Archivo por días: 10/05/2017

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Catálogo de formas (Nicolás Cabral)

Como si se tratara de La parte por el todo del programa Saber y ganar, los más avispados, viendo la portada quizás se hagan una idea de por dónde van los tiros. El resto, entre los que me incluyo, descubriremos al finalizar el libro que esta novela de Nicolás Cabral (Córdoba, Argentina, 1975) ficciona la vida de un arquitecto, un tal Juan O´Gorman. Salvando este detalle, que según como se mire puede ser fundamental a la hora de drenar el texto, me gusta lo que Cabral hace, mediante un estilo conciso y austero, con frases muy cortas, con capítulos muy parejos en cuanto a su extensión: apenas dos páginas cada uno. Personajes que son arquetipos, universales y me temo que intercambiables, quienes erigen una polifonía de voces como teselas, ante la que es posible que acabemos bastante despistados, afanados en saber quién es quién. Sí, parece que la cosa va de pruebas a superar.

No me quitaba de la cabeza durante la lectura de la novela, Corrección de Bernhard, que aparece en las notas finales, con quien el Arquitecto comparte ese anhelo de evadirse, la obsesión por su Obra como su razón de ser y el continuo replanteamiento y enjuiciamiento de la misma.

Siento curiosidad por leer Las moradas, y no las de Santa Teresa, precisamente.

Editorial Periférica. 2014. 101 páginas

Vera Giaconi

Seres queridos (Vera Giaconi)

Diez relatos de Vera Giaconi (Montevideo, 1974) conforman Seres queridos, relatos que beben de lo cotidiano y cuyos personajes se verán asolados y desolados bien por una enfermedad degenerativa y crónica, por la muerte ajena y eutanásica que son capaces de provocar, por intentos de suicidio, por mutilaciones accidentales a cargo de unas pirañas; relatos que ponen a los seres humanos en primer plano y con estos, sus afectos, sus sentimientos: los lazos que nos anudan y estrangulan, ya sea la relación entre un abuelo y una nieta a la que verá desaparecer junto a sus padres en la Argentina de mediados de los setenta; la relación virtual entre dos hermanas, donde una de ellas se prenda de un famoso surgido del programa Survivor (si Andrés Ibáñez escribió, Brilla, mar del Edén, un novelón inspirándose en parte en la serie Lost, Vera hace aquí lo propio, sirviéndose de un programa televisivo que en España conocemos bajo el nombre de Supervivientes); la relación entre dos hermanos siempre a la gresca, donde él ha perdido dos dedos a manos (o mejor, a dientes) de unas pirañas, en un hogar donde las peleas, la violencia y el dolor parecen ser el pan suyo de cada día; la proximidad de un hijo y su madre cuando ésta ya va camino, a pasos agigantados, hacia la senectud, cuando el cuerpo comienza a marchitarse y a oler fruto de la incontinencia y toca echar cuentas cuando el horizonte presenta la forma de una residencia de mayores; o bien un padre y una hija que viven juntos cuando ella atraviesa la edad del pavo, pero donde la comida basura e universal de un McDonald´s siempre será capaz de hacer de argamasa filial. En fin…

En el relato más largo, el que cierra el libro, Reencuentro, y al igual que sucede en A oscuras, prima el suspense y el misterio, donde la realidad se deforma hasta resultar delirante, en una historia que cifra el empeño humano por salirse con la suya cuando múltiples abortos espontáneos dejan a una pareja exitosa – en lo material- ante la imposibilidad de ser padres.

En resumen, relatos cotidianos que tocan sentimientos humanos, unos primarios, otros más elaborados, que dan alas a nuestra imaginación, donde la tensión, la violencia, más o menos explícita asoma en ellos, y donde quizás su mayor acierto sea esos finales donde todo queda en el aire, en manos de la contingencia, del azar o de la razón o de la sinrazón, del afecto y sus efectos.

Anagrama. 2017. 155 páginas.