Archivo de la etiqueta: Horacio Castellanos Moya

El asco Thomas Bernhard en San Salvador (Horacio Castellanos Moya 2007)

El asco .-Thomas Bernhard en San Salvador Horacio Castellanos Moya 2007
Horacio Castellanos Moya
Editorial Tusquets
2007
139 páginas

Nos cuenta el autor de la novela, el salvadoreño Horacio Castellanos Moya, que esta novela que publicara en 1997, le persigue desde entonces. Fue la que le dio la fama, y por la que muchos, para mal, le conocen y odian. Horacio, precisa de 126 páginas, para gracias a su personaje, Edgardo Vega, quien dejó San Salvador para instalarse en Montreal, dar un buen repaso a la situación del país y sus ciudadanos. Como interlocutor de la perorata o convidado de piedra, Moya, compañero de escuela de Vega.

La prosa cadenciosa y repetitiva, marca de la casa de Thomas Bernhard (presente también en el título de libro), es la que Horario copia, para en lugar de arremeter contra los austriacos como hacía Thomas, hacerlo contra los Salvadoreños.
Vega, se explaya agusto, porque todo lo que le sucede camino de vuelta a su país, a resultas, del fallecimiento de su madre, le resultará asqueroso, vomitivo, demencial.

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Baile con serpientes (Horacio Castellanos Moya 2012)

Baile con serpientes Horacio Castellanos MoyaA pesar de que Tusquets lo ha publicado este año, este libro de Horario Castellanos Moya se publicó originariamente en 1995. Horario pergeña una historia que tiene su encanto. Todo se desata, expande y desenfrena cuando un sociólogo en paro entabla conversación con un pordiosero, Juan Bustillo, que vive en la vía pública, dentro de su chevrolet amarillo para malestar de los vecinos que no lo ven con buenos ojos. Poco después Juan Bustillo es asesinado y el sociólogo usurpará su identidad. Descubre entonces que dentro del auto hay unas serpientes que hablan y asesinan a todo bicho viviente y tienen espíritu lúbrico y el sociólogo siembra el caos mientras la policía con Lito al frente y los medios de comunicación con Rita como buque insignia le siguen la pista o más bien el rastro que las sierpes asesinas dejan a su paso. No falta el humor socarrón en esta farsa desmadrada, donde el autor según cuenta la escribió del tirón, sin tener un guión prestablecido, vomitando sobre el papel aquello que le fue viniendo en mente. A veces esto alumbra obras maestras, otras, productos que se manufacturan y en este caso se reeditan de nuevo, una vez que el autor ha cogido ya cierto prestigio. Un pasatiempo sin mayores pretensiones que el de mantenernos entretenidos un par de horas.