Cogí este libro al azar y me ha agradado mucho. Lo edia pad parramón arquitectura y diseño. Como se deduce del nombre del libro se dan varios ejemplos en los cuales la arquitectura, copia o reproduce modelos vistos en la naturaleza, ya sean corales, pelajes, nidos, conchas, caparazones, caracoles, telarañas, etc. Para los que lo único que sabemos de arquitectura es el que el precio d de los inmuebles está por las nubes, disfrutaremos con las fotos de estas edificaciones sorprendentes. Está escrito por A. Bahamón y P.Pérez.
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Los girasoles ciegos (Alberto Méndez)
Hay pocos libros que me hayan impactado y este es uno de ellos. Buscando algo sobre su autor, Alberto Méndez me entero de que tras publicar este libro, el primero de su vida, a sus 63 años moriría once meses después. Le concedieron a título póstumo El premio nacional de narrativa, en 2005.
El libro lo componen cuatro relatos a cual mejor. Versan sobre los años de la guerra civil y la postguerra. Se sale el autor de lo trillado en otros libros, de cifras que avalen la criminalidad de un bando o la avalancha de datos que certifiquen cómo un ejército rebelde despojó del poder al gobierno en ciernes para alzarse ellos, los nacionales.
En el primer relato, un soldado franquista el día en que los nacionales van a tomar Madrid, decide entregarse al bando republicano, pues a pesar de su victoria él se considera un vencido. Habla de la usura de la muerte, del precio de la misma. No se quería ganar una guerra sino matar el mayor número posible de enemigos, de vencidos, de contrarios al régimen.
En otro relato un adolescente huye con su mujer embarazada al monte, tras su muerte debe hacerse cargo de su hijo mientras la muerte afila los dientes.
En otro relato un preso republicano le dora la píldora a uno de sus torturadores, porque conoció a su hijo franquista, asesinado por los republicanos. Al final su sentido del deber se impone a sabiendas de lo que le espera.
Finalmente en el cuarto relato que da título al libro Los girasoles ciegos, el cura, uno de tantos, voluptuoso y malnacido ve el resultado a sus lances amorosos de un modo trágico. La historia está escrita a tres voces; la del narrador, a través de la misiva que el cura dirige a un reverendo y de la voz de Lorenzo, el pequeño de la familia. Nos encontramos con un padre, que se esconde en el armario, haciéndose pasar por desaparecido, difuminando su existencia, lanzado al olvido.
La prosa del autor es deliciosa, la sensibilidad que muestra, sin asomo de morbo o sentimentalismo va al grano, mostrando una riqueza argumental en algo aparentemente sencillo pero con una gran carga de profundidad. Un texto que pone los pelos de punta y el corazón en la garganta, con guiños para el humor surrealista, para la derrota manifiesta, para el honor y la dignidad, para dejar constancia de lo que pasó.
“Todo lo que se narra en este libro es verdad, pero nada de lo que se cuenta es cierto...” nos dice el autor en la contraportada del libro. Los adalides del revisionismo reformularán la historia a su antojo, quitarán muertos de un sitio y los quitarán de ciertas listas, muchas las justificarán, se defenderán atacando, pero al final cierto o no, muchos saben lo que pasó, por mucho que quisieran olvidarlo o no hablar de ello para no generar más rencor en la legión de los vencidos.
Los girasoles ciegos es un libro que recomiendo leer con calma, pues a pesar de sus 155 páginas, conviene reparar en lo que se dice y en cómo se dice, para sacarle todo el jugo a un texto que contiene un macrocosmos en su interior.
La clave gaudí
Hay escritores que le sacan punta a cualquier cosa. Dan Brown se busca una trama misterioso sobre los orígenes de Cristo y luego sobre las obras de Bernini. Visto que estos libros venden mucho otros escritores, estos catalanes han visto qué se podía hacer con Gaudí y han escrito La Clave Gaudí. Llevo leídas más de cien páginas y como sucede con estos libros de novela histórica, al final aprendes un par de cosas si bien te montas la película de que vas a aprender muchísimo. En este caso en las cien páginas leídas apenas nada se dice de Gaudí salvo que era muy austero. Se entremlezcan sectas, secretos ocultos, enigmas, abuelos que dejan misterios sin resolver en sus nietos amantes de las adivinanzas y así cada obra del artista encierra un misterio, porque todo está interconectado. Unos dicen que les entretiene y divierte, otros que son un vulgar plagio y refrito de otros muchos libros. A mí La catedral del mar, me pareció un libro muy corriente, pero entiendo que para aquel que lee un libro al año le pueda gustar. La gente, la que lee, a veces lee un par de libros al año y es normal que no le hinque el diente al Quijote o a Crimen y Castigo y prefiero algo más lígero de leer, algo que se lea facilmente, sin complicaciones, que le entretenga y divierta. De ahí el éxito de esta clase de libros.
Caperucita Roja, esa Mujer Fatal
«Caperucita Roja fue mi primer amor.
Tenía la sensación de que, si me hubiera casado con Caperucita Roja, habría conocido la felicidad completa»
Charles Dickens, Escritor inglés (1812 – 1870)

