Este año que iniciamos quizás me deje llevar por el espíritu que Szymborska desplegaba en su libro Lecturas no obligatorias o me vaya al género del ensayo -hay un buen número de ensayos que quiero leer- o dedique más tiempo a la lectura de los clásicos griegos (Platón, Sófocles, Eurípides, Esquilo, Pindaro…)
En todo caso, como le oí decir un día a Juan José Millás en una entrevista, a menudo, ciertos libros nos atropellan, y nos obligan a abandonar, al menos temporalmente, las lecturas que tenemos entre manos. Así que a pesar de lo arriba enunciado, a pesar de esos propósitos, sé que vendrán novedades de autores que publicarán este año, que querré leer, dejando de lado, por unos días el mundo clásico y las lecturas no obligatorias, porque precisamente el placer de leer creo que radica en la libertad absoluta de leer en cada momento el libro que nos place, movidos por la curiosidad o por cualquier otro anhelo.
Un año por delante, un año que espero y deseo sea propicio a las buenas lecturas, como lo ha sido el que abandonamos ayer.

2017
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