakfa se conocieron. Kafka le pide a su amigo Robert Klopstock un ejemplar de Die fackel (La antorcha). No quiero negarme ese alimento dulce para todos los impulsos buenos y malos, escribe Kafka.
Un libro muy recomendable para conocer mejor a Kafka (desde el punto de vista del escritor interesado en conocer cómo es recibida su obra y los pormenores de las publicaciones), pues aporta datos inéditos. Asimismo y siguiendo con Kafka, ahora que se cumplen 100 años de su muerte, recomiendo leer el ensayo, también de Roberto Vivero, Y sin embargo Kafka, anteriormente reseñado.
Cartas a Kurt Wolff. Franz Kafka
Traducción y Edición de Roberto Vivero
Ápeiron Ediciones
2024
106 páginas