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Fumar en las playas nadando entre colillas

Ya que la ley antitabaco no prohíbe fumar en los espacios al aire libre, las playas se están conviertiendo en vertederos. De mi paso por playas Alicantinas, he comprobado tanto en Torrevieja como en la Playa de la Mata que el incivismo abunda. Da igual la nacionalidad, la edad o el sexo. Es una práctica habitual echarse un cigarrito, dos, o un paquete del tirón e ir arrojando al tiempo que se fuma, las cenizas a la arena, para finalmente plantar la colilla en la arena, o bien enterrarla.

Que en las playas se pueda fumar, no es lo más grave. El humo desaparece, pero las colillas y las cenizas se quedan. En la mayoría de las playas no hay servicio de limpieza. En algunas pasa un tractor que recoge lo mayor, pero las colillas siguen ahí, donde las dejaron los que se echaron el cigarro. Esto supone que todas las colillas van aumentando en un número alarmante en todas las playas.

De aproximádamente un centenar de personas que fumaban a mi alrededor durante estos días, aunque parezca increible, sólo un hombre, echó las cenizas y la colilla en una botella de plástico que luego arrojó a una papelera. El resto lo arrojó en la arena. Sigue leyendo

Salou Pachá la factoría del ruido

Pachá SalouEl Hotel en el que nos alojamos en Salou, ciudad costera de la Costa Dorada, se encontraba cerca del Pachá, sito en la calle Vendrell, esquina con la calle Carles Buigas.

Entre el Hotel y la discoteca Pachá, no había ningún otro edificio, si no un parque, dónde los artesanos vendían sus productos de fabricación propia. Así que llegado el momento de ir al sobre, a altas horas de la madrugada, comenzaba el chumba-chumba. El estruendo era atronador, daba la impresión cuando te espabilabas que te encontrabas en medio de la calle, entre gritos, vitores, un tío con un micrófono, animando a la gente a que no parase la fiesta.

No sé como están en temas de ordenanzas sobre el ruido en esa ciudad (si piensan tomar las mismas medidas que en Sitges), pero a quien le Actuación en el Pachá la Pineda de Saloutoque un hotel próximo al Pachá, es muy probable que sufra algún desvelo maquinero-bacaladero, pues la música no se queda dentro del local, sino que como el viento de poniente toma las calles próximas y se introduce veladamente en los hoteles y apartamentos próximos, mordisqueando los tímpanos de los soñadores. A quien vaya de fiesta, y sume noches en vela, y un empalmamiento nocturno tras otro, viendo amanecer agarrado a alguna churri inglesa con ganas de desayunar un hot-dog calentito, con el estómago a tono, esto se lo traerá al pairo, pero para los que a las cuatro de la mañana intentábamos echar un ojo, la empresa era difícil. Pongo una foto de local en cuestión, y un cartel de una chica que actúaba en él.

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Francesco Guccini letras canciones Testi 1990-2006

Discografía 1990-2006

Quello che non (1990)
Parnassius Guccini (1993)
D’amore di morte e di altre sciocchezze (1996)
Guccini live collection Doppio live (1998) Recopilatorio en vivo
Stagioni (2000)
Ritratti (2004)

Quello che non 1990

Quello che non… [4’29»]
Canzone delle domande consuete [3’32»]
Canzone per Anna [7’16»]
Ballando con una sconosciuta [6’36»]
Le ragazze della notte [5’14»]
Tango per due [5’28»]
Cencio [7’20»]
Æmilia [4’30»]

Quello che non…

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La vedi nel cielo quell’alta pressione? La senti una strana stagione?
Ma a notte la nebbia ti dice d’un fiato che il Dio dell’inverno è arrivato.
Lo senti un aereo che porta lontano? Lo senti quel suono di un piano,
di un Mozart stonato che prova e riprova, ma il senso del vero non trova?
Lo senti il perché di cortili bagnati, di auto a morire nei prati,
la pallida linea di vecchie ferite, di lettere ormai non spedite?
Lo vedi il rumore di favole spente? Lo sai che non siamo più niente?
Non siamo un aereo né un piano stonato, stagione, cortile od un prato.
Conosci l’odore di strade deserte che portano a vecchie scoperte,
a nafta, telai, ciminiere corrose, a periferie misteriose,
a rotaie implacabili per nessun dove, a letti, a brandine, ad alcove?
Lo sai che colore han le nuvole basse e i sedili di un’ex terza classe,
l’angoscia che dà una pianura infinita? Hai voglia di me e della vita,
di un giorno qualunque, di una sponda brulla? Lo sai che non siamo più nulla?
Non siamo una strada né malinconia, un treno o una periferia,
non siamo scoperta né sponda sfiorita, non siamo né un giorno né vita.
Non siamo la polvere di un angolo tetro né un sasso tirato in un vetro,
lo schiocco del sole in un campo di grano, non siamo, non siamo, non siamo.
Si fa a strisce il cielo e quell’alta pressione è un film di seconda visione,
è l’urlo di sempre che dice pian piano: «Non siamo, non siamo, non siamo.»
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