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La estación del pantano (Yuri Herrera)

La estación del pantano
Yuri Herrera
Editorial Periférica
2022
192 páginas

Benito Juárez, el que fuera presidente de Méjico (1858-1872), pasó dieciocho meses exiliado en Nueva Orleans entre 1852 y 1853, procedente de La Habana. En sus notas autobiográficas pasó de puntillas Benito por esta circunstancia.

A Yuri Herrera esto le resulta extraño y dado que la escritura a menudo busca dar respuesta o desentrañar tal extrañeza, cuando no sustanciarla, en la breve novela La estación del pantano, el autor mejicano (residente en Nueva Orleans) trata de rellenar ese vacío. Maneja para ello elementos históricos, las noticias que aparecen en los periódicos son reales y la ciudad de Nueva Orleans se nos ofrece seductora, voluptuosa, magnética, vívida, febril, violenta, carnal, convulsa, azotada por el calor, bestializada en el mercadeo de esclavos, ciudad donde menudean las continuas reyertas, los frecuentes incendios, la fiebre amarilla que cada año diezma la población local.
Nueva Orleans, ciudad de acogida para muchos que creían estar de paso y echaron allá
raíces.
Y allá está Benito con otros exiliados mejicanos, viendo cómo la ciudad lo habita. No es la novela la gestación de un gran líder, no hay aquí panegírico, sino algo más prosaico como el día a día de Benito en el anonimato y la supervivencia, desde el banquillo de la historia, observando, aprendiendo, antes de salir al terreno de juego a disputar los minutos claves de la Historia.

No le pillará de nuevas al lector (si ha leído Trabajos del reino, Señales que precederán al fin del mundo, La transmigración de los cuerpos, El incendio de la mina El Bordo o Diez planetas) el particular, sugerente y muy plausible uso del lenguaje y de sus posibilidades, que hace Yuri y que a mí parecer es el gran aliciente de la novela.

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