Muy buen documental de Erik Gandini donde se manifiesta que el milagro sueco deviene pesadilla cuando el progreso económico no va secundado de un progreso espiritual y la sociedad se puebla de ciudadanos independientes que apuran sus vidas tristes, solitarias, vacías e insignificantes, hasta que se mueren solos o tienen a bien suicidarse. Muchos muertos mueren en soledad y su muerte se descubre cuando los cuerpos hieden en los inmuebles. El Estado les proporciona seguridad, colma todas sus necesidades materiales y los servicios sociales cumplen con su tarea, pero cuando necesitan un abrazo o hablar con alguien, están jodidos, porque no tienen a nadie de carne y hueso cerca que pueda consolarlos o aliviar su desazón.
Acierta Bauman con sus palabras finales. Conviene reflexionar sobre esas dos vidas sobre las que habla Bauman, la online y la offline, la cual exige, esta última, unas habilidades sociales que se están perdiendo, pues en la vida virtual tan fácil es hacer amigos como perderlos o bloquearlos. Lo complicado, dice Bauman, es relacionarnos y dialogar con el otro, con el diferente y defender nuestro pensamiento. Una interdependencia por otra parte necesaria, si no se quiere avanzar todavía más en una sociedad de individuos independientes para todo.
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