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Remedio a la aceleración

Remedio a la aceleración (Hartmut Rosa)

Ya sea la ejemplaridad, la modernidad líquida, la lentitud o la resonancia, cada filósofo (también sociólogo) parece empeñado en dar con el concepto o idea en la que centrar todos sus esfuerzos y capacidades cognitivas.

Hartmut Rosa lanzó hace un tiempo su idea de la resonancia (como noción antinómica de la indiferencia), no en términos musicales sino filosóficos. Una resonancia que venía a ser una relación receptiva con las otras personas, pero también con la naturaleza, con nuestro trabajo y con un cosmos que tenga sentido, o quizás, que sea afirmativo. Según Rosa el más profundo miedo de la modernidad es que el mundo, sin importar ya cuán capaces seamos de instrumentalizar la naturaleza, se vuelva ajeno, silencioso, no receptivo, indiferente hacia nosotros. Su tarea, afirma Rosa, será la de escribir una exhaustiva sociología de la resonancia que especifique las condiciones sociales bajo las cuales el mundo se vuelve receptivo o indiferente hacia nosotros, los seres humanos.

Aquí Rosa no se centra tanto en la resonancia como en la aceleración y en cómo ponerle remedio. Algo que tiene mucho que ver con el tiempo, clave en las sociedades capitalistas, regidas por conceptos como la eficacia y la eficiencia. No se trata solo de hacer las cosas, sino de hacerlo siempre lo más rápido posible. De ahí la aceleración, y el burnout. Y también todo aquello que nos impide vivir una vida buena.

Rosa, poco dado a las cifras y más proclive a las intuiciones, afirma que las sociedades modernas no pueden estabilizarse si no es de manera dinámica y que están por tanto, sistemáticamente y estructuralmente concebidas con vistas al acrecimiento y, en consecuencia, tienen la necesidad de crecer permanentemente, de transformarse y de volverse más rápidas para poder preservar su estructura y su estabilidad.

Aborda Rosa los efectos de la estabilización dinámica mediante diez tesis, poco más que enunciados. En la tesis del consumo; el consumo siempre va cargado de una inmensa promesa de resonancia. La aceleración lleva también obligatoriamente a la competición con los otros, y a la alienación cuando en el trabajo ya no ya resonancias.

De un viaje de dos semanas por China Rosa saca unas cuantas conclusiones. En los chinos ve una impasividad estoica. Y los ve esperanzados. No están libres tampoco de los atascos monumentales, la aceleración, del consumismo voraz (por eso los miles de centros comerciales con marcas de lujo occidentales) de la competitividad, ahí el gaokao. Para ellos la aceleración es necesaria, la velocidad buena. Un dato curioso: cuando Rosa viaje hacia el Oeste, a Huang Pi, el país amarillo, constata cómo la nueva generación crece, casi sin excepciones, en brazos de los abuelos, porque los padres han emigrado a trabajar a la ciudad. Pienso que este hecho también le podría dar mucho juego a Rosa, que es sociólogo.

Finaliza Rosa reflexionando acerca del engarce de la idea de patria y modernidad. Antes la patria era algo inmóvil, ligado al espacio físico, al lugar de nacimiento. Según Rosa, en la modernidad tardía ya no vamos en busca de una nueva patria; la ausencia de patria es, de una manera radical, nuestro destino.

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Cantan los ángeles, rugen los monstruos. Una breve sociología del heavy metal (Hartmut Rosa)

El sociólogo Hartmut Rosa trata a través de su ensayo Cantan los ángeles, rugen los monstruos: Una breve sociología del heavy metal (traducción de Cristopher Morales Bonilla) dar las claves que explicarían la solidez de este género musical y su persistencia en el tiempo. Un género que no es solo ruido y que para muchos, son legión, es casi una forma de vivir la vida a través del metal pues para ellos escuchar heavy metal es una experiencia musical genuina y profunda.

Rosa sabe de lo que habla porque toda su vida ha sido muy metalero, incluso formó parte del grupo Purple Haze, donde tocaba los teclados, y escribía canciones que el cantante nunca se aprendió.

Para Rosa todo comenzó con las canciones de Pink Floyd y luego en 1980 con el primer disco de Iron Maiden (Iron Maiden). Luego se sumarían Judas Priest y Black Sabbath. Las letras de los grupos para Rosa son cruciales, así lo experimenta cuando escuche Fear of the dark de Iron Maiden o Nightcrawler de Judas Priest. Si bien Rosa reconoce que el heavy metal no incita al análisis exegético de los textos. Por eso Rosa opta por centrase en la experiencia, no en el significado.

Cuando se habla de una forma de vida, se habla de vivir el metal, de formar parte de la comunidad metalera, y todo el interés de sus miembros por los discos, las portadas, las giras, los conciertos, las revistas y luego la importancia biográfica que tiene el hard rock para sus oyentes. Y donde se manifiesta también algo que tiene que ver mucho con lo físico, en declive hoy con la tardomodernidad líquida. La persistencia del heavy metal lo explica Rosa en el capítulo 9. A mediados de los 90 el metal entró en crisis. El metal ha muerto fue el mantra. Pero surgieron nuevos grupos como Hammerfall, Edguy, Powerwolf o Sabaton; Bruce Dickinson y Adrian Smith regresaron a Iron Maiden y Rob Halford a Judas Priest. Los Metallica volvieron a la carga tras Load y Reload con St. Anger. La palabra Hammer volvió a aparecer en la portada de la revista Metal Hammer; volvieron los grandes festivales como el Rock am Ring y el Rock im Park. En resumen, el metal resucitó de sus cenizas y hoy está más vivo que nunca.

Aparecen en los textos muchas opiniones de fans del metal a cuenta de algunas canciones o bandas, pero si leemos a Rosa, se puede reducir en el hecho de que escuchar metal para él es tanto como una epifanía. En los conciertos no solo hay volumen y ritmo, también contacto físico con otros miembros de la comunidad metalera, y así se genera una energía circulante. Para Rosa es posible experimentar una profunda resonancia con el heavy metal. Estas experiencias raras e intensas de la resonancia profunda que se producen con un álbum o en un concierto son las que llevan a los fans del metal, a buscarlas de concierto en concierto y de álbum en álbum.

Las melodías emergentes, las imágenes creadas por las letras, la belleza, los sentimientos internos evocados por ellas y también los recuerdos biográficos interactúan entre sí. Crean un completo sistema de resonancia que incluye música, texto, cuerpo, mente y mundo y una “atención igualada” entre ellos, que por supuesto también incluye a la comunidad y los movimientos del público.

Es muy útil el índice temático que cierra el libro, pues ahí están contenidos todas las bandas, revistas, festivales, subgéneros del metal y cantantes de ambos sexos que Rosa introduce en su ensayo.

Como recomendación sugiero tener cerca una televisión, donde poder ver los vídeos de las canciones y los conciertos que aquí se mentan. Y alguna plataforma como Spotify donde poder escuchar también las canciones. Así la experiencia de la lectura será más plena.

En ese sentido, el ensayo de Rosa me ha resultado muy incitador y sugerente.