La crecida del Ebro a su paso por Logroño, desde el puente de hierro, con las últimas luces del rosicler, nos deja imágenes como estas en su derramamiento y temporal derrubiar. El Ebro que suele ser una lámina de chocolate inmóvil, mostraba ayer un espíritu más airado, poseído por una batidora. No sólo ramas, también troncos llevaba el río en su acarreo.
La crecida del Ebro
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