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2222 (P. L. Salvador)

2222 de P.L. Salvador nos sitúa en un futuro lejano que no lo parece tanto, a tenor de lo que pasa hoy en el mundo, con guerras, genocidios y escaladas bélicas sofrenadas que parecen extraídas de un gag de Gila (¿Es el enemigo?), donde se matan (de momento son ellos, pero cualquier día podemos ser nosotros también) lo justo para que no todo estalle, de momento.

El escenario en el que nos sitúa la novela es lo que sucede cuando no acontece un apocalipsis, sino una reducción drástica poblacional (eufemismo que podría reemplazar al término Exterminio). Siempre rondan estas ideas de que sobra gente y que hay que poner solución al hacinamiento. Estas ideas a menudo vienen del primer mundo, el mismo que produce, atesora, despilfarra y tira mucho de lo que produce. El problema no es solo que los recursos sean escasos, sino que a ello hay que añadir que el mercado con su lógica de la oferta y la demanda hace que mucho de lo producido vaya a la basura, se tiran toneladas de leche, se vuelcan camiones con fruta, se mandan a la basura limones porque tienen una pinta en la piel…

Volviendo al tema. Es necesario e ineludible un exterminio y habrá muertos y supervivientes. La historia nos sitúa en una casa, una plantación, una finca en Benissa (cuyo propietario es Zalt, que heredó un reino y ahora tiene un imperio), en la que conviven una célula, un grupo, una comunidad, todos ellos llamados a salvarse pues forman parte de un plan que los dejará al margen del Exterminio. ¿Pero en realidad se salvan? ¿O vivirán víctimas del remordimiento hasta su final?

El Coronel (el ideólogo) y sus preguntas actúan como lubricante. Preguntas que no necesariamente han de ser contestadas, pero que te enfrentan a algo, que sitúan un espejo delante, que obligan a posicionarte, a definirte, a ver qué hay dentro de uno mismo.

Uno de los hallazgos de la novela es el personaje de Kest, una ginoide. Mucho se hablará en el futuro de nuestra manera de relacionarnos y comportarnos con las máquinas, cuando estas sean réplicas humanas. Aquí, como Aquiles en el gineceo solicitando ser mortal y morir como tal, o como Jesús muriendo en la cruz por el perdón de los pecados (de nosotros los mortales), Kest también quiere dejar de ser sintética, quiere ser más (o dejar de ser) que una máquina y tener un corazón humano, y llorar, sentir el dolor, y la compasión, ser madre junto a Zalt (con óvulos de Rut; en un futuro que supera las relaciones de pareja y se abre a otras relaciones humamo-afectivas, geométricas, triangulares, cuadrangulares u octogonales), alcanzar lo humano, lo que nos eleva y destruye, en definitiva.

Y ante un Exterminio (que dejaría la población mundial de 22 mil millones en cuatro) no se puede hacer la vista gorda, no sirve mirar para otro lado y dejar que escampe. Por lo tanto los que viven en la plantación: Zalt, Kest, Rut, Chant, Brent, Fit, Let, Anut, El Coronel, Fliet, Yurt… llegado el momento deberán posicionarse. Al saber qué se cuece, o se resignan o se indignan. El nuevo tablero de juego después de la resaca organizadora discriminará entre Organizadores, Colaboradores, Resignados e Indignados (Activos y Pasivos). ¿En qué grupo crees que te situarías?.

Cuenta Semprún que cuando fue liberado del campo de concentración en el que estaba preso, cruzó al otro lado, llamó a un timbre, le abrieron la puerta, en alemán pidió un deseo que le fue concedido. Subió a la primera planta, miró por la ventana y vio el campo de concentración justo en frente, las chimeneas, TODO. Les preguntó a los habitantes de la casa si lo sabían, no esperó a saber si eran colaboradores, u organizadores, o resignados, indignados (parecía que no).

La historia siempre se repite y en 2024 o en 2222 siempre habrá que tomar decisiones, si lo que las alienta es la Ética mejor, sino el mundo es posible que cualquier día reviente y la Civilización sea solo un recuerdo más de un mundo preterido.

La estupenda y estimulante novela de P.L. Salvador que se nos sirve a modo de diarios eslabonados, para cifrar o historiar lo que ha sucedido; diarios de Zalt, Kest, Rut, Zalt y Fánot. Salvador hace preguntas y deja que el lector se dé a sí mismo, en privado, su propias respuestas.

2222
P. L. Salvador
Editorial Pez de Plata
2017
104 páginas

LOSDIASDELDEVENIR

Los días del devenir

Sinopsis

Los días del devenir son días significativos en las vidas de los septuagenarios Loreto y Julio. Un taller de escritura recreativa impartido por Sandra, en la residencia de personas mayores donde viven, les abrirá la puerta de su pasado a los recuerdos, en forma de viajes, aventuras, rupturas, desgracias, ausencias, desventuras o confesiones. El folio en blanco será para Loreto y Julio el terreno en el que
desvivirse a diario, también la manera de conocerse mejor y reconocer asimismo al otro. Treinta días frenéticos para el lector, que se verá abocado a una hilarante narración llena de sorpresas y hallazgos alentada por la imaginación desbordante de Francisco Hermoso de Mendoza, que trata de curarse aquí de la enfermedad de contar, con una prosa plástica, voluptuosa y precisa.

Los días del devenir
Francisco Hermoso de Mendoza
Ápeiron Ediciones
2024
112 páginas
Precio: 12 euros

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El frágil orden del universo (Eduardo Quijano Sánchez)

El libro de relatos El frágil orden del universo supone el interesante debut en la escritura de Eduardo Quijano Sánchez.

Son veinte relatos divididos en seis secciones que mantienen una unidad.

A tenor de los nombres de los personajes, de la querencia del autor por Bukowski (hay una cita de Charles en el vestíbulo del libro: Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al encontrarnos) y de la taxonomía humana presente, abundante en perdedores, borrachuzos, harleys, carreras de caballos (en el relato California en el que parece que hay gente a la que es imposible que la suerte le sonría por mucho que lo intente, la suerte)… todo me lleva a situarme mentalmente en cualquier villorrio de los Estados Unidos.

En la mayoría de los relatos los protagonistas son dos hombres, pueden ser amigos a los que les vale compartir el mismo tiempo y espacio mientras la vida sucede (Tormenta) o como en una secuencia torrentiana abrirse a hacerse unas pajillas y ver qué pasa (Los accidentes suceden), que quedan para cazar y descubran llevar en las cabezas cornamentas similares a las piezas de caza que quieren liquidar (Sensatos hombres blancos), que deciden amputarse un brazo como un acto de solidaridad con un amigo manco (El precio de una amistad) o como el resultado de una apuesta (El frágil orden del mundo), o bien por una discusión cinéfila, a cuenta de Blade Runner, son capaces de llegar a las manos (Sirenas) o un padre y un hijo, que son tal para cual, (Ratas), aunque también hay espacio para las relaciones de pareja vencidas por la monotonía y aliviadas por las Aficiones (que da título al relato) como los gusanos de seda; el amor, aunque como no podía ser de otro modo, sea con una mujer que tiene el corazón de hielo (Múnich), o bien ese amor que conduce a una mujer tan enigmática, y a la que es tan difícil llegar a su núcleo, que esta situación en manos de un científico, deviene en una ecuación irresoluble, y que solo puede tener un final (Un hombre racional).

Los relatos se despliegan como flores carnívoras en diálogos cortos, entre aquellos que se conocen tanto que no precisarían hablar para comunicarse. Y como bien se apunta en la contracubierta, el texto sí me arrima al comic underground norteamericano (espléndida la portada de Francisco José Asencio) y me imagino las palabras servidas en bocadillos de texto, porque las situaciones planteadas son alocadas, delirantes y animadas por un espíritu que se sustrae a toda corrección política, tanto en el lenguaje empleado como en las acciones llevadas a cabo por los personajes en los relatos.

Y la manera de trascender lo prosaico para entonces elevar la cabeza del ombligo, de la botella de bourbon, de las cervezas calientes o de las nubes es echar mano de la ironía, de la imaginación; de este modo desfilarán por los relatos la Vida (A golpes con la vida), la Muerte (Lo último que pasó justo antes de irse todo a tomar por culo), el Destino y sus imprevistos (como se ve en el jocoso relato La penúltima decisión de Louis K con el destino), la Estupidez (Idiotas) o la Enfermedad (Insondable condición humana), planteando diversos cara a cara a los humanos, ante una batalla que siempre sabemos perdida pero que no nos impide librarla, porque validando la cita de Bukowski hay que reírse del destino, no queda otra.

Un relato que creo que sintetiza muy bien el espíritu gamberro y transgresor del libro es “Cadena de montaje” que pienso hubiera sido un buen epílogo para el libro, cuyos irónicos títulos vemos qué desdicen lo que luego desarrollan.

Eduardo Quijano Sánchez
El frágil orden del universo
2024
115 páginas
Cazador de Ratas Editorial